LA RUMBA, EJE DE UN NUEVO Y ORIGINAL MÉTODO DE LECTURA

Lolailo enseña la lección en el Auditorio

El colegio Ramiro Soláns de Zaragoza presentó ayer su método para enseñar a leer y escribir: 'Aprendo por rumbas'.

Los alumnos del centro acompañaron a los coros y a las palmas la presentación del material. En ese momento, se enseñaba la letra 'i'.
Lolailo enseña la lección en el Auditorio
VíCTOR LAX

El que afirma que Peret o El Pescaílla son unos maestros no anda desencaminado. Por lo menos, en el colegio Ramiro Soláns de Zaragoza, donde la rumba no es materia de estudio, sino el eje sobre el que se explica todo lo demás. Con guitarra y deje flamenco aprenden los pequeños de infantil a leer y escribir. Y la experiencia ha tenido tanta repercusión que han desarrollado un método de trabajo, de nombre 'Aprendo por rumbas', que ayer se presentó en el Auditorio Eduardo del Pueyo.


¿A quién se le ocurre? Pues a Pilar Martínez, maestra del centro hoy ya jubilada, que vio que sus alumnos, de mayoría gitana y de 19 nacionalidades distintas, tenían alguna dificultad a la hora de quedarse con las letras. "Me ponía a cantar canciones incidiendo en palabras con la misma letra. Y uno de los niños, Lolo, las repetía luego pasándolas al flamenco", contó.


Así, la docente comenzó a desarrollar el personaje de Lolailo: un gitano que, junto al resto de su familia, vive mil y una aventuras, sobre las que se basan las enseñanzas en el aula. Por ejemplo, para empezar a escribir y aplicar la grafía correcta, se les enseña: "Lolailo es largo, también es delgado, de arriba abajo lo he dibujado". Y, con la forma de su bastón, los pequeños comienzan a emborronar sus primeras emes, enes o eñes.


Pero faltaba la música. Y, para tal fin, Pilar logró convencer a uno de sus colegas, que se encargó de crear esta peculiar banda sonora. Armando Carmona aceptó, consciente de la buena acogida de este proyecto. "Vimos que con las canciones se motivaban bastante y, como soy compositor, decidimos crear una letra y una partitura para cada vocal y consonante", informó el educador. "Aunque yo no soy especialmente aficionado a la rumba -confesó-, la respuesta fue buenísima". Y siguieron con la iniciativa hasta desarrollar un método que creen exportable a colegios de todo el país, y que no solo se aplica para interiorizar el abecedario. "Las historias de Lolailo sirven para fomentar el respeto a otras culturas, la igualdad de sexos, además de ayudar a romper con los roles de la comunidad gitana: su padre cose, su madre y su hermana tocan la guitarra?", apuntó.


La directora del Ramiro Soláns, Rosario Blanco, creyó en la iniciativa y la integró dentro de su programa global para el centro. "Es una idea original, que apoya nuestro proyecto de convivencia -apuntó-, con el que queremos erradicar el absentismo, alcanzar las competencias básicas y abrir el centro a las familias".


Ayer, de momento, lo que lograron abrir fueron las puertas del Conservatorio Superior de Zaragoza, donde la música sonó de la mano de dos rumberos: Nacho Estévez 'El niño' y Daniel Jiménez, que ofrecieron toda una lección: de guitarra y cante, por supuesto, pero también de la letra 'i'. "Delgada y un punto encima / era cuando yo la vi / si queremos pronunciarla / debemos sonreír. Indio, iguana, iglesia, invierno, iglú", entonaron, para delicia de los alumnos del colegio, que les acompañaron a las palmas.