"Llueve aceite sobre el jardín de mi casa"

Las manchas se extienden por todo el suelo del jardín.
"Llueve aceite sobre el jardín de mi casa"
E. P. B.

José Antonio Aparicio y Vicky Corrales, un matrimonio que reside en La Puebla de Alfindén (Zaragoza), llevan meses denunciando que sobre su vivienda caen gotas de aceite de una grúa instalada para edificar un bloque de pisos y cuya actividad está paralizada. "Dependiendo de la dirección del viento y de la temperatura, llueve aceite en nuestro jardín", explican. Su paciencia se agotó hace unos días, cuando a José Antonio le cayó este líquido industrial en el ojo y tuvo que requerir asistencia sanitaria.

Aparicio, electricista de 41 años, vive en la calle de Fray Francisco de Sobrecasas. Justo detrás se están construyendo unos pisos, que promueve el grupo Atlanta. "Ahora las obras están paradas -cuenta- pero antes caía al patio todo tipo de materiales, como tablas, trozos de hormigón, ladrillos…" Tanto él como otro vecino, Alejandro Atarés, denunciaron estos hechos.

Grasa de la grúa-torre

Los problemas, sin embargo, fueron en aumento. En junio comenzaron a caer sobre los jardines de los tres primeros adosados de la calle unas gotas que "parecían ser grasa procedente de la grúa-torre", explica Atarés. Salpicó el suelo, los toldos, las ventanas, las plantas… Este nuevo problema motivó nuevas denuncias ante la alcaldía, la Policía Local y la Guardia Civil de Alfajarín.

El 2 de julio, a José Antonio Aparicio le cayó una gota de este aceite en un ojo mientras estaba tumbado en su hamaca en el jardín. Asustado acudió rápidamente a una aseguradora y, después, al centro de salud. El diagnóstico que le dieron los médicos: conjuntivitis irritativa. "¿Y si le llega a pasar a mi hijo pequeño?", se pregunta angustiado.

"Seguimos igual y nadie hace nada", se quejan estos vecinos. Vicky Corrales evita salir al jardín "cuando la grúa está sobrevolando nuestra casa". "Lo primero que hago cuando me levanto es mirar por la ventana -dice- e intento tender dentro". Lo mismo le ocurre a María Jesús, la mujer de Alejandro Atarés, quien está constantemente limpiando el aceite con productos específicos y "aún así no sale bien". Sus tomateras, cerezos y rosales han sufrido también las consecuencias. "Ahora mismo tenemos una casa con jardín pero no lo podemos disfrutar. Queremos que nos paguen los daños materiales pero, ante todo, lo que nos importa es la seguridad", coinciden los afectados.

Desde el grupo Atlanta no quisieron dar explicaciones y responsabilizaron a los propietarios de la grúa. Por su parte, un representante de la empresa Grufisa, que alquila la instalación, aclaró que tras la llamada de un vecino envió a un técnico para corregir el problema. "No hay pérdidas de aceite -destacó- sino que por las altas temperaturas se derrite el aceite que va por las siergas". Adelantó, además, que no pueden entrar a desmontar la grúa y que tampoco han cobrado por el servicio, una factura que asciende a unos 21.000 euros.

El alcalde, Fernando Salvador, dio la razón a los vecinos y señaló que ha emplazado a la promotora a que repare de inmediato este problema para "evitar daños a los ciudadanos". "Hacemos todo lo que está en nuestras manos, por mediación de nuestro gabinete jurídico", concluyó.