TERMINA LA NAVIDAD

Los Reyes Magos dejan su estela de ilusión

Celebración l El Día de Reyes se vivió ayer, como todos los años, principalmente en el interior de los hogares y por los más pequeños de la casa. Pero Sus Majestades visitaron también numerosos centros asistenciales de todo Aragón

Sus Majestades de Oriente, en la cabalgata de despedida en Graus
Los Reyes Magos dejan su estela de ilusión
ÁNGEL GAYÚBAR

La jornada transcurrió según lo previsto. Si acaso, la única novedad fue a la hora de despertarse. O los niños, llevados por los nervios, se despertaron antes de lo previsto y corrieron al árbol en busca de sus regalos o, como ocurrió en el hogar de los Martín-García en Zaragoza, despertaron un poco más tarde de lo normal, quizá porque les había costado conciliar el sueño. "Lo viven con ilusión, como todos los años -señala la madre, Pilar-, aunque yo creo que algo menos de la que teníamos en nuestra generación, porque es que ahora los niños están un poco saturados de todo".

 

Entre los tradicionales "a ver qué me ha tocado", Jorge, de 9 años, descubrió que los Reyes habían leído mal la carta y le habían traído la estación de bomberos de Lego en lugar de la comisaría de Policía, pero empezó a montarla y enseguida se le olvidó; y Gemma, de 4 años, disfrutó de su nueva muñeca; y a Sara, de 6 meses, le brillaban los ojos con su nuevo y enorme pingüino. Y, por lo demás, como muchas otras familias aragonesas, los Martín-García realizaron el consabido y tradicional periplo por las casas de abuelos, tíos... donde llegaron más regalos. Para los niños, juguetes; para los padres, Sus Majestades de Oriente casi siempre tienen listo algún regalo útil.

El roscón, lo más solicitado

La crisis ha afectado a la venta de juguetes, pero no mucho, que algunos muy publicitados llevaban tiempo agotados. Tampoco afectó especialmente a las pastelerías, donde los tradicionales roscones fueron, un año más, la estrella, y en muchos sitios se agotaron.

 

En la provincia de Huesca, las celebraciones tuvieron también una faceta pública. En la capital, por ejemplo, los monarcas visitaron, entre otros lugares, la residencia Sagrada Familia, el colegio Sancho Ramírez, el centro de Aspace y el Centro de Salud Mental Santo Cristo de los Milagros. En el convento de Las Miguelas se vivieron las escenas más llamativas y enternecedoras, cuando los Reyes fueron recibidos por las monjas de clausura y agasajados con villancicos.

 

En algunas localidades de Huesca también tuvieron 'trabajo'. En Barbastro visitaron las residencias de los ancianos, el centro de Atades y el Hospital. En Graus, como viene siendo tradicional desde hace 46 años, después de una agotadora noche repartiendo regalos, Sus Majestades presidieron la misa mayor en la iglesia parroquial de San Miguel e iniciaron después la cabalgata de regreso a sus países de origen hasta las próximas Navidades.

 

En Astún, donde los Magos realizaron el descenso de antorchas el día 5, ayer volvieron a hacer un recorrido por la urbanización, deteniéndose especialmente en el Jardín de Nieve de la estación, donde les aguardaban un buen número de niños, a quienes saludaron afectuosamente, antes de despedirse.

Las calles de Teruel, vacías

Pero aunque los Reyes desplegaron una gran actividad pública (en Zaragoza visitaron el albergue municipal), la fiesta se vivió mayormente en el interior de las casas. Y los protagonistas, como siempre, los niños.

 

Teruel se encontraba ayer prácticamente vacía a primeras horas de la mañana, con el único sonido estridente de las sirenas de los agentes de la Policía que escoltaban a los Reyes Magos en su ir y venir a los centros asistenciales y benéficos de la capital.

 

Los interiores de las casas, sin embargo, bullían de actividad. Los niños fueron los grandes protagonistas, con los juguetes repartidos por las habitaciones y también la alegría de los mayores ante regalos sorpresa.

 

Los mellizos Laura y Marcos Catalán no fueron una excepción. Los pequeños, de dos años de edad, se quedaron mudos ante la profusión de juguetes que recibieron de los Magos. Los niños, que en la víspera vieron tres veces la cabalgata de los Magos, se aferraron con alborozo a dos motos y a sus respectivos cascos -el regalo estrella-, aunque sin quitar ojo a un tractor, pizarras, un órgano y diversos coches.

 

Su padre, Manuel, señalaba que los pequeños se acostaron la noche anterior "antes de lo normal" y se despertaron sobre las nueve, muy pronto para sus hábitos en días festivos. Mientras los pequeños estrenaban sus juguetes, los Reyes Magos emprendían una jornada frenética, que comenzó a las nueve de la mañana en el Ayuntamiento de Teruel.

 

Posteriormente, se desplazaron a la residencia para mayores Turia, a la residencia para personas discapacitadas Ángel Custodio, al asilo de ancianos, al psiquiátrico del Pinar, al hospital Obispo Polanco, a la residencia Padre Piquer, al centro de la Carretera de Castralvo y a los hospitales provincial de San José y psiquiátrico San Juan de Dios.

En todas estas instituciones charlaron con los pacientes y repartieron obsequios. Y hasta el año que viene.