POLÉMICA

Se decide el futuro de los toros en Cataluña

El Parlamento catalán toma este miércoles una decisión histórica: la abolición o la continuidad de las corridas de toros en esta comunidad. Todo apunta a que serán vetadas, y la clave estará en las votaciones de CiU y PSC, que han dado libertad de voto en sus filas.

Mensajes antitaurinos junto a la plaza de toros de Zaragoza.
Mensajes antitaurinos junto a la plaza de toros de Zaragoza.
HERALDO

¿Toros sí o toros no? Tras algo más de siete meses de debate y encendida polémica, el Parlamento de Cataluña vota mañana miércoles si la llamada fiesta nacional desaparece para siempre de la región del noreste de España. El resultado puede ser ajustado, pero todo apunta a que las corridas de toros serán vetadas en un pleno histórico que ha generado gran expectación, también más allá de las fronteras españolas.


Los independentistas, los nacionalistas y la izquierda están mayoritariamente a favor de la prohibición de las corridas. En el otro extremo se sitúan los antinacionalistas y los conservadores del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.


Según algunas estimaciones, el resultado de la votación podría finalizar con el voto de hasta 81 de los 135 diputados a favor de la desaparición de los toros en Cataluña, una cuestión en la que algunos ven como trasfondo político el enfrentamiento identitario entre lo catalán y lo español.


La llave la tendrán las dos formaciones mayoritarias en la Cámara: los nacionalistas de Convergència i Unió (CiU), con 48 diputados, y los socialistas (PSC), con 37, que han dado libertad de voto en sus filas para encarar una posible prohibición que esta semana ha recibido el apoyo de 140.000 firmas procedentes de 120 países a través de la Sociedad Mundial para la Protección del Animal (WSPA, por sus siglas en inglés).


Es seguro que 33 diputados votarán a favor del veto: los 21 de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y los 12 de Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV). Y 17 lo harán en contra: los 14 del PP y los tres del grupo mixto.


El debate sobre los toros que culmina el miércoles comenzó en diciembre, cuando la mayoría del Parlamento catalán se pronunció a favor de abordar una iniciativa legislativa popular (ILP) que, impulsada por la plataforma Prou! (Basta) bajo el argumento de que las corridas son "una tortura" y un "maltrato evitable", logró recoger 180.000 firmas, 130.000 más de las necesarias para llegar a la Cámara.


Desde entonces, varias han sido las figuras destacadas que han defendido públicamente la llamada fiesta nacional, entre ellas el propio rey Juan Carlos, gran aficionado a ella. La tauromaquia es "un mundo cultural y artístico fecundo", dijo el pasado marzo durante una visita a la Real Maestranza de Sevilla. Regiones gobernadas por el PP como Madrid, Valencia y Murcia decidieron como reacción al debate catalán iniciar los trámites para declarar los toros bien de interés popular.


Los taurinos, más allá de defender que las corridas forma parte de la cultura española, argumentan que la prohibición no es una cuestión de derechos de los animales, sino política, una forma de romper lazos culturales entre Cataluña y el resto de España. "Se prohíben los toros porque hay banderas españolas en los tendidos", dijo el presidente del partido antinacionalista Ciutadans, Albert Rivera.


Es también la visión del PP y del propio mundo del toro, que en España ha dado figuras internacionalmente conocidas como Manolete, El Cordobés o Paquirri, a quienes la sociedad española convirtió en auténticos símbolos.


"No es una cuestión identitaria", sino que obedece a un "sentimiento moral", defendió el secretario general de ICV, Joan Herrera. "Es una salvajada aquí y en cualquier país del mundo. No se puede hacer del maltrato animal un espectáculo".


Cataluña, con 7,4 millones de habitantes, no será la primera región española en abolir los toros: las Islas Canarias lo hicieron ya en 1991, aunque allí hacía ya años que no se celebraba una corrida. Pero en suelo catalán sí existe tradición. De hecho, Barcelona, que en 2004 se declaró ciudad antitaurina, fue la única del país que llegó a contar con tres cosos taurinos.


Ahora, sin embargo, sólo sobrevive la Plaza Monumental, que dejará de funcionar en enero de 2012 si la prohibición sale adelante. La indemnización que el gobierno catalán tendrá que pagar a su propietaria, la familia Balaña, se estima en entre 300 y 500 millones de euros.


La fiesta de los toros, retratada entre otros por el pintor Pablo Ruiz Picasso o el escritor estadounidense Ernest Hemingway, ha ido perdiendo adeptos en España en los últimos años, según se aprecia en las encuestas que se han ocupado del tema. Y el número de festejos con estos animales ha ido descendiendo.


Por eso, algunos creen que más que prohibir las corridas de toros, lo que habría que hacer es dejar que la estocada final se la vayan dando ellas mismas, no sólo en Cataluña, sino también en el resto de España. El gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero ya dijo en su día que el veto no está en su agenda y que no es partidario de prohibir, sino de permitir "elegir en libertad".