Tímida, introvertida y muy curiosa. Estos han sido los adjetivos que durante muchos años han rodeado la figura de la pequeña Stella del Carmen, la única hija en común de Antonio Banderas y Melanie Griffith, una pareja que parecía indisolublemente unida hasta que, este verano, saltó el bombazo de su separación. 

Desde entonces, muchas cosas han cambiado en la vida de esta joven, famosa desde el día que nació, pero que ha sabido salvaguardar su vida privada de una fama que le vino de familia. 

La separación de sus padres ha demostrado su fuerte personalidad y su saber estar. Gestos que hace unos días agradeció su padre, Antonio Banderas, cuando recibió el Goya de Honor y le pidió perdón, por los ratos que no había pasado por ella por 'culpa' de su pasión por el cine. “Se lo dedico a quien quizá haya sufrido más mi pasión por el cine, mis ausencias prolongadas, mis compromisos profesionales… La persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencias y que, sin embargo, ha sido mi mejor producción. Te dedico este premio pidiéndote perdón a ti, Stella del Carmen. A ti, hija mía”.

Un perdón que muchos relacionaron con cierto distanciamiento entre el intérprete y su única hija biológica. Pero nada más lejos de la realidad,  y para demostrarlo, una semana después, una conocida revista del corazón traía a su portada una escapada de padre e hija a las ruinas de Machu Picchu.

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Además, según ha anunciado recientemente el actor, en cuanto acabe el rodaje de  ‘Altamira’, padre e hija podrían reunirse en Nueva York, ciudad donde tiene pensado trasladarse a vivir y Stella proseguirá  sus estudios. 

La joven siempre ha sido, en palabras de su padre, una chica 'muy aplicada' y, aunque ya comienza a tontear con su primer amor, un joven llamado Ari, no olvida que su prioridad son los estudios. 

De momento, a la futura suegra, Melanie Griffith,le encanta su yerno y así lo ha demostrado colgando en Instagram una foto de la pareja en la que podía leerse 'Guapísima Stella con su novio Ari! #Truelove'.

Un amor verdadero entre dos jóvenes adolescentes que pone los dientes largos a la madre de la criatura, nostálgica de aquellos tiempos en los que no se cansaba de repetir a Antonio, la célebre frase 'te quiero una jarta' .