TOROS

La tarde fue de un debutante con oreja y montera en mano

Hay días en que uno se acuesta como se levanta: sabiendo lo mismo. La novillada anunciada de Peñato fue sustituída por múltiples razones. Sinceramente, después de tantas opiniones contrastadas, aún no sé por qué. Verdaderamente, Dios da pan al que no tiene hambre. A la novillada le faltó ritmo, intensidad y sobre todo fuerza. De embestidas agónicas en el último tercio, pareció un libro de primaria. Encastados, bravos en el caballo -con distintos matices-, arrancándose con alegría, metiendo la cara abajo, levantando el rabo y rompiéndose los riñones. Bravura. Sin aspavientos. Natural. Para aficionados sin intereses.


Mal picada toda ella, mereció más. Al menos, cariño y mimo. Ninguno, ni el sobrero de los Lozano, tuvo maldad; más al contrario, pidieron distancia, temple y cabeza. Sensacional el tercero, con calidad, nobleza y tranco; bravo el primero, que se acabó en el caballo; noble el quinto, que hizo el avión dentro de sus cortas fuerzas, y una ruina el sexto.


Pedro Carrero tiene clase. Le falta la reválida, pero puede ser. Tiene gusto, imprime torería en cuanto hace, pero le falta sentirse y emocionarse. Deja muchos espacios libres. Un consejo: el culo, siempre para dentro. Te lo pueden romper. Eso no es cintura.


Josete es uno más. Valentón, con rasmia. De los que quieren dejar de comer judías y degustar el marisco, pero le falta airear y pulir más las ideas. El toreo es de arriba abajo y no al revés por muy pocas fuerzas que tenga el novillo. Si se cae, ya se levantará y si no, puerta. Estuvo encimista, perfilero y pesado. Es novillero y tiene perdón. Por ahora.


Alejandro Lalana, debutante con caballos, sorprendió. Es torero de arrebato, visceral, de pensamiento. Su primero fue un dechado de bravura. Repetitivo, suavón, con trasmisión. Las series fueron muy cortas, demasiado, pero fueron auténticas, imparables. Un desarme y ahí se acabó todo. Resolutivo con la espada aunque cayó baja. Con el flojo sexto, al que lanceó con primor y la media no sé como fue de real, lo mimó, le dibujó dos series muy cortas y acabó conquistando el cielo. Lástima que esté tan alto y tan lejos.