DELINCUENCIA

El Solitario declara que no cometió el doble crimen de Castejón porque estaba en Zaragoza

El juez de Tudela le pidió muestras de ADN y decretó prisión sin fianza tras interrogarle durante casi tres horas

El que fuera el delincuente más buscado de España durante los últimos años, Jaime Giménez Arbe, el Solitario, compareció ayer por primera vez ante la Justicia española tras su detención el pasado verano en Portugal. Y lo hizo ante el juez de instrucción número 3 de Tudela, para declarar como presunto autor de los disparos que acabaron con la vida de dos guardias civiles en Castejón (Navarra), el 9 de junio de 2004. El extenso interrogatorio se prolongó durante casi tres horas, en las que el procesado dijo que no pudo cometer el doble crimen porque a la hora en que se perpetró se encontraba en Zaragoza.


Según manifestó al término de la declaración el abogado del acusado, Marcos García Montes, su cliente explicó al juez que pertenecía a una banda internacional de atracadores de bancos, a la que le unía "la lucha contra el capitalismo". El Solitario declaró también que la organización traía a España coches y armas en camiones con matrícula francesa, para utilizarlos después en los golpes que se llevaban a cabo en diferentes provincias.


Siempre según su versión de lo hechos, el día de autos se encontraba en un polígono industrial de la capital aragonesa esperando a uno de esos camiones. Al parecer, ese tráiler se averió por el camino y el todoterreno que transportaba tuvo que ser conducido por carretera hasta Zaragoza. De hecho, Jaime Giménez Arbe declaró ayer que fue el conductor de ese Suzuki quien se encontró con la patrulla de Tráfico en Castejón y le disparó.


El procesado no quiso dar al juez el nombre del presunto asesino, le dijo simplemente que se trata de "una persona de nacionalidad francesa que reside en una isla del Mediterráneo". Sin embargo, sí se ofreció a identificar a este individuo ante las familias de los dos funcionarios fallecidos: Juan Antonio Palmero Benítez y José Antonio Vidal Fernández. "Se lo debo", parece que llegó a manifestar.


El letrado que ejerce la acusación particular en representación de los allegados de ambas víctimas, el navarro José Aguilar, calificó el relato del Solitario de "fantasioso e inconsistente". Lo que sí reconoció el letrado es su "sorpresa" por la actitud mostrada por el detenido, a quien definió como "una persona educada, correcta, que en ningún momento ha sonreído ni ha hecho ningún tipo de broma". "Unas formas muy distintas a las mostradas en Portugal", añadió.


El penalista madrileño Marcos García Montes dijo que su cliente reconoció ante el juez que eran de su puño y letra algunos de los libros intervenidos en los registros domiciliarios, con anotaciones relativas a los diferentes atracos (cometió siete en Aragón). Al parecer, también reconoció tener en su poder el arma utilizada en el doble asesinato de Castejón.


"Jaime ha hecho un relato. Yo me dedico a defenderle y no sé si es fantasioso, será el juez quien tenga que cotejarlo con las pruebas del caso, porque lo que realmente sucedió solo lo sabe él (por el Solitario) y Dios", declaró García Montes. El letrado también explicó que al imputado se le tomaron muestras de ADN, y que se le invitó a completar un cuerpo caligráfico. Al parecer, próximamente se someterá también a un reconocimiento psicológico.


Por su parte, el fiscal jefe de Navarra, Javier Muñoz, que estuvo presente en la declaración, se limitó a recordar que al procesado se le imputan dos delitos de asesinato, uno de atentado y otro de tenencia de armas de fuego de guerra.


El juez instructor, Óscar Ortega, dictó finalmente auto de prisión sin fianza, en base a cinco argumentos: la existencia de un testigo ocular; la localización del arma; la intervención de munición idéntica; el hallazgo de un cuaderno con anotaciones exactas; así como la identificación del vehículo utilizado.