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“No puedo entrar al pabellón para ver competir a mi nieta”

La pregunta de hoy es: "Por qué no han puesto rampas de acceso para minusválidos en el Palacio de Deportes de la Romareda (conocido como 'el Huevo'), que acaba de ser renovado? Mi hija compite en gimnasia rítmica y su abuela no puede ir a verla". PREGUNTA MANUEL IZAGUERRI. Su madre, Gloria Hernández, se desplaza en silla de ruedas.CONTESTA PEDRO PABLO FERNÁNDEZ. Director del Palacio de Deportes de Zaragoza.

Manuel Izaguerri, con su madre, Gloria, frente a las escaleras del pabellón. Detrás, su padre
“No puedo entrar al pabellón para ver competir a mi nieta”
ESTHER CASAS

Manuel Izaguerri creía que las obras de renovación que se han llevado a cabo en el Palacio de Deportes de la Romareda, conocido popularmente como ‘el Huevo’, iban a incluir la eliminación de barreras arquitectónicas. “Me equivoqué”, reconoce. “¿Por qué no se han puesto rampas de acceso a minusválidos?”, se pregunta.


Pedro Pablo Fernández, director del pabellón, explica que “no se pueden poner rampas porque, con la pendiente legal, tendríamos que ocupar parte de la acera”. “No es porque no se haya pensado en ello” pero “es una actuación arquitectónica que tiene mucho coste”. “Además –añade- hasta ahora no hemos tenido ningún problema porque las personas con discapacidad física nos piden ayuda y entran por una puerta lateral para presenciar las pruebas deportivas a pie de pista”.


Las obras de renovación y reforma del Palacio de Deportes de la Romareda, cuyo coste ha superado los 927.000 euros, se han financiado con cargo al Plan E. Se han cambiado las puertas de entrada, se ha sustituido el suelo del vestíbulo y se han remodelado los baños públicos, entre otras actuaciones. Ayer precisamente el alcalde, Juan Alberto Belloch, y el concejal de Deportes, Manuel Blasco, visitaron el lugar para conocer de primera mano las mejoras. No se ha actuado, sin embargo, en sustituir los elementos estructurales de un edificio que data de 1979 y cuya gestión fue asumida por el Ayuntamiento en 1985.


“Hay seis escaleras en la calle para entrar al pabellón, pero luego hay que superar otros dos tramos para llegar a las gradas”, cuenta Izaguerri. Este hecho impide a su madre, Gloria Hernández, de 74 años, poder subir con su silla de ruedas. “Me gustaría poder venir a ver a mi nieta, que compite en gimnasia rítmica, pero así es imposible”, afirma. Quien no se pierde una prueba es su marido, Federico, que acude a todos los centros deportivos en los que se celebran los torneos.


“Otros dos abuelos de compañeros de la pequeña se encuentran en la misma situación que mi madre”, añade Manuel. “Y hasta que no tienes un problema de movilidad grave no te das cuenta de la cantidad de barreras que existen por la ciudad”. “Si ya de por sí es difícil ir por las calles imagínate si no te facilitan las cosas”, subraya.


El director del Palacio de Deportes explica que no hay ningún problema para que una persona en silla de ruedas acceda por una puerta lateral -por la calle de Violante de Hungría- hasta la pista deportiva. “Lo único que tienen que hacer es pedir ayuda y nosotros colaboramos con ellos. Nunca ha habido problemas en este sentido”. Esta familia reconoce que podrían utilizar ese acceso lateral pero_“nunca llegaríamos a las gradas”. 

 

Problemas de acceso a la piscina

Izaguerri menciona, por otra parte, que “tampoco se puede acceder con silla de ruedas a la piscina cubierta”. Un punto en el que coincide Pedro Pablo Fernández. El responsable del centro deportivo pone de manifiesto que para llegar a los vasos habría que superar unas barreras arquitectónicas importantes. Sin embargo, tal y como precisaron fuentes municipales, Zaragoza cuenta con cinco piscinas cubiertas -en breve serán seis- y el resto no tiene problemas de acceso:_Pabellón Siglo XXI, Alberto Maestro, Palafox y Pepe Garcés.