El Papa dijo ayer en Brno, la segunda ciudad de la atea República Checa, que la única esperanza "cierta" es Dios y que la experiencia de la historia demuestra que el hombre llega a lo absurdo cuando excluye a Dios de su vida y que sin Él no es fácil construir una sociedad basada en el bien y la Justicia. Ante unas 150.000 personas, que asistieron en el aeropuerto Turany, de Brno, a la misa que ofició en su segundo día de estancia en el país, Benedicto XVI hizo un llamamiento a la esperanza y denunció que en la actual época la fe y la esperanza han sido relegadas al plano privado, mientras la sociedad pone su confianza en el progreso económico y científico.

En su primer baño de masas de este viaje, muy diferente a la indiferencia con la que el sábado fue recibido en Praga, el Pontífice dijo que la República Checa, como otros países, está viviendo unos cambios culturales que suponen que la fe y la esperanza sufran "un traslado, ya que han sido relegadas al plano privado ultraterrenal, mientras en la vida pública se reafirma la confianza en el progreso científico y económico".