SEMANA SANTA

La noche en que retumba el cielo

El acto de romper la hora reunió a 1.500 tambores y bombos en el día más especial para Híjar. Miles de turistas visitaron la localidad para asistir a esta estruendosa tradición que este año respetó la lluvia.

Este año la lluvia no hizo acto de presencia. El estruendo alumbrado por los 1.500 bombos y tambores que abarrotaron la plaza de la Villa de Híjar explotó con toda su fuerza a las doce en punto de la noche del Jueves al Viernes Santo para hacer retumbar el cielo al romper la hora.


Con el foro completo y las calles adyacentes abarrotadas, el silencio reinó durante los minutos previos a que el alcalde de la localidad, Luis Carlos Marquesán, diera la señal de romper la hora con la vara de mando. "Se siente una satisfacción tremenda cuando estás subido a la farola en el centro de todo el mundo. Ves las caras de la gente a la espera de que bajes el brazo y se eriza hasta la piel", explicó el primer edil. Y continuó: "Es algo que has visto desde pequeño y se te queda grabado en la memoria. Por eso, ahora que soy yo el encargado es como un sueño. Se puede decir que merece la pena ser alcalde de Híjar solo por esto".


Y es que, el momento de romper la hora de la capital del Bajo Martín está considerado por muchos como el "más especial y significativo" de toda la Semana Santa bajoaragonesa. Una cita que en esta ocasión no se quiso perder la subdelegada del Gobierno, María Victoria Álvarez.


Carácter único


Precisamente ese aire especial que tiene en el acto de romper la hora hijarana tiene, para el alcalde del municipio, su explicación: "Aquí se imprime un carácter único. Es una tradición que tenemos desde hace mucho tiempo y que después se ha extendido por otros lugares, pero nosotros fuimos propulsores. Además, el hecho de que se realice en la plaza de la Villa, que está porticada y cerrada por edificios en los cuatro lados, hace que el sonido no se pierda y el estruendo sea mayor".


Cuando dan las doce de la noche en punto, explotan los tambores. Así, durante otros diez o quince minutos en los que los tambores y bombos no cesan de retumbar ni un solo segundo; un momento que ayer disfrutaron alrededor de 2.000 personas, en un acto que cada vez atrae a más visitantes y tursitas. "Es nuestra noche mágica, la más especial del año", resumía Marquesán.


Ayer, Jueves Santo, todas las localidades incluídas en La Ruta del Tambor y el Bombo rompieron la hora, excepto Calanda que lo hace al mediodía de hoy y Alcañiz, que sigue esta costumbre.


El acto de romper la hora emula, con el ruido ensordecedor de los tambores y bombos, el instante en el que Jesucristo muere y el cielo estalla en truenos.


Misa en el polideportivo


Como novedad sobrevenida, este año, al no poderse utilizar la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor, que se encuentra cerrada por derrumbes de las bóvedas de su interior, la misa de las seis de la tarde del Jueves Santo se realizó en el interior del pabellón polideportivo. "Había mil personas en los Oficios y el resultado ha sido muy bueno. Es una pena no poder contar con el templo, y estábamos preocupados por cómo sería hacer misa aquí. Una vez terminado el acto religioso, estamos muy contentos porque creemos que hemos encontrado la mejor alternativa", afirmó el alcalde.