TENDENCIAS

El punto, de moda en las pasarelas

Las prendas de punto con acabados artesanales son una de las grandes estrellas del armario de la nueva temporada. Los escaparates de los gigantes del sector textil lo certifican y las tiendas que enseñan a tejer esperan savia nueva entre los aficionados a la aguja y el ovillo.

Un modelo de Shabayeva en la pasarela de Nueva York
La moda se apunta al punto
AFP

Hace ya unos añitos que en las urbes más efervescentes de Estados Unidos, como Nueva York o San Francisco nacieron los 'knit coffes' (cafés donde se hace punto). Desde el 'Vogue' hasta los telediarios se hicieron eco en España de una tendencia que apostaba por reunir en torno a la inveterada costumbre de hacer calceta a los más jóvenes. Todo revestido, eso sí, de la etiqueta de 'cool'. Pero la moda no acabó cruzando el charco y el anunciado regreso de las agujas y los ovillos se quedó en nada.


Hasta ahora. El punto vuelve por la puerta grande. Y lo hace a la manera artesanal, imitando los acabados de los jerseys que se tejían a finales de los setenta y principios de los ochenta. Vuelve el punto, también para el verano, con tejidos de algodón y calado. Vuelve el punto «de toda la vida». Y vuelve para quedarse. La grandes firmas hablan estos días en la pasarela y confirman que las prendas de punto de aspecto casero también se colarán en el armario invernal. Y, lo que es definitivo, los escaparates de los gigantes del sector textil confirman la tendencia. Una tendencia que entronca con un escenario de crisis en el que se apuesta por el ahorro y por volver la mirada hacia una vida más familiar, menos sofisticada. El punto y otras labores manuales representarían valores seguros, ligados a la infancia, a las cosas sencillas, en medio de un panorama laboral y social lleno de zozobras.


«Pensábamos que la crisis nos iba a afectar, pero ha sido todo lo contrario, la gente sale menos y a algunos les da por hacer punto», explica Ana María López-Blanco Parlange, cuya familia regenta desde hace más de 30 años una tienda de lanas en el número 47 de la avenida San José de Zaragoza. Ana María certifica que en los últimos dos años en la tienda, donde se pueden comprar los materiales y asesoran a la hora de tejer prendas, han notado un «repunte».

No es el dinero

«El bum fue a finales de los 70. Entonces Zaragoza se llenó de tienda de lanas, luego la moda se pasó y quedamos las de toda la vida», recuerda Ana María, que cuenta que la mayoría de las clientas, entre las que cada vez hay más gente joven, se decanta por tejer ropa de niño y complementos como bufandas o gorros. Para Ana María, «que Zara o Mango tengan en sus escaparates prendas de punto nos puede ayudar», aunque, advierte, la gente que se decide a hacerse un jersey de punto no lo hace para ahorrar, porque no sale más barato. «En el mundo de la lana hay muchos tipos y precios, pero generalmente nuestros clientes abogan por la calidad. Lo que les anima es el hecho de entretenerse y de hacerse una prenda a su gusto y exclusiva», añade.


Beatriz Lasala, de la tienda Larraz, en el Coso, abunda: «Por un lado, la crisis ha llevado a la gente joven al mundo de las labores. Se compran algo sencillo y luego lo personalizan con botones, con fieltros, detalles de punto, o se fabrican un tocado, aunque, al final, el concepto clave es de entretenerse, el del 'hobby', no el del ahorro». Eso sí, apunta Lasala, «la gente quiere llevar lo que se lleva, y en ese sentido, que Zara u otras grandes multinacionales de la moda lleven el punto a los escaparates hará, por ejemplo, que muchas chicas pidan a sus abuelas o a sus madres que les haga un jersey de punto, y eso nos beneficia».

Conectados con lo que se lleva

«De aquí sale moda», asevera Cristina Gascón al referirse a su negocio, Punto's, otra veterana tienda de labores en la avenida de Valencia, 21. Allí, también dirigen a los aficionados a tejer y también sacan patrones hasta de prendas que ven en los desfiles de alta costura. Para estos negocios, estar conectados con lo que se lleva es importante. «Este año vienen mucho los tonos pastel, los lavados, los jazpeados, los rosas viejos, los turquesas, los verdes agua», enumera Cristina, quien también explica que los tejidos «han evolucionado mucho. Ahora apenas hay lanas que piquen, el mohair ahora es suavísimo, y hay ovillos de lanas hechas con maíz y hasta con bambú». Cristina, como sus compañeras, insiste en que a la hora de hacer punto es importante «que guste y que relaje. Hace poco vinieron un chico y una chica para que les enseñáramos a hacer punto porque estaban dejando de fumar y así se entretenían. Ambos acabaron la labor... ¡y el chico antes que la chica...!