CHINA

El presidente chino constata in situ las "desalentadoras" tareas de rescate tras el seísmo

Los expertos creen que hay pocas posibilidades de hallar vivas a las 14.000 personas que se calcula hay atrapadas entre los escombros.

Los equipos de rescate continúan removiendo los escombros del terremoto que el lunes azotó el suroeste de China, una tarea "desalentadora", en palabras del presidente chino Hu Jintao, la de sumar pocos milagros y muchos muertos: 22.069 según las últimas cifras provisionales.


Cuatro días después del seísmo, las autoridades calculan que quedan todavía 14.000 personas atrapadas en los escombros causados por el devastador terremoto de 7,8 grados en la escala abierta de Richter, cuyo epicentro fue localizado en la provincia de Sichuan.


Las últimas cifras oficiales ofrecidas ayer por el vicegobernador de Sichuan, Li Chengyun, sitúan en más de 21.500 los muertos solo en esa provincia, a los que hay que sumar otros fallecidos en Gansu, Shaanxi, Chongqing, Henan, Yunnan y Hubei, lo que ofrece una idea de la magnitud de un temblor sentido en toda Asia continental.


Un contingente de 84.000 militares y 42.000 paramilitares rastrea el radio de 100 kilómetros en torno al distrito Beichuan, epicentro del temblor, con la esperanza de hallar supervivientes, una posibilidad considerada escasa pasadas las 72 horas posteriores al seísmo.


Siguen las réplicas


Las réplicas aún se suceden y ayer a mediodía, un nuevo seísmo de 5,9 grados en la escala de Richter sepultó varios vehículos en Lixian, a 50 kilómetros del epicentro de la catástrofe.


El Instituto Nacional de Meteorología anunció que las temperaturas subirán en los próximos días, circunstancia que obliga a los 32.000 profesionales sanitarios que operan en Sichuan a extremar la prevención de posibles epidemias.


"La tarea es ardua y el tiempo apremia", sentenció Hu, quien ayer aterrizó en Sichuan para coordinar y alentar sobre el terreno a unos equipos de rescate que han prometido no rendirse mientras se escuchen gritos bajo los inmuebles derruidos.


Gritos como los que ayer resonaban entre los cascotes de un instituto de secundaria de Beichuan, de entre los que se logró rescatar con vida a un estudiante.


Los cálculos provisionales apuntan que, solo en la provincia de Sichuan, se vinieron abajo 6.898 escuelas. El Gobierno ha comenzado a investigar por qué se derrumbaron tantos colegios, uno de los aspectos más controvertidos de la tragedia, y que ha suscitado críticas entre el pueblo chino.