HERALDO ABIERTO

Por una simple gota de mercurio

En Zaragoza no existe ningún mecanismo gratuito para que un ciudadano pueda deshacerse del mercurio de los termómetros viejos sin perjudicar al medio ambiente. Para dejar una pequeña cantidad en una gestora de residuos es necesario pagar unos cien euros.

En Zaragoza no existe ningún lugar en el que un ciudadano pueda deshacerse de sustancias tóxicas peligrosas como el mercurio de forma respetuosa con el medio ambiente. Al menos, no sin pagar.


Hay empresas de gestión de residuos que se encargan de tratar elementos como el mercurio, pero cobran sus servicios de recogida a precios elevados ya que su tarifa está diseñada para tratar con empresas y gestionar desechos a nivel industrial y no están preparados para trabajar con particulares. Por ejemplo, depositar el mercurio que sale de un termómetro viejo cuando se rompe cuesta unos cien euros.


Un material peligroso


El mercurio es un metal pesado, tóxico y muy peligroso en grandes cantidades que se encuentra en elementos como espejos, fluorescentes y, sobre todo, en termómetros antiguos. "La cantidad de mercurio que hay en los termómetros es pequeña para llegar a producir toxicidad aunque, excepcionalmente, hay casos registrados de niños muy pequeños intoxicados por ese material", explica Ana Ferrer, jefe de la Unidad de Toxicología Clínica del Hospital Clínico de Zaragoza.


Aunque la cantidad sea pequeña, el cuerpo humano no es capaz de metabolizar el mercurio. Se deposita en los tejidos grasos y se va acumulando. El metal pesado es dañino por inhalación, por ingestión y por contacto. No se disuelve en el agua y el ser humano puede entrar en contacto a través de la ingestión de animales y de plantas que previamente lo han absorbido, por eso, tirarlo a la basura es poco recomendable.


A Heraldo Abierto llegó la pasada semana un lector con un frasco de mercurio. Lo había encontrado en la calle y contenía una cantidad muy pequeña del metal pesado, como la que queda al romperse un termómetro viejo. Al intentar deshacerse del frasco sin perjudicar al medio ambiente empezó su pesadilla. Ni puntos limpios, ni DGA, ni el vertedero se hacían responsables del residuo.


Desde Heraldo Abierto hemos seguido los pasos necesarios para que un ciudadano pueda deshacerse de una pequeña muestra de material tóxico como el mercurio, pero el resultado nos indica que desde la instituciones responsables no se ha previsto esa opción.


Ni los puntos limpios, ni el vertedero, ni la Policía Local, ni el departamento de Residuos Tóxicos de la DGA se hicieron cargo del mercurio. En ningún momento nos preguntaron de cuánta cantidad se trataba ni dónde había salido. Una institución pasaba la responsabilidad a la siguiente y el único lugar donde nos propusieron una solución fue en la DGA. "Si no quieres pagar tanto, lo mejor es que lo tires a la basura", fue el consejo que nos dieron desde el departamento de Residuos Tóxicos.


Desde Ecologistas en Acción Aragón indican que uno de sus caballos de batalla consiste en que las farmacias se hagan cargo del mercurio de los termómetros, igual que recogen los antibióticos caducados. Hasta ahora, no han conseguido grandes resultados.


En los hospitales, sin embargo, sí que existen contenedores para recoger el mercurio, pero no son para uso particular, de forma que los ciudadanos no pueden dejar allí los restos de los termómetros que se les rompan en casa.


"Aunque resulta difícil conseguir un control sobre los residuos particulares de mercurio, lo lógico es que hubiera algún dispositivo al alcance de los ciudadanos para deshacerse de este material. Por las mismas razones que se recogen las pilas, se debería recoger el mercurio", indica Ana Ferrer.