JUEGUETES

Lego celebra medio siglo de construcciones llenas de imaginación

Estos bloques de plástico interconectables han construído puentes, castillos o fortalezas en los últimos 50 años. Además, sus figuras humanas con brazos articulados y sus trenes o naves se han convertido en un referente en el mundo de los juguetes y un ejemplo para los educadores de cómo incentivar la creatividad de los niños.

El fabricante danés Lego celebra el medio siglo de existencia de sus populares bloques de plástico interconectables, un juguete con el que la compañía calcula se divertirán este año unos 400 millones de niños y del que se fabricarán unos 19.000 millones de piezas en 2008.


Sus piezas más simples, sus figuras humanas con brazos articulados y sus trenes o naves especiales se han convertido en un referente en el mundo de los juguetes y un ejemplo para los educadores de cómo incentivar la creatividad de los niños.


La historia de Lego nace ligada a la figura de Ole Kirk Kristiansen, un carpintero de Billund, en el centro de Jutlandia, que se pasó a la juguetería inspirado por las versiones en miniatura que de sus muebles empezó a hacer a finales de la década de 1920 para ahorrar costos.


Kristiansen fundó en 1932 Lego, del danés "leg godt" ("juega bien"), aunque en latín significa "yo armo" o "yo junto", una coincidencia que el carpintero ignoraba. Sus primeros juguetes eran inicialmente de madera, material que abandonó por el plástico cuando su uso se generalizó, pese a las reticencias de vendedores y consumidores.


Lego comenzó a fabricar sus conocidos bloques en 1949, pero no fue hasta 1958 cuando fue desarrollado el diseño actual de las piezas para facilitar su encaje, independientemente de su tipo.

Cuatro décadas creciendo


A lo largo de las cuatro siguiente décadas, Lego fue creciendo de forma ininterrumpida y ampliando su gama de productos hasta convertirse en uno de los principales fabricantes jugueteros del mundo, un imperio que incluía también los famosos parques temáticos Legoland en varios países.


Pero la aparición de los videojuegos, su fracasado salto a ese mercado y la competencia de otros fabricantes colocaron a principios del siglo XXI a la compañía danesa en una situación difícil, con pérdidas millonarias.


Lego, que sigue siendo propiedad de la familia Kristiansen, tomó medidas drásticas como la venta de sus parques, el traslado de parte de su producción a la República Checa y Hungría y la reducción en una cuarta parte de su plantilla, con las que logró frenar la caída y recuperar pérdidas.


Incluso ha mejorado sus expectativas de beneficios para 2007 de 550 a 900 millones de coronas danesas (de 74 a 121 millones de euros).


La firma danesa, considerada la quinta juguetera mundial, ha abandonado además experimentos para centrarse en el producto que le ha dado la popularidad, los bloques de plástico, a los que el conocido buscador de Internet Google homenajea hoy escribiendo su nombre en piezas interconectables.