ENTREVISTA DEL DOMINGO

"No tengo interés en morir, pero no cambio mi estilo de vida"

Carlos Pauner cruza los brazos con los que ha escalado las cimas de la Tierra.
"No tengo interés en morir, pero no cambio mi estilo de vida"
josé miguel marco

Cuando hemos estrechado las manos, he notado algo extraño.

Sufrí amputaciones en los dedos. Es la consecuencia de las congelaciones. En el pie, también.

El precio del riesgo.

El motor del alpinista reside en afrontar retos que supongan mejorar y dar lo mejor.

¿Incluso la vida?

No tengo ningún interés en morir, pero no cambio mi estilo de vida. Vivo intensamente. Hay otra gente que se pasa la vida diciendo lo que pudo ser. Yo lo hago.

Que usted esté aquí, en cierta forma, es un hecho extraordinario. Casi milagroso.

El reto de afrontar los 14 'ochomiles' del planeta es durísimo. Es cierto que algunos compañeros han quedado en el camino, que la suerte me ha acompañado hasta ahora.

Esta pasión se asemeja a una historia de amor.

Sí, fue un flechazo. A los 15 años, paseando por Jaca, vi en una librería el libro 'Hielo, nieve y roca' de Gaston Rebuffat. Comencé a ver las fotografías y me entusiasmé. Desde ese instante supe que ese era mi mundo.

¿Cómo asumieron sus padres eso de trepar por las montañas?

Entendieron que me entusiasmaba. Comencé a escalar en Morata de Jalón y en Riglos. Después, hice la mili en la Base Aérea y me licencié en Químicas. Entré a trabajar en Proyex y me trasladaron a Navarra. Ese fue otro paso importante en mi carrera, pues entré en contacto con montañeros navarros y vascos, gente muy dura física y mentalmente.

Y se lanzó al Himalaya.

Intentamos un 'sietemil', el Kun. Fue una experiencia vital. Hicimos cima. Esto abrió las puertas de todo. Ya nada me detuvo.

Continúe, continúe, por favor.

En el año 2002, coincidiendo con el Año Internacional de las Montañas, el Gobierno de Aragón patrocinó el proyecto de ascender a las 14 montañas de más de 8.000 metros de altitud. Hago dos por año. Llevo ocho. Me quedan seis.

También activa ejecutivos.

Entrenamos directivos en el hotel Ordesa de Torla. Extrayendo conclusiones de las expediciones, encontramos herramientas útiles para el mundo empresarial. Las experiencias en la montaña pueden trasladarse a la empresa: nace un proyecto, vendes la idea, te rodeas de unos colaboradores, lideras un equipo, mantienes la motivación hasta en situaciones límite, gestionas el éxito y el fracaso...

Usted puede acabar perfectamente de ministro de Economía, oiga.

¿Sí?

Me han dicho que el Everest no es su techo.

Hemos montado una compañía aérea. Soy piloto comercial. Hacemos vuelos turísticos por el Pirineo, y viajes a la carta.

Usted no para.

Estoy siempre activo. Soy gente muy difícil para convivir. Me estimula la curiosidad, me pregunto cosas constantemente.

Malo el día que dejemos de preguntarnos por algo.

La curiosidad y la disposición para aprender son las mayores capacidades que puede tener un ser humano. Eso sí, es muy difícil conciliarlo con la vida normal.

Cantar, danzar, escribir, torear, pintar, esculpir, disfrutar, vivir... ¿Para qué una vida convencional si puede ser extraordinaria?

Y escalar... Acaba de dar con el sentido de mi vida. "Hay otra gente que se pasa la vida diciendo lo que pudo ser. Yo lo hago"