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"¿No se puede hacer una zona de juegos un poquito más grande y sombreada?"

Varios niños juegan al mediodía en la zona infantil del parque de Eduardo Ibarra.
"¿No se puede hacer una zona de juegos un poquito más grande y sombreada?"
DIEGO GARCÍA

Primero fueron los meses de retraso de las obras de la plaza de Eduardo Ibarra (en la antesala de La Romareda), más tarde, la suciedad acumulada y los últimos retoques en pavimento y estanques. Apenas cuatro meses después de la inauguración, tuvieron que volver a levantar la plaza por filtraciones de agua, y con la llegada del verano de la Expo (el primero tras la reforma), se hizo patente la excesiva insolación de la zona. Ahora, año y medio después, continúan las críticas por esta céntrica plaza de 25.000 metros cuadrados, esta vez materializadas en la escasez de zonas de juego infantiles.

 

En el barrio de la Romareda hay, al menos, cinco colegios de educación primaria y secundaria, como son los de la Romareda, Doctor Azúa, Moncayo, Cesar Augusto o Cesáreo Alierta. En cambio, para poder disfrutar de zonas verdes y de ocio infantil, hay que acudir bien a los jardines de Al-Andalus y Taifa Saraquista (cerca de Gómez Laguna) o bien al Parque Grande. Gracias a la remodelación de la plaza de Eduardo Ibarra, los vecinos pudieron contar con otro pequeño reducto natural. No obstante, para muchos ciudadanos, sigue siendo insuficiente, como Carmen Cabeza, vecina del barrio, que denuncia la saturación de este parque infantil. "Cada tarde vamos cientos de padres con niños a la plaza de la Romareda y no hay apenas zona de juegos para ellos", explica.

 

Unos columpios para los más pequeños, un tobogán y un par de atracciones minimalistas (siguiendo la filosofía del diseño que impera en la plaza) son el repertorio de esta área de esparcimiento. "Ni siquiera hay una casita o un tobogán para los más mayores", critica Cabeza. "Es una pena que una ciudad como Zaragoza tenga una zona tan amplia y ponga un parque infantil tan diminuto. Otros lugares como la Gran Vía o la plaza de Los Sitios, mucho más pequeños, tienen muchas más cosas infantiles", señala Cabeza, que suele acudir a la plaza de Eduardo Ibarra con su niño de dos años cuando sale del cole.

 

Esta vecina se sorprende también de que no haya ninguna fuente para beber agua en las inmediaciones, y alerta de los escasos puntos de sombra que hay -algo mucho más acusado en verano-. "Con lo grande que es la plaza, ¿no se puede hacer una zona de juegos un poquito más grande y sombreada para el sol del verano?", pregunta. "Tenemos el Parque Grande cerca, y ese sí que es una maravilla, pero en invierno anochece antes y hace más frío y apetece salir un rato a jugar con los niños después del cole sin tener que andar tanto", cuenta.

 

Para Cabeza el tema de los bancos que rodean el parque infantil es también un despropósito. "Parecen hechos para que nadie pueda permanecer en ellos mas de diez minutos, en especial la gente mayor", cuenta. La queja no es exactamente nueva. Hace meses, los vecinos reclamaron y el Ayuntamiento colocó otros bancos -"mucho más cómodos", indica Cabeza- en los laterales de la plaza. "Pero los que están al lado del parquecillo están siempre vacíos", dice.

 

Desde el Ayuntamiento apuntan que, por el momento, no hay ningún proyecto previsto para esta plaza. "Al final, iremos a otra zona, pero es una pena que con tanto espacio libre para que los niños jueguen como hay, no se aproveche", concluye Cabeza.