CAMBIO CLIMÁTICO

El deshielo del Ártico, a punto de abrir el Paso del Noroeste por segundo año

Las últimas mediciones indican, no obstante, que no se repetirá el mínimo histórico de hielo registrado el verano pasado.

Durante siglos el Paso del Noroeste alimentó un mito geográfico a la altura del Dorado o la Atlántida. ¿Existía una vía marítima para atravesar los hielos boreales del Atlántico hasta el Pacífico, o era pura fábula? La búsqueda de la ruta nutrió leyendas, avivó batallas geopolíticas y engulló las vidas de cientos de exploradores, derrotados una y otra vez por la banquisa.


Hoy, el misterio desentrañado en 1905 por Amundsen frente a la costa atlántica canadiense se funde con el resto del Ártico. En agosto de 2007 los hielos que sellaban la vía se abrieron por primera vez en milenios. Un año después, la historia puede repetirse pronto. La leyenda se ha derretido, víctima del calentamiento global.


Dos incógnitas tienen en vilo a los estudiosos del deshielo polar y el cambio climático este verano: cuándo volverá a quedar expedito el célebre paso y si la fusión estacional del hielo ártico repetirá el máximo histórico del año pasado. A finales de julio las "apuestas" sobre este último punto estaban igualadas. "Hay una probabilidad de 50 contra 50" de que la fina capa de hielo forjada el invierno pasado desaparezca en el estío, aventuraba Mark Serreze.


Investigador del Centro Nacional para la Nieve y el Hielo (NSDIC en sus siglas en inglés) de la ciudad de Boulder (Colorado), organismo de referencia en el estudio del manto boreal, Serreze espera, como el resto de la comunidad internacional, al balance final de deshielo, en la primera quincena de septiembre. Solo entonces se sabrá si el Ártico bate el nefasto récord de disolución de 2007.


De momento, la observación satelital indica que no, aunque en la primera quincena de agosto se ha acelerado el ritmo de deshielo de julio. A fecha de 10 de agosto, el hielo ártico ocupaba una extensión de 6,5 millones de kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Australia, y había registrado desde primeros de mes una pérdida de un millón de kilómetros cuadrados.


Según las mediciones del NSDIC, la situación no es tan catastrófica como en 2007, cuando se pulverizaron todos los récords y el manto helado menguó hasta los 4,2 millones de kilómetros cuadrados, pero sigue lejos del promedio de las últimas décadas (de 1979 a 2000), en las que no bajó de los 8 millones de kilómetros cuadrados.


"Lo más probable, tal y como están las cosas ahora es que en septiembre no haya un nuevo mínimo de hielo. El Polo Norte parece a salvo al menos este año", ironiza Serreze.


Sin rompehielos


El que no lo está es el célebre Paso del Noroeste. Por segundo verano, la ruta clásica descubierta por Amundsen entre el dédalo de islas del Ártico canadiense es transitable sin necesidad de rompehielos.


Ahora mismo, la ruta por el Canal de Parry y el estrecho de McClure, más próxima al Polo Norte, sigue parcialmente sellada, según muestran los satélites de la ESA y la NASA, aunque la banquisa puede romperse en las próximas semanas, durante el pico de máximo deshielo. Esta vía quedó también libre de hielo el verano pasado para pasmo de la comunidad internacional. Fue la primera vez desde que existen registros históricos y fue, para todos, el símbolo más claro de lo que el calentamiento planetario depara al Ártico, donde las temperaturas han subido, de media, el doble que en el resto del planeta.


Sería esta segunda ruta, muy ancha y de aguas profundas, la que habilitaría el tráfico marítimo mundial a gran escala. Un Paso del Noroeste transitable durante casi todo el año -libre en verano y con hielo joven, salvable para los rompehielos en invierno- es el sueño de muchos; nuevas rutas comerciales entre el Atlántico y el Pacífico que permitirían eludir el cruce obligado del Canal de Panamá.


Canadá alega que el Paso está en sus aguas territoriales mientras que Estados Unidos se sitúa al frente de quienes afirman que son mares internacionales sobre los que ningún país tiene jurisdicción.