TABAQUISMO

España, el estanco de Europa

Los extranjeros -57,4 millones de turistas el año pasado- compran el 36% del tabaco que se vende en España, más de 4.514 millones de cajetillas en 2008, una cifra ligeramente superior a la de 2007 (4.455) e, incluso, a la de 2006 (4.504), cuando entró en vigor la prohibición de fumar en centros oficiales y de trabajo.


"De cada tres cajetillas vendidas, una se la fuma un ciudadano extranjero, turista o inmigrante", destaca Rodrigo Córdoba, portavoz del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, que explica así la razón principal por la que las ventas de tabaco se mantienen estables mientras disminuye el número de fumadores.


Explicación que comparten en el Ministerio de Sanidad, cuya titular, Trinidad Jiménez, ha vuelto a recordar estos días el anuncio, que realizó este verano en una entrevista con EFE, de que el Gobierno estudia ampliar la prohibición a todos los lugares públicos.


En 2008, a propósito de cumplirse dos años de la entrada en vigor de la ley anti-tabaco, que acabó con el humo en los centros de trabajo, el Centro de Investigaciones Sociológicas hizo un estudio en el que el 70,6% de los encuestados consideró que la medida ha contribuido a mejorar la salud de los españoles, frente al 25,6% que opinó que "no afecta de forma apreciable".


El Ministerio de Sanidad añade otra causa para explicar que no hayan disminuido las ventas, pese a prohibiciones y campañas anti-tabaco: el aumento de población registrado en estos años, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifra en más de dos millones y medio de personas desde 2005, hasta alcanzar los 46,6 millones del último padrón municipal.


Un portavoz del Ministerio recalcó, que pese a que las ventas de tabaco se mantienen prácticamente estables desde 2005, antes de que entrara en vigor la ley anti-tabaco, no se ha incrementado el número de fumadores. "Al contrario, en torno a un millón de españoles -insiste- han dejado de fumar en este tiempo".


Contrabando a gran escala

Según Sanidad, desde 2005, año en el que se vendieron más de 4.634 millones de cajetillas, el consumo diario de cigarrillos ha descendido tres puntos, situándose en 2008 en el 29,6% de los españoles de entre 15 y 64 años. En 2003, ese porcentaje era del 36,7%.


El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo estima que hoy, los españoles mayores de 18 años que siguen fumando no superan el 27%. "Entre 2005 y 2007 bajó el consumo un trece por ciento", aseguran desde esta entidad.


Rodrigo Córdoba, portavoz del Comité, habla de "contrabando" a gran escala al referirse a las cantidades de tabaco que adquieren los extranjeros que viajan a España, y desde Sanidad apuntan a que hay incluso vuelos charter programados con el único propósito de comprar tabaco español.


"Aquí es mucho más barato que en el resto de países europeos. Somos el estanco de Europa. Hay malestar entre nuestros vecinos por la fiscalidad, considerablemente inferior a la de ellos. De ahí que nos reprochen que intentemos boicotear sus políticas fiscales", advierte Rodrigo Córdoba.


Aparte de regresar a sus países de origen "con las maletas cargadas de cartones de tabaco", tras pasar unas vacaciones en España, Córdoba hace referencia a las excursiones a poblaciones cercanas a la frontera, sobre todo en el caso de ciudadanos franceses, para comprar en los estancos.


Eso explicaría el quinto puesto que ocupa Girona en el ránking de las diez provincias donde más cajetillas se compran. Desde enero a julio de este año, fueron casi ciento diez millones de unidades.


Por delante de la provincia catalana, según se desprende de las estadísticas del Comisionado para el Mercado de Tabacos, figuran Madrid (296 millones), Barcelona (258), Valencia (136) y Alicante (122). Por detrás, Sevilla, Málaga, Baleares, Murcia y Guipúzcoa.

Lo mismo o incluso más

José María Díez de Güemes, con estanco en Madrid desde hace treinta años, no discute los argumentos de Sanidad, ni los del Comité Nacional, sobre la venta sostenible de cigarrillos, pero sí tiene claro que él vende lo mismo "si no más" ahora y en los últimos años, a pesar de las prohibiciones y las campañas publicitarias para dejar de fumar.


"No influyen para nada en la gente. Quizá, las ventas se resienten un poco mientras duran las campañas, pero luego se recuperan", afirma.


Este estanquero tiene la teoría de que "en momentos de crisis, como ahora, la gente fuma igual o más. En los de bonanza económica, quizás nos cuidamos más y fumamos menos, pero cuando alguien lo está pasando mal desde el punto de vista laboral o económico esos cuidados se tienen menos en cuenta".


En Sanidad están convencidos de que la idea de dejar de fumar "ha calado en la población", de ahí la importancia de seguir insistiendo para que cada vez haya menos personas que se llevan un cigarrillo a los labios. "Son necesarias nuevas medidas para conseguir más espacios libres de humos. Nuestra obligación es velar por la salud de los ciudadanos", insiste el portavoz ministerial.


Un sondeo Eurobarómetro publicado por la Comisión Europea en marzo pasado advertía de que los españoles son los ciudadanos de la UE que más se oponen a las restricciones del tabaco en restaurantes y otros locales de ocio, ya que un 14% está totalmente en contra de esta prohibición y un 13% es parcialmente contrario.


El 53,2% de los españoles no ha fumado nunca


En la actualidad, las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco son la principal causa de muerte en Europa. Uno de cada siete fallecimientos está provocado por el hábito de fumar.


La encuesta "Hábitos relacionados con el tabaco" elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2008, concluye que el 24,9% de los españoles fuma, el 20,8% ha fumado antes habitualmente y el 54,2% no lo ha hecho nunca.


El 28,6%, según la misma encuesta, fuma o fumaba diariamente una cajetilla -entre 20 y 29 cigarrillos- y el 21,4% entre 10 y 14 pitillos. Un 8,1% confiesa que quema dos o más cajetillas y el 14,6% menos de cinco cigarrillos al día.


Al 63,2% de los fumadores españoles le gustaría fumar menos, frente a un 33,8% que no piensa lo mismo. Un 59,2% reconoce que quisieran dejar de fumar, mientras que al 37,6% ni se les ha pasado por la cabeza.