DIVORCIO

Matrimonios en crisis, y no solo económica

España, que celebra ahora el 30 aniversario de la Ley del Divorcio, es el país de la Unión Europea en el que más ha crecido el número de rupturas matrimoniales en los últimos diez años, especialmente desde 2005.

En el año 2009 se produjeron en España 98.359 divorcios.
Matrimonios en crisis, y no solo económica
HERALDO

El 7 de julio de 1981 constituye una fecha clave en la historia de España. Con San Fermín como protagonista y el recuerdo del intento de golpe de Estado del teniente coronel Tejero todavía fresco en la mente de los españoles, el Congreso de los Diputados dio luz verde a la Ley del Divorcio. Ahora se cumple el 30 aniversario de esta ley, cuya aprobación supuso librar una dura batalla al entonces ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez (UCD), y dificultó las relaciones entre el Estado y la Iglesia. La de 1981, la primera Ley del Divorcio de la democracia, requería pasar un año de matrimonio antes de pedir la separación legal, que constituía el paso previo obligatorio al divorcio. Además, exigía alegar causas legales de separación, entre las que se contemplaban el alcoholismo, la infidelidad o el cese de la convivencia conyugal.


Esta norma, que se había mantenido intacta desde su aprobación, volvió a suscitar una polémica en 2005 cuando el entonces recién nombrado presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, impulsó su renovación. Los socialistas promovieron una reforma de esta ley que eliminaba la necesidad de la separación como paso previo al divorcio, así como la obligación de alegar causas legales.


Además, se dejaba abierta la posibilidad de que los cónyuges acordasen la custodia compartida de los hijos. El 10 de julio de 2005 entraba en vigor esta reforma que fue denominada popularmente como Ley del Divorcio exprés. «En lo que más se ha notado esta ley ha sido en la reducción de las separaciones y en el aumento de los divorcios, que suponen más del 90% de los casos. En definitiva, con esta ley se han simplificado los trámites para el ciudadano», explica Manuel Ferrer Andrés, abogado de familia de Zaragoza.


Aumentan las rupturas


Desde la aprobación de la Ley del Divorcio en 1981, el número de personas que han decidido poner fin a su matrimonio ha experimentado un «aumento exponencial», según señala Ferrer Andrés. Este incremento fue especialmente notable a partir de 2005, con la aprobación de la Ley del Divorcio exprés. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2009 se produjeron en España 98.359 divorcios, mientras que el total de uniones, tanto civiles como religiosas o por otros ritos, fue de 175.952. Según el presidente del Instituto de Política Familiar de España (IPF), Eduardo Hertfelder, «España es el país de la Unión Europea donde más ha crecido el número de divorcios en los últimos diez años». Además, según Hertfelder, «junto con Bélgica y Hungría, España es el país comunitario con la mayor tasa de rupturas por matrimonio ya que, por cada tres nuevas uniones, se rompen casi dos».


Por comunidades, las que más divorcios registraron en 2009, según datos del INE, fueron Cataluña (18.143), Andalucía (17.494) y la Comunidad de Madrid (13.434). Por su parte, La Rioja (578), Navarra (1.074) y Cantabria (1.252) fueron las autonomías con menor número de divorcios. Aragón, con 2.318 rupturas, se encuentra entre las regiones con la tasa más baja.


Los motivos que explican estas elevadas cifras son de diversa naturaleza. Según Francisco Javier Rodríguez Melón, sociólogo y ex decano de la Asociación de Sociólogos de Zaragoza, este aumento se debe a « la secularización de las relaciones matrimoniales», lo que provoca que muchas parejas recurran al divorcio como solución a sus problemas. Rodríguez Melón también destaca la «falta de madurez» en las relaciones actuales. «Se acortan los periodos de convivencia antes del matrimonio y hay una escasa capacidad de aguante. Lo que antes se resolvía con el diálogo, ahora ya no», indica el experto.


Crisis económica


La disolución del matrimonio no es cuestión de unos pocos euros. Aunque es cierto que la reforma de 2005 redujo los procedimientos e hizo que el divorcio se abaratase, lo cierto es que poner fin a una relación matrimonial requiere de un importante esfuerzo económico. «En el caso de un divorcio contencioso, en el que pueden existir diversos procesos judiciales, el coste de la ruptura suele ser más caro que si se trata de uno directo, cuyo coste ronda los 2.000 euros», explica Manuel Ferrer Andrés.


La crisis económica también se refleja en el número de personas que deciden poner fin a sus matrimonios. Según Hertfelder, la coyuntura económica actual ha hecho que muchas parejas «pospongan el divorcio». Además, según Ferrer Andrés, la crisis ha originado «rebajas en la custodia y en las pensiones a los hijos». Según este abogado de familia, los jueces son sensibles con el desempleo que sufren algunos padres y entienden que, ante estas circunstancias, «no se pueda cumplir con las obligaciones que fijó el juez en su día».


Cambios en la familia


Pese a que la crisis económica ha frenado el número de divorcios, las rupturas matrimoniales de los últimos años han supuesto una serie de transformaciones sociales. «Se está perdiendo el concepto de familia como padre, madre e hijos. Nos movemos hacia un modelo donde prima la independencia del individuo y existen diversos modelos de hogares», apunta Carlos Herráiz, presidente de la Asociación de Padres Separados de Madrid. Unido al concepto de las rupturas matrimoniales, los expertos destacan el aumento de las segundas nupcias de los divorciados. «No solo hay fracaso, sino que después hay una recomposición familiar», explica Rodríguez Melón. Según este sociólogo, en muchos casos las separaciones originan «nuevos matrimonios, parejas de hecho o relaciones consentidas».


El futuro a medio plazo puede contemplarse desde diferentes perspectivas. Para Hertfelder, los datos apuntan a «un aumento de la ruptura familiar». Por su parte, Rodríguez Melón considera que la tendencia para los próximos años es «la consolidación y extensión de la diversidad familiar» y «el incremento de los hogares reconstruidos». El deseo de un aumento en la tasa de fecundidad y la mejora de las políticas familiares son, independientemente del número de divorcios, un anhelo para cualquier experto en materia social.