MÚSICA Y GASTRONOMÍA

Músicos con mucho morro

El grupo zaragozano Vinomán incorpora un chef que cocina durante sus conciertos para todo el público. Y, de paso, para ellos.

Miguel, Nito, Fernando, Ángel y Jesús, en Le Petit Comité de Zaragoza. Bien contentos, y eso que faltaban dos del grupo.
Músicos con mucho morro
CARLOS MONCíN

Describen sus canciones como irónico-gástricas, lógico en un grupo que no ensaya sin vino y jamón. "Mientras componemos, las tripas suenan", reconoce su cantante y guitarrista, Nito. Así, normal que se bautizaran como Vinomán. "Fue por la serie esa de dibujos tan cutre, la de 'Biomán", rememora Miguel, el bajista. Pero no es del todo cierto: sus correrías nocturnas también ayudaron. "Hacíamos una ruta por bares que luego apuntábamos en un cuaderno y nos conocían como los 'vinomanes", reconoce Nito.

Sed, desde luego, no pasan. Ni hambre. Porque es el primer conjunto musical que incorpora un cocinero para sus actuaciones. Y no en los camerinos; en escena, y para todo su público. "Cuando vas de bolo, no da tiempo de cenar. Así, comemos seguro", justifica Miguel. "Tenemos seguidores, aunque algunos solo vienen a comer", bromea Jesús, el chef, que lo mismo corta jamón -"y eso que soy zurdo"-, que hace palomitas o prepara bacalao al ajoarriero. "Estamos negociando con Arzak?", cuenta , guasón él.

Llevan doce años sin sacar disco. El 'baby boom' en sus filas tiene la culpa. Pero este año, por fin, lanzarán nuevo trabajo. "Llevamos cinco años preparándolo", apunta Fernando, el lado folkie de la formación, con la dulzaina y la gaita aragonesa. Y ¿cuándo sale? "Pues un martes, seguramente", dice Nito. "Y regalaremos con él una peladilla o un trozo de queso", se inventa sobre la marcha Ángel, encargado, en sus palabras, "del saxo duro". Bromas aparte, un componente de Ixo Rai les ayuda en este trabajo tocando la mandolina, y también cuentan con José Miguel a la batería y con Manolo -"el doble del Fary", según sus compañeros- a la guitarra eléctrica.

Toda la 'troupe' piensa ya en el directo, su punto fuerte. "Empezamos en el 'Medio kilo de rock' y lo hundimos, porque no se volvió a hacer", informa Nito. Han pasado 16 años, pero siguen adelante. "Somos poco sanos, es lo que nos ha hecho continuar", opina Ángel. "Ahora, solo hacemos 4 o 5 conciertos al año, lo que nos permiten nuestras obligaciones familiares. Así, creamos más expectación", ironiza Fernando. El próximo será el 26 de junio, en las fiestas del Gancho.

La música, más que hobbie, es excusa. En una de sus últimas actuaciones cobraron 300 euros. "Y nos gastamos 600 en la comida", recuerdan. Ellos mismos pagan de su bolsillo el menú que ofrecen, así que, al final, tienen pérdidas. Han llegado a lanzar caramelos de chorizo con cohetes y algún bar les ha vetado por hacer migas y dejar una mancha en el techo o por llevar sangría. "Solo tocábamos media hora y no daba tiempo de cocinar, así que llevamos de beber. Pero al del local se conoce que le sentó mal", cuenta Miguel. Con esa filosofía, normal que lleven tres años entre los tres primeros en el concurso de cuchufletas de los carnavales. Para el futuro, aún quieren embarcarse en nuevos proyectos. "Telequinesia", salta Jesús. "No, cantos de bodega", le replica Nito. Y, esta vez, parece que va en serio?