IGLESIA

Los lampadarios eléctricos ya sustituyen a las velas en las seos de Huesca y Teruel

La basílica del Pilar es uno de los pocos templos aragoneses que todavía permite encender cirios. En 1994 se declaró un incendio en una de las capillas el templo turolense, que dañó el techo mudéjar.

Desde hace miles de años, las velas encendidas en las iglesias representan las plegarias que se dirigen a Dios y los santos. La decisión del Cabildo Metropolitano de Zaragoza de suprimir esta tradición en la basílica del Pilar a partir del 11 de junio hace del templo zaragozano uno más de la lista de lugares sagrados que utilizan ya lampadarios eléctricos en aras de una mayor higiene y seguridad en estos recintos.


De hecho, el Pilar era prácticamente el último lugar en el que se ofrecían velas encendidas a la Virgen como manera de concretar un ruego, una plegaria o una acción de gracias. La catedral de La Seo de la capital aragonesa, por ejemplo, nunca ha tenido esta tradición, ni siquiera antes de que se cerrara durante 20 años para una profunda reforma.


En Huesca, los lampadarios eléctricos han ido sustituyendo progresivamente a los veleros tradicionales. La basílica de San Lorenzo retiró estos últimos por razones "de limpieza y seguridad", lo mismo que la catedral. El párroco de San Lorenzo, Manuel Malo, explicó que todavía hay personas que traen velas y las encienden en algún altar, pero por la noche son retiradas para evitar cualquier incidente. "No lo prohibimos, pero tampoco lo fomentamos porque tiene sus riesgos", comentó el sacerdote.


En la iglesia de San Pedro, una de las más visitadas por los turistas, desde hace años hay un sistema eléctrico, también por razones de seguridad. Es más, también se quitó la pila de agua bendita "por higiene" y solo se pone en las celebraciones, si la piden.


El vicario general de la diócesis, José Antonio Satué, indicó que "la tendencia es ir hacia lo eléctrico", aunque aclaró que no hay ningún criterio diocesano al respecto y que cada parroquia toma sus propias decisiones.


En la catedral de Barbastro solo hay velas eléctricas en la capilla del Santo Cristo de los Milagros, dado que el suelo es de madera y se podría provocar incendios, y porque el humo de las velas ensució durante años varios cuadros muy valiosos, del siglo XVIII. Los lienzos están ennegrecidos y hace siete años se acordó poner velas eléctricas, que funcionan con un euro. Otra excepción es la capilla en la que se encuentra el retablo románico de la iglesia de Vió. En el resto de las capillas y de la iglesia sí se pueden encender velas normales.


Incendio en la catedral de Teruel


Las velas de cera usadas tradicionalmente para las ofrendas han desaparecido de todas las iglesias de Teruel, como medida de seguridad. En su lugar se utilizan las lámparas eléctricas, que se encienden en función de los donativos: una luz por cada moneda de 10 céntimos de euro, informa Luis Rajadel.


Las velas de los donativos fueron erradicadas de la catedral de Santa María de Mediavilla en 1994 a raíz del incendio registrado ese año en la capilla de la Virgen de los Desamparados, cuando una vela provocó un grave siniestro. La intensa humareda dañó, entre otros elementos, la techumbre mudéjar, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Una feligresa explicó ayer que desde aquel episodio no se permite el encendido de velas en el interior del templo, con lo que se evita también que el humo procedente de las palmatorias deteriore las pinturas y otras obras de arte del recinto. La mujer se preguntó "cómo puede mantenerse todavía esta costumbre en un templo que está siendo restaurado como el del Pilar".


En Zaragoza son pocas las iglesias que todavía mantienen esta costumbre. Destaca, por ejemplo, la de San Pablo, denominada "la catedral de la religiosidad familiar" debido a la cantidad de altares que contiene, según explicó su párroco, Jesús Domínguez. "Siempre hay del orden de 25 o 30 velas encendidas dentro de la iglesia, aunque tratamos de decirles a los feligreses que no prendan muchas porque el retablo mayor está recién restaurado y puede dañarse", reveló el párroco.


En San Pablo conviven los cirios de cera con los lampadarios eléctricos, pero hay iglesias en las que solamente existe esta segunda modalidad, como es el caso de San Antonio de Padua, "donde nunca ha habido velas", según su párroco titular, Miguel María Andueza. En la iglesia del Portillo también es tradición encender velas, sobre todo en la festividad de Santa Águeda, cuando a los pies de la mártir se prenden cientos de ellas.


En Santiago el Mayor, sin embargo, no hay lampadarios de ningún tipo y los fieles depositan sus ofrendas en los cepillos, según José Antonio Usán, el párroco.