NASA

Un chimpancé de altos vuelos

Hace 50 años, un simio sobrevivía tras viajar al espacio. Su vuelo duró 16 minutos y tenía como objetivo simular lo que experimentaría el primer astronauta.

El chimpancé Ham se prepara para viajar al espacio.
Un chimpancé de altos vuelos
NASA

Hace 50 años, el 31 de enero de 1961, el chimpancé Ham se convirtió en el primer homínido que sobrevivía tras un viaje al espacio y daba esperanzas al sector aeroespacial norteamericano en su deseo de enviar al hombre en un viaje suborbital.

Ham pertenecía al centro de medicina aeroespacial de Holloman (Estados Unidos), en donde aprendió a realizar algunas funciones básicas para pilotar la nave. Gracias a su entrenamiento, Ham logró alcanzar una altura de 253 kilómetros y permaneció durante siete minutos en estado de ingravidez.

El viaje se realizó dentro del proyecto llamado Mercury, cuyo objetivo era simular los que experimentaría el primer astronauta humano.

El despegue se llevó a cabo sin incidentes, pero un problema en el regulador de aceleración del cohete proporcionó un exceso de velocidad que no se resolvería hasta que se agotó el oxígeno líquido.

Un «halo de esperanza»

A pesar de que el vuelo duró 16 minutos y 39 segundos y la cápsula amerizó en el océano Atlántico, a 679 kilómetros de distancia del punto de despegue, el chimpancé fue, según ha señalado la NASA, el primer «halo de esperanza» de que en un futuro próximo los hombres podrían viajar al espacio.

Además, según señala la BBC, fue un gran paso para que los estadounidenses se impusieran en su carrera contra la Unión Soviética.

Y es que, antes que Ham, la agencia espacial estadounidense ya había experimentado, hasta en seis ocasiones, con el envío de simios al espacio exterior, sin embargo ninguno de ellos pudo sobrevivir al viaje.

Tras su viaje espacial y concienzudos estudios médicos, en 1963 el chimpancé Ham fue a vivir al Zoo de Washington, donde permaneció hasta septiembre de 1980 cuando se trasladó al Parque Zoológico de Carolina del Norte en Asheboro, lugar en el que falleció en 1983.

El Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se quedó con el esqueleto del chimpancé para someterlo a nuevos estudios y en la actualidad, sus huesos forman parte de la colección del Museo Nacional de la Salud y Medicina, en Washington DC.

Los demás restos mortales de Ham se encuentran en el Paseo Espacial Internacional de la Fama, en Almagordo (Nuevo México, Estados Unidos).