UNA PROTAGONISTA

Por los aires con la Familia Real

En una reciente publicación, Doña Sofía se confesaba buena fisonomista, relatando cómo reconoció a una auxiliar de vuelo en Cariñena: a la zaragozana Silvia Medrano

Medrano, en la plaza del Pilar
Por los aires con la Familia Real
OLIVER DUCH

Suena el teléfono. La tía de Silvia, al otro lado de la línea, le dice, visiblemente emocionada: "En el libro de Pilar Urbano sobre la Reina, ¡te nombran!". Después, vendrían más llamadas de amigos y familiares. No le hacían falta más pruebas. Doña Sofía seguía acordándose de ella. Todo un detalle tras casi un año sin volar juntas.

 

Y es que esta militar zaragozana estuvo durante cinco años como auxiliar de vuelo en el 45 Grupo de las Fuerzas Armadas. En su trabajo, le tocó atender a todos los ministros -no siempre a la vez, cla-ro-, viajó con miembros de la presidencia del Gobierno y, en ocasiones, con mandatarios internacionales, como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Pero muchos de estos vuelos los realizó con la Familia Real. De ahí su satisfacción por que la Reina tuviera una mención para ella. Porque en el libro editado hace unos meses, la Reina se define como una buena fisonomista. Y, para ejemplificar su don, recuerda que, en una fiesta en Cariñena, creyó reconocer a alguien. Se acercó y le preguntó. Y, efectivamente, era Silvia Medrano, tiempo después de cambiar de cometido dentro del Ejército. "Me emocioné muchísimo", reconoce.

 

"Mi padre tenía un bar en Cariñena -recuerda- y fui a la Fiesta de la Vendimia. Tras el acto oficial, la Reina me vio y me dijo: 'Sé que te conozco, pero no te ubico'. Cuando le respondí que había volado con ella, me soltó: '¡Silvia!". Y no solo eso. Doña Sofía le preguntó qué tal le iba en Zaragoza en su nuevo trabajo. Porque, cuando dijo adiós a su anterior puesto, la militar logró plaza en Zaragoza, donde ahora imparte clases en la Escuela de Técnicas, Seguridad, Defensa y Apoyo. "Mi último vuelo fue con ella, doña Letizia y las niñas. Les hablé de mis nuevos planes y ellas me dieron las gracias", recuerda Silvia.

 

Pero es que siempre hubo un trato especial entre esta cabo primera del Ejército del Aire y Su Majestad la Reina. Según cuenta la zaragozana, uno de sus primeros vuelos fue a Palma de Mallorca con Doña Sofía. Estaba nerviosa, le tocaba servir la cena? y había turbulencias. "El avión se movía de forma 'soberana' -la expresión es suya-. La Reina, que me vio, me agarró del brazo y me sentó frente a ella. Le dije que no se preocupara, pero insistió: 'Tú aquí sentada hasta que el avión se deje de mover'. ¡No sabía qué decir!", relata.

 

Su trabajo fue tan intenso durante esos años, que Silvia confiesa que aún no ha vuelto a montarse en un avión. "No por miedo -matiza-. Me da vergüenza decirlo, pero es que he estado en muchas partes del mundo y aún no conozco mucho España", informa esta zaragozana, que tiene grabada a fuego la fecha de su ingreso en el Ejército. "El 25 de mayo de 1996. Yo había estudiado Enfermería y, luego, me metí a la mili. Era el cumpleaños de mi madre? y ¡le di un disgusto!", reconoce Silvia. Con el tiempo, todo su entorno se acostumbró y, ahora, están orgullosos. "Mis amigos me pedían que no me volviera pija. ¡Si nunca lo he sido! Creo que lo decían por la ropa, porque, si acompañaba a autoridades, ¡no iba a ir con unos vaqueros rotos!", suelta con espontaneidad.

 

Hoy, ya no se acuerda de todos los destinos que ha visitado estos años, pero destaca dos: Tailandia y Japón, donde viajó con los Príncipes de Asturias. "Me resultó impresionante", cuenta. Tanto, como su experiencia al lado de los distintos miembros de la Casa Real. "Aprendí mucho -señala-. Ves su trabajo, el entorno, el protocolo? Son gente muy cercana y muy educada. A la Reina se la ve seria en la tele, pero es muy humana", revela la militar zaragozana, que espera poder volver a verla algún día. "Creo que, si nos encontráramos de nuevo, me volvería a reconocer -opina Silvia-. ¡Y más después de verme aquí, porque los Reyes leen la prensa todos los días!".