IGLESIA

Manuel Ureña: "La nueva cara del Pilar será el disparo que anuncie la Expo"

Tres años después de tomar las riendas del Arzobispado de Zaragoza, Manuel Ureña presentará pasado mañana buena parte de los frutos de sus desvelos: el Pilar estrena nueva imagen una vez que se han limpiado sus fachadas, y también la nueva iluminación.

Parece un milagro que la catedral basílica del Pilar luzca para la Expo una cara tan limpia.


Hemos hecho lo que hemos podido. Los exteriores del Pilar se encontraban en un estado muy deficiente. Pero era necesario crear las condiciones para hacer posible esas obras. Gracias al anterior arzobispo, Elías Yanes, y el Cabildo Metropolitano, entre 2002 y 2005 se arreglaron los tejados, en concreto las cúpulas y los cupulines, se colocaron unas tejas vidriadas maravillosas de unos talleres de Alcañiz, y se comenzó a restaurar la Torre Alta que da a la plaza, la más antigua.


Y en ese año 2005 llegó usted a Zaragoza.


Sí, y es digno de mención que entonces, el arzobispo Elías Yanes y el Cabildo habían estudiado la posibilidad de encargar un nuevo órgano mayor, que han dado lugar al estreno, este año, de un órgano maravilloso hecho por la casa Klais, uno de los mejores de Europa de nueva factura. Al mismo tiempo, se recuperó la cúpula Regina Martyrum de Goya. Todo eso lo inauguré yo, pero ya estaba en marcha cuando vine.


Luego llegó la segunda fase de las obras.


Sí, que ha durado tres años y afecta a las cuatro fachadas de la basílica, más las capillas de San José y la de Santiago, que están quedando una maravilla gracias a la ayuda económica de Horcona y serán inauguradas y bendecidas el próximo día 11, a las 20.00. Más la Torre Baja que da a la plaza.


¿Y llegará a tiempo por fin para la Expo?


Se puede proclamar que el día 11 no quedará un andamio vivo, habrán sido todos abatidos y retirados. Estará plenamente culminada la restauración de las fachadas norte, este y oeste. Lo mismo puede decirse de la fachada sur, en la que hay un elemento escultórico emblemático, el retablo de Pablo Serrano. Ha sido totalmente tratado, repristinado y restaurado con la mayor precisión.


¿Qué elementos considera significativos en este proceso de restauración?


Además del retablo de Pablo Serrano, quien pase por Echegaray y Caballero y se sitúe en la acera que da al Ebro podrá contemplar en los muros de la fachada norte de la basílica una serie de muescas o mordeduras muy perceptibles, que han sido dejadas tal cual en beneficio de lo que podríamos llamar "memoria histórica", porque se trata de impactos de balas del ejército napoleónico. Y también se han recuperado las campanas, que no sonaban y estaban, como dice Bécquer, "esperando la mano de nieve que venga a arrancar el sonido".


¿Usted es la mano de nieve?


No, ésta es la mano de un pequeño labrador de provincia. Pero ahora la campana de la Torre Alta está siendo restaurada para que podamos escuchar su sonido el día 11 por la noche. Y también la de la Torre Baja, una torre muy significativa cuya restauración está corriendo a cargo del empresariado y de las cuatro asociaciones empresariales de Aragón, y que cuesta 2.100.000 euros. Y el resto ha sido posible gracias a la DGA, IberCaja, la CAI, y el Cabildo Metropolitano, que ha cubierto la mitad de las restantes obras.


¿Cómo serán los actos del 11?


Se ha buscado esa fecha para distinguir la inauguración de las obras de los exteriores del Pilar y el primer acto de la nueva de iluminación y el comienzo de la Expo. Será bonito que esa noche, con la iluminación tan estética como científica, sea el primer disparo que anuncie la Expo, realizado desde la fe y la buena voluntad de la gente. A las 20.30 comenzarán los actos tocando cuatro bandas, después habrá unas intervenciones y luego sonarán las campanas invitando a los zaragozanos a ir a la plaza. Pasaremos a ambas riberas del Ebro en el tramo de la basílica y se iluminará. Y habrá luego un castillo de fuegos artificiales.


