VALLADOLID

Condenan a 36 años de prisión al 'asesino de la catana'

El jurado consideró, por unanimidad, que el acusado no sufría ningún trastorno mental cuando mató a su hermana con un cuchillo y a su padre con una catana

La Audiencia de Valladolid condenó a un total de 36 años de cárcel al joven vallisoletano que asesinó a su padre y a su hermana en junio de 2007, conocido como el 'asesino de la catana'. El veredicto del jurado fue rotundo, al considerar, por unanimidad, que el joven, Ismael V.S., no sufría trastorno mental alguno que mermara parcial o totalmente sus facultades cuando cometió los crímenes, por lo que no se le aplicaría una posible suspensión de condena.


La justicia se ha pronunciado en Valladolid para el 'asesino de la catana'. Ismael V.S, que asesinó a sangre fría a su padre y a su hermana en su domicilio el pasado junio de 2007, pasará un total de 36 años en la cárcel, según dictó la Audiencia de Valladolid. La magistrada que presidió la Sala, asesorada por un veredicto unánime del jurado popular, halló a Ismael culpable de dos delitos de asesinato, con los agravantes de alevosía y parentesco, e impuso al joven 18 años de privación de libertad por cada uno de los delitos, 36 años en total.


El jurado, compuesto por cinco mujeres y cuatro varones, descartaron unánimemente que el acusado sufriera algún tipo de trastorno mental que le impidiera actuar con conocimiento durante la noche del crimen, por lo que rechazaron la posibilidad de aplicarle beneficios de una posible suspensión de la condena y también la concesión de un indulto. La pena impuesta se acerca más a satisfacer la solicitud del Ministerio Fiscal, que había pedido una pena de 20 años de cárcel, que a la de la defensa, que había implorado la "indulgencia" de la magistrada a la hora de emitir el fallo definitivo, debido a los "padecimientos sufridos" por el imputado y a que éste "no ha sido ni un día feliz en toda su vida", fruto del maltrato al que le sometía su padre.


La sentencia especifica que en el caso de la muerte de su hermana, el acusado actuó con la clara intención de acabar con su vida, tanto por la forma del ataque como por la dirección de las lesiones. Según fuentes oficiales, en la tarde del día 26 de junio de 2007, Ismael esperó a que su madre abandonara la vivienda para trabajar, y se introdujo en la habitación de su hermana. Allí, donde la joven se encontraba totalmente desprevenida, el acusado la acometió hasta en quince ocasiones en la zona del pecho con un cuchillo de cocina, cuya hoja medía 15 centímetros.


Posteriormente, el acusado salió del dormitorio y se apostó en lo alto de la escalera, esperando a su padre, que se encontraba descansando en el salón de la planta baja. En ese momento, el acusado portaba una catana o espada samurai de 69 centímetros de filo, y cuando su progenitor, alarmado por los gritos de su hija, subió las escaleras, Ismael le lanzó un primer golpe que le seccionó la carlota craneal, alcanzando el cerebro. Una vez que la víctima se encontraba en el suelo tras ese primer golpe, Ismael le asestó veintinueve más, hasta un último sablazo que entró por la zona izquierda del tórax del progenitor y salió por el esternón tras atravesar el corazón de parte a parte.


Una falsa versión


El procesado ideó una historia para hacer parecer a su padre culpable del asesinato de su hermana, alegando que su progenitor había sufrido un ataque de locura y había acabado con la vida de su hermana. En la búsqueda de credibilidad para su historia, el acusado colocó el cuchillo de cocina junto al cadáver del padre. No obstante, y pese al apoyo de la defensa a la historia, la Sala no ha dado crédito alguno a la versión del joven, considerando que Ismael es el autor de ambas muertes y que éstas se produjeron de forma sorpresiva, inesperada y brutal, sin dar oportunidad a las víctimas a reaccionar. Respecto de su estado mental, pese a reconocer la existencia de un trastorno esquizoide de la personalidad, tal y como refirieron los forenses, rechaza que ello afectara a su imputabilidad pues, como así entiende, cuando realiza los hechos sabe lo que hace y es dueño de sus actos.


Por su parte, el letrado de la defensa abogó todo el tiempo por considerar "clave" el sufrimiento y el sistemático maltrato al que se había visto sometido el acusado toda su vida por parte de su progenitor. El defensor aseguró que el "infierno" que vivió la familia a causa de Luis Mateo V, padre de Ismael, tuvo en el estado mental del acusado una repercusión vital.


La defensa llegó a hacer suya la versión de Ismael, acusando al padre de acabar con la vida de la hija usando un cuchillo de cocina y que su otro hijo, al encontrarse con su progenitor en la escalera, se limitó a defenderse con una catana. Sostenía, además, la inimputabilidad de Ismael apoyado en el informe de un psiquiatra, el mismo que trató al acusado a partir de 2004 tras intentar suicidarse y que diagnosticó que padece una esquizofrenia simple que le impide discernir entre el bien y el mal. Por todo ello, la defensa tan solo había solicitado una sentencia absolutoria y el internamiento de su cliente durante no más de cinco años con el fin de recibir tratamiento psiquiátrico.