EN VERANO

Peligro por vacaciones

Escuece como una ortiga, pero en el mar. Además, quema mucho. Es como un latigazo eléctrico, que se enrojece al tomar contacto con el aire. Si reconoce los síntomas, es que le ha picado una medusa, y no precisamente la del amor. No se alarme: lave la zona con agua marina, nunca con agua dulce, y quite los restos con unas pinzas. No rasque ni frote la zona, para aliviar el dolor puede poner frío sobre la picadura. Y si observa síntomas como naúseas, mareos o calambres vaya al hospital más próximo. Esta situación se va a repetir más en los próximos años. ¿Las soluciones? Prevenir y acostumbrarse.


En el Mediterráneo, en el Atlántico o en el Cantábrico. Este verano podemos encontrar medusas en cualquier parte de la costa española. Es cierto que algunas llegan con el aumento de temperatura del agua, pero otras viven en aguas frías. Todas tienen en común que albergan veneno, incluso una vez que han muerto. Para el biólogo marino y profesor en investigación del CSIC Josep Maria Gili un caso curioso es el de San Sebastián: "La Pelagia ha llegado y ha inundado las playas donostiarras". Se refiere a la Pelagia noctiluca, una especie de oscifozoo en forma de seta, transparente y rosácea con manchas amarillas. Viven en la superficie del agua y por la noche es fosforescente.


Otra novedad es la presencia de la Carabela portuguesa en las costas andaluzas y asturianas, que no es propiamente una medusa, pero se le parece en forma y en la picadura. Eso sí, es mayor y posee un veneno más potente. "Tiene gran densidad de células y son el doble que las de las medusas", dice Gili.


¿Por qué hay medusas?


El profesor Gili pone especial énfasis en distinguir "la proliferación de medusas en el mar abierto de la llegada de estas a las costas". Lo primero, para el investigador, "tiene que ver con la sobrepesca de los peces grandes, por lo que a las medusas no se las come nadie". Sin embargo, el segundo aspecto sí está relacionado con el cambio climático ya que, según Gili, "las corrientes de mar hacia tierra son más frecuentes en temporada estival" y, por eso, en los años más frescos la temperatura hace de "barrera natural para la entrada de medusas a las costas".


Las barreras naturales de las que habla el profesor se están perdiendo por la escasez de lluvia y por los embalses. Razones por las cuales Gili afirma que las medusas "van a estar", por lo que hay que "perderles el miedo y hacer más planes de prevención". Algo que el Ministerio de Medio Ambiente español intenta todos los años con la 'Campaña Medusas', en la que se informa de los riesgos y se pide colaboración a los ciudadanos para la localización de bancos de medusas. A las razones del profesor del CSIC, el Ministerio añade una: la contaminación por hidrocarburos.


A largo plazo, Josep Maria Gili apuesta por "cambiar la gestión de la pesca: qué y cómo hacerlo". Para el investigador, "se ha estado llevando mal durante décadas". "Ahora -continúa- se está descubriendo que los peces grandes son esenciales para controlar las medusas y, además, ponen unos huevos de gran calidad". El problema de las medusas no solo estropea el verano, sino que los pescadores del País Vasco las culpan de la disminución de la anchoa.


Bañarse a todo riesgo


"Al bosque nos llevamos cremas antimosquitos. ¿Por qué a la playa vamos como si fuese a la piscina?", se pregunta Gili. Mientras que por picadura de medusa no ha habido ninguna muerte en España, cada año fallecen más de 2.000 personas por ahogamiento, sumersión o sofocación accidentales, según datos arrojados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En 2007 fue causa de defunción para 2.569 personas, de las que 85 eran menores de edad.


La cifra no es más alta en las costas gracias a la acción de Protección Civil y Cruz Roja. En lo que llevamos de temporada estival, desde el 1 de julio, fuentes de Cruz Roja han informado de que se ha rescatado en riesgo inminente de ahogamiento a más de 400 personas, se ha auxiliado a casi 500 embarcaciones, se han realizado cerca de 30.000 asistencias sanitarias, de las que 500 han tenido que ser evacuadas a hospitales, y se ha atendido en torno a 600 menores extraviados.


Unas cifras que confirman la necesidad de tomar precauciones cuando se acude a las playas, las piscinas o los pantanos. Cruz Roja afirma que 9 de cada 10 de los accidentes que se producen son consecuencia de descuidos.


Si no se ha podido evitar el accidente, se aconseja seguir el protocolo PAS: prevenir, alertar y socorrer. Silvia García, monitora del Área de Soccorros de Cruz Roja Aragón, recomienda que, "una vez se ha puesto a salvo a la persona herida, lo primero que hay que hacer es avisar al número de Emergencias, el 112, si no hay un socorrista cerca".


Cuidado con el termómetro


Aunque el mal tiempo nos estropee las vacaciones, el calor excesivo tampoco es buen compañero de viaje, ya que puede provocar golpes de calor. Ocurre cuando se produce un desajuste térmico en el cuerpo y sus síntomas son dolor de cabeza, fatiga, calambres, nauseas y sudoración excesiva. Los más expuestos a un golpe de calor son los enfermos, los mayores de 75 años, los menores de 6 años, los obesos y los deportistas. ¿Cómo prevenirlos? Evitando las horas centrales de los días calurosos y los lugares desérticos sin agua. También puede ser útil un nuevo servicio gratuito del Ministerio de Sanidad para aquel que desee recibir un SMS a las 10 de la mañana informando de las temperaturas máximas y mínimas de una localidad concreta, así como de las alertas. Al fin y al cabo, si nos protegemos del frío, ¿por qué nos dejamos a la deriva del calor?