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La diferencia entre lo barato y lo caro

Se puede viajar por 20 o por 300 euros desde Zaragoza a Londres o comprar un bolso de 20 o de 300 euros. En esencia, se compra lo mismo, aunque se paga por cosas distintas.

Una joven pasea frente a un escaparate.
Un bolso de tamaño y material similar puede costar entre 10 y 400 euros.
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Viajar a Londres desde Zaragoza puede costar 20 o 300 euros dependiendo de la aerolínea. El trayecto es el mismo, los derechos del viajero también y muchos se preguntan qué cambia para que el precio sea tan diferente. El presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), José Ángel Oliván, apunta que “en esencia es lo mismo, el trayecto y la seguridad”, y cambian cosas como la comodidad y otros elementos accesorios: “La persona debe decidir entre tener eso o gastar menos”.


Desde que explotó la crisis económica, este mismo dilema se da en casi todos los mercados. “Puedes venir aquí, ir a Prada o comprar una imitación en la calle”, comenta una vendedora de una boutique zaragozana. Prefiere no dar su nombre, porque sus palabras podrían sonar a queja y no lo son. “Hay que ser tonto para pagar 300 euros por una cartera que aquí cuesta 50 y es de la misma calidad. O pagar 20 por una que te durará muchísimo menos”, dice.


Oliván explica que muchas veces gastamos más por el simple hecho de comprar una marca concreta, algo normal y que responde a los “gustos de cada persona”. Las grandes empresas se pueden permitir crear una imagen y que la gente se sienta más seguras con ellas, aunque no siempre sean mejores.


En UCA, las quejas para empresas 'low cost', marcas blancas y en general, productos más baratos, son similares a las de las marcas de mayor prestigio, por lo que “no hay una relación directa entre calidad y precio”.


“Los grandes supermercados son los responsables de las marcas blancas, a ellos les importa muchísimo ofrecer calidad”, dice Oliván, que añade que hay excepciones, como RyanAir, estandarte de los vuelos baratos, “debido a sus agresivas ofertas siempre están en el medio de la polémica”.No al fraude

Desde varias organizaciones de consumidores, alertan del riesgo de confundir un un producto barato con una venta fraudulenta. Hay medicinas en internet que pueden costar la mitad de lo que cuesta la versión original, pero siempre hay que comprobar que tengan las licencias adecuadas.


Puede suceder lo mismo con imitaciones de ropa, accesorios, bolsos... Incluso con las películas. “Si lo que importa es ver la historia, puedes pagar menos en la calle por la película que está en cartelera. Se pierde la experiencia completa, el saber que alguien prepara todo para ver la película, como en un cine”, comenta el presidente de UCA.