"Sabía que iba a ser yo"

Iván Quintero, uno de los niños que han cantado el Gordo tenía "muy claro" que iba a ser él quien lo hiciera.

Los niños del colegio de San Idelfonso que han cantado El Gordo del sorteo extraordinario de la lotería de Navidad han confesado que se sentían nerviosos e ilusionados, a excepción de Iván Quintero, quien tenía "muy claro desde el principio" que iba a ser precisamente él quien tuviera este honor.


Los hermanos Andrés y Andrea Cruz Martín, ambos madrileños, de 10 y 11 años respectivamente, han extraído el número premiado 79.250, algo que les ha hecho sentirse muy emocionados porque "nunca" se habían imaginado sacar la bola que llevará tres  millones de euros a los afortunados.


"Estamos muy cansados porque nos hemos levantado muy pronto para venir y también algo afónicos", ha comentado Andrés, medio apabullado por la presencia de tantos medios de comunicación.


A su edad, según ha relatado, tiene una "ilusión muy grande" y es que el premiado que recibirá tantos millones de euros le regale un balón de fútbol, mientras que su hermana, algo mayor y muy tímida, ni siquiera sabe qué pedir.


Eso sí, los dos están deseando celebrar la Navidad con sus padres al igual que hacen cada año, aunque en esta ocasión también festejarán su salto inesperado a la fama.


Iván Quintero, madrileño de 10 años, que ha cantado el premio acompañado de Andrea López, de 11, ha afirmado solemne que ya ha cumplido su "destino" y, además, ha apuntado que tenía la intuición que iba a ser precisamente él quien lo hiciera. Esta versión la han corroborado los otros tres muchachos: "Todo el tiempo se lo ha pasado diciendo que tenía clarísimo que iba a cantar El Gordo".


"Soy adivino", ha bromeado este niño de pelo peinado en forma de cresta, mientras que su madre ha declarado a los periodistas que ya estaba más tranquila aunque al principio "casi le da algo".


Quintero, que también estaba afónico ha bromeado con que se conformaría con que los afortunados le dieran las "gracias o un piso", si bien también querría una bicicleta o un patín.


Andreas, su compañero, ha confesado que no tenía palabras y en un tono un poco más pesimista ha dicho que lo de que los premiados les hagan regalos "es una leyenda aunque nunca se sabe".