REAL ZARAGOZA

Se busca sitio para armar el belén

El duelo de Copa de mañana ante el Málaga y el del domingo ante el Almería, doble medicina para olvidar el 6-1.

Afortunadamente, la semana posterior al lacerante 6-1 encajado en el Camp Nou ante el Barcelona no tiene siete días para rumiar semejante trago dentro del vestuario del Real Zaragoza. El inicio de la aventura en la Copa del Rey, mañana miércoles ante el Málaga en La Romareda, rompe de cuajo las opciones de atascarse peligrosamente en el análisis, más o menos calmado, de las consecuencias de tamaña goleada. El inminente duelo ante los andaluces y las ilusiones puestas en llegar lejos en la competición copera -como cada año por estos lares- ejercen de cortafuegos ante el vicio, muchas veces reflejo, de darle excesivas vueltas al grave accidente sufrido ante los azulgranas.


La experiencia propia, en tiempos pretéritos cuando se encajaron derrotas similares, y la ajena –simplemente mirando los antecedentes de la Liga pasada- dice que, con un buen partido mañana ante el Málaga y una victoria el próximo domingo en La Romareda ante el Almería, las cicatrices del 6-1 sanarán mucho más deprisa de lo que el todavía reciente retrogusto de ese apabullante marcador parece advertir. Transformar la profunda decepción que provoca un revolcón de esta naturaleza en un mero percance pasa por no caer en una crisis inmediata de resultados. Y, para ello, es necesario engranar dos victorias caseras en apenas cuatro días que, a priori, están al alcance de la mano de un equipo como el Real Zaragoza. El calendario lo patrocina.


Se presume positivo que la plantilla no vaya a tener demasiado tiempo de discutir y tratar en silencio, entre las cuatro paredes del vestuario, las causas de la estruendosa derrota en el Camp Nou. En apenas unas horas, su discurso y sus explicaciones las podrán desarrollar sobre el césped del estadio municipal, frente al colista de la Liga que es su primer rival copero: el Málaga. La revancha, esta vez, llega enseguida. En el fútbol profesional, cuentan siempre sus protagonistas que es la mejor medicina para cauterizar las heridas tras un fracaso puntual.


Hace dos décadas, cuando el _Real Madrid ganó 1-7 en La Romareda al Zaragoza de Luis Costa en los albores de la Liga, la sensación de desazón fue muy similar a la que ahora vive el zaragocismo. Pero esa crisis de credibilidad duró exactamente 15 días. El siguiente visitante del campo blanquillo, el Sevilla, se llevó un 8-1 espectacular que devolvió la calma a toda la parroquia aragonesa y encarriló al equipo en un camino de normalidad que no volvió a romperse en todo el año. Un ejemplo rotundo.

Si se vuelve la vista a lo ocurrido el año pasado bajo la guillotina del Barça, se aprecia cómo los catalanes lograron marcar 6 goles nada más y nada menos que a cinco de sus 19 rivales. Y, además, ametrallaron con sendos 5-0 a otros dos más. Ninguna de estas siete víctimas está ahora mismo en Segunda División. Todas lograron hacer, a su manera, la digestión de sus accidentes a manos del depredador Barça de Guardiola.


Desde el subcampeón Real Madrid; pasando por el Atlético de Madrid, que fue cuarto y juega, por ello, la ‘Champions League’; el Deportivo de La Coruña, que terminó séptimo; el Málaga, que fue octavo; el Almería, que acabó 11º tras una gran campaña; el Sporting de Gijón, que finalizó el torneo el 14º; hasta llegar al Valladolid, que fue 16º. Todos ellos pasaron un día por la trituradora barcelonista y quedaron en evidencia durante unas horas, pero supieron venirse arriba y jugar su liga sin efectos secundarios ni secuelas dañinas.


El ex entrenador zaragocista Vujadin Boskov, hombre de máximas, acuñó una de sus frases míticas en el verano de 1980, recién llegado al banquillo del Real Madrid procedente del cuadro blanquillo. En pretemporada, el Bayern Munich goleó a los merengues por un apabullante 9-1 que levantó ampollas, evidentemente. “Prefiero perder un partido por nueve goles que nueve por uno”, razonó acallando las críticas de un plumazo. Son días para aplicar este jarabe.