Desde ahora no se pueden llevar velas de cera a la Virgen. ¿Qué diría a los devotos a quienes les resulta difícil dejar atrás esta tradición?


La devoción permanece en sus elementos sustanciales, el acto de fe y postración al santo se puede hacer a través de una vela encendida, o a través de una iluminaria o candela eléctrica. Comprendo a quienes se sientan un poco desangeladas, pero se toma esta opción para que el interior de la basílica soporte la mínima contaminación y para evitar riesgos, porque no sería la primera vez que puede haber peligro de incendio. Además, esta medida se está tomando en todas partes. Si se pudiera poner un crematorio de velas fuera del recinto de la basílica, como en Lourdes, pero aquí no se puede porque está circunscrita por aceras, una plaza y el paseo Echegaray y Caballero.


¿Satisfecho del resultado del pabellón del Vaticano?


Ha sido una carrera rápida y hemos salido airosos porque la Santa Sede estará presente en Expo. Estará en el pabellón de los países participantes y es una gracia, ahora se trata de ir a verlo.


Hay quien cuestiona que el Vaticano participe en estos fastos.


La Iglesia ha de estar presente en todas partes. La Iglesia no mete las narices donde no debe meterlas, pero sí donde debe hacerlo. La Iglesia ha estado presente en la cultura porque tiene que anunciar el Evangelio, y lo anuncia en el Tercer Mundo, a los pobres, a los ricos, y en la Expo también porque se va a hablar del agua. Si la Expo fuera de maquinaria agrícola, la Iglesia no acudiría. Si le falta agua a las personas, se hiere su dignidad, y la Iglesia se ocupa de la dignidad de las personas. Por tanto, la Iglesia ha estado siempre en todos los jaleos, aunque hay muchos intereses creados de tipo político y económico para que salga de la esfera pública, para que la esfera pública pueda hacer sin ningún freno lo que le de la gana. Quieren arrancar la religión de los asuntos humanos para hacer lo que se les pase por las narices y no tener una instancia que denuncie e increpe.


¿La Iglesia se siente agredida?


La Iglesia no se siente agredida, se siente llamada a explicar su opinión, que es exactamente lo que yo he hecho con usted.


¿Qué opina del litigio en torno a la propiedad de los bienes de las parroquias aragonesas en manos del obispado del Lérida?


Repito lo que siempre he dicho y es la pura verdad: el tema está zanjado. Y ahora, si me permite, más zanjado que nunca, porque hay varias sentencias en firme de la congregación de los obispos comunicando a la diócesis de Lérida que esos bienes que están guardados y que contiene el Museo Diocesano de Lérida no son suyos y, por tanto, que los debe devolver. La Diócesis de Lérida estaba en la posesión del derecho de recurrir y lo ha hecho reiteradas veces. Pero al final se ha dado la razón a las sentencias ya emitidas por la Congregación de los obispos. Un último recurso, el que se presentó ante la Rota de Madrid, ha sido rechazado. Consecuentemente, los bienes están en ese museo clamando por su dueño, que es la Diócesis de Barbastro-Monzón. Por tanto, es un caso de pura paciencia, nada más. Porque la Iglesia no tiene ejércitos para invadir Lérida. Por tanto hay que confiar en la gestión diplomática y no hacer un "casus belli", sino tener paciencia.


¿Paciencia sin límite?


Sin límite no. Ha habido juicios sobre otras cuestiones, y lo digo para que no nos rasguemos las vestiduras, que han durado 20 años, lo que pasa es que no se me escapa que esto tiene un ambiente especial. Hay que tener paciencia, esperar y saber que la suerte ha sido echada. La Santa Sede ha dado la razón a las parroquias del noreste de Aragón.


El arzobispo de Barcelona consideró la semana pasada que la Cope "dificulta y perjudica la labor de la Iglesia católica". ¿Está de acuerdo?


Mire usted, esto es algo muy opinable y, por tanto, hay opiniones para todos los gustos.


¿Punto?


Punto.