SEGUNDO PREMIO, EN ARAGÓN

"Para la hipoteca y la boda de mi hermana"

Los trabajadores de Alfa Romeo en Zaragoza, fieles al modelo de vehículo 147, compraron 50 décimos del número agraciado.

Trabajadores de Alfa Romeo celebran que les ha tocado el 2º premio de la lotería. Algunos empleados tienen más de tres décimos.
¿Para la hipoteca y la boda de mi hermana¿
ESTHER CASAS

En el concesionario de vehículos Alfa Romeo de Zaragoza, ubicado en el Polígono Molino del Pilar, juegan al mismo número de lotería desde hace diez años, cuando comenzaron a vender el modelo de coche Alfa Romeo 147. Desde entonces, compran décimos del número 00147 allá donde se encuentre.


Este año es el último en el que se fabrica este modelo de automóvil y la suerte quiso regalarles un segundo premio, 100.000 euros por décimo. “Es como un homenaje a este ejemplar de coche, que es precioso y se ha vendido muy bien. Llevamos una década apostando por él y justo este año que deja de fabricarse, ¡nos toca!”, exclamaba el gerente del concesionario, Sergio Sola.


En esta ocasión, compraron los décimos en la administración 2 de Calatayud. “Buscamos dónde estaba el número y encargamos alrededor de 50 décimos”, explicaba Sola. En total, han repartido 5 millones de euros entre los quince empleados que tiene la empresa, clientes y amigos. “Hemos vendido décimos completos, no participaciones. Quien haya comprado se ha llevado un buen pellizco”, afirmaba el gerente.


Encendieron la radio justo en el momento en el que cantaban el segundo premio. “La he puesto y, cuando me iba hacia mi mesa, he escuchado 147. Me he puesto a gritar como una loca: ¡Nos ha tocado, nos ha tocado!”, contaba Toñi Alejandre. Sus compañeros, no la creían. “Me he quedado mirándola atónita y cuando he visto que no paraba de gritar el número, he empezado a saltar yo también”, decía Vanesa Jaca, administrativa de ventas a la que le han tocado tres décimos.


“No me lo puedo creer, ¡300.000 euros!”, chillaba sin parar. Uno es para ella y su marido, y los otros dos a repartir entre los miembros de la familia. “Me gastaré parte en la boda de mi hermana”, afirmaba entusiasmada. A Ana Ramírez, de recambios Fiat, también le va a salir gratis la boda. “Juego un décimo y me caso el 9 de julio. Con 100.000 euros ya tengo para pagar el banquete e irme de viaje a Rivera Maya”, comentaba entre saltos y abrazos.


También Héctor Peralta, cliente y amigo, jugaba unos cuantos décimos. “Este año me ha tocado la lotería por partida doble”, repetía sin parar. Y es que, además del segundo premio, fue padre hace unos meses. “Mira, de fondo de pantalla del móvil ya tengo una foto de mi niña con los boletos premiados”, mostraba teléfono en mano.

Para pagar la hipoteca

La mayoría de los afortunados coincidían en que emplearán el dinero en amortizar su hipoteca o, al menos, en ponerla al día. “Pagaré al banco, que falta me hace, y me reformaré el baño, que llevo años queriéndolo cambiar”, explicaba Antonio Castel, trabajador de Alfa Romeo. También Peralta gastará el dinero en tapar agujeros. “Debo bastante dinero, este año ha sido muy malo en el sector del automóvil, y por eso me viene como anillo al dedo”, indicaba.


Pero también habrá lugar para proyectos futuros y pequeños caprichos. Teo Quilez, jefe de taller, sueña con comprarse un apartamento en la playa. “Lo he querido siempre y ahora, echando cálculos, quizá pueda permitírmelo”, señalaba. A ninguno de los premiados les había tocado nunca la lotería. “Esto es una gozada, la sensación es indescriptible. Todavía no me lo creo del todo”, comentaba Quilez.


Algunos trabajadores de otras empresas y varios curiosos se acercaron al concesionario para dar la enhorabuena a los afortunados. Hasta allí fue Carmen Estacho, que ganó un segundo premio en Zaragoza hace tres años. “Me emociono solo de verlos. Al principio estás colapsado y la primera noche te despiertas tres o cuatro veces pensando si todo ha sido un sueño”, recordaba. Después de tres años todavía guarda parte del premio. “Tengo un colchón para afrontar la crisis”, aseguraba.


En esta ocasión, ningún empleado cogerá el premio y abandonará su trabajo rumbo a tierras lejanas aunque, aseguran, no podrán evitar mostrar, durante días, “una sonrisa de oreja a oreja”.