.

Ganas de fiesta pese al intenso frío y la crisis

Ganas de fiesta pese al intenso frío y la crisis
Ganas de fiesta pese al intenso frío y la crisis
TONI GALÁN / A PHOTO AGENCY

El termómetro marcaba dos grados cuando la comitiva del carnaval encaraba el inicio del desfile en la plaza de Santa Engracia. El cierzo barría Independencia, por lo que el público aprovechaba hasta las farolas para protegerse. Sin embargo, a los cerca de 2.000 peñistas que se echaron a la calle a celebrar la fiesta no les importunaban ni el viento ni la crisis económica. Hasta se jactaban de esta última. Sobre todo, el centenar de miembros de la peña Las Migas, disfrazados de cerdos de los pies a la cabeza. "De los trabajadores se aprovecha todo por parte de los bancos, los empresarios y los gobiernos. Lo soportamos y lo pagamos todo", señalaba su presidente, Javier Mirallas.

 

Otros optaron por la contemplación, aunque en este caso simbólica. Decenas de peñistas constituían una congregación, con hábito marrón, cruz y cirio para procesionar por las calles de la ciudad. Como acompañamiento, una iglesia-furgoneta, de la que salían luces y gregoriano.

 

Otros estaban al tanto de la actualidad y optaron por convertirse en olímpicos por unas horas, hasta con dorsal de competición. Desde Las Delicias, los 44 miembros de la peña Vaquillera acudieron vestidos como esquiadores. "Yo he hecho 19 de los trajes. Los bastones son palos de escoba, los esquíes los hemos hecho de cartón y los guantes y botas son confeccionados con tela azul. Hemos salido en apoyo a la candidatura de Aragón", explicó Loli Gimeno.

 

Centenares de personas se arremolinaron en el paseo para seguir la evolución de la comitiva, que salía a ritmo de música disco.

 

Un grupo de majorettes desafiaba al frío con sus minúsculos trajes, al igual que la treintena de integrantes de la peña Los Marinos, vestidos de "gandules" con tan solo batas y pijamas. "Hace mucho frío, pero nosotros ya vamos calientes por dentro. En el local de la peña hemos estado bebiendo cerveza y calimocho", indicaba Tere Tabuenca.

 

Otros iban más protegidos, como los miembros de la peña La Murga, que llevaban hasta casco y chaleco reflectante. Formaba parte de su indumentaria de obreros del tranvía, "un tema de actualidad, porque sus obras son realmente un engorro", apuntaba Víctor Pérez. El grupo portaba hasta los postes del futuro medio de transporte.

 

La Edad Media fue, un año más, motivo de inspiración de los peñistas, que vistieron de reyes, cruzados y vasallos. También los hubo muy clásicos, disfrazados de muertos vivientes y de ángeles y demonios.

Los que realmente animaron la fiesta fueron los bares del entorno de Santa Engracia, que no paraban de servir vasos de litro a los centenares de peñistas que pretendían entrar en calor. Otros se apoyaban en las fachadas para soportar los esqueletos que portaban a modo de gigantes sobre sus cabezas. También celebraron su tradicional carnaval reivindicativo los vecinos de Parque Goya, que congregó a más de 200 personas para juzgar al Pelele. Allí también soplaba el cierzo, pero tampoco logró barrer las ganas de fiesta.