LOS LUNES AL SOL

"Con 19 años era empresaria, y a los 36 he tenido que volver a casa de mis padres"

María Jesús Aylon Borja, de 36 años, es una persona activa e inquieta. Desde que comenzó a trabajar en el sector de la hostelería con 17 años y nunca estuvo desempleada, hasta marzo de 2009.

María Jesús Aylon lleva más de un año en el paro.
"Con 19 años era empresaria, y a los 36 he tenido que volver a casa de mis padres"
OLIVER DUCH

María Jesús Aylon Borja, de 36 años, es una persona activa e inquieta. "En ocasiones, he sido un poco alocada", puntualiza esta zaragozana. Desde que comenzó a trabajar en el sector de la hostelería con 17 años, siempre había empalmado un trabajo con otro. Jamás estuvo un día sin trabajar. De hecho, en muchas ocasiones alternó varios empleos, y nunca decía que no a horas extras. Hasta que en marzo de 2009 se encontró en la calle cuando, por motivo de la crisis, en el restaurante donde trabajaba se vieron obligados a prescindir de ella.

A los 16 años, por vocación, se metió en el mundo de la hostelería con un curso de formación de camarera, impartido en la escuela de Salvador Allende, en Zaragoza, que dependía de la Fundación San Valero. "Éramos 13 estudiantes. La mayoría de los hombres ya salieron con puesto de trabajo. En cambio, a las chicas nos echaron atrás", recuerda María Jesús. No obstante, enseguida encontró trabajo en un restaurante de la capital aragonesa. Por aquel entonces, además, aprovechaba su día de fiesta semanal para trabajar, también como camarera, en Madrid. "Me gustaba mucho y quería disponer de más ingresos", recuerda.

María Jesús nunca ha tenido miedo a lanzarse y, quizás por eso, a los 19 años se embarcó junto a una compañera de trabajo de 35 en un negocio. Montaron un restaurante en La Almunia, que más tarde convirtieron en cafetería. "Llegamos a entablar una gran relación con los clientes, y el ambiente era muy bueno. En fiestas abríamos las 24 horas del día", dice.

Sin embargo, no era rentable para las dos, y María Jesús buscó otros trabajos paralelos. Acabó dejando el cuidado de la cafetería a su socia y ella se fue a trabajar a un área de servicio, como encargada en un turno. "Cuando llegó la hora de renovar el contrato, me hubiera correspondido pasar al puesto de gerente, pero, por política de la empresa, como era mujer, no podía ocuparlo. Me ofrecieron seguir como hasta ese momento. Dije que me lo pensaría. Al poco, fui a llenar el depósito en otra gasolinera, y salí con contrato. En una semana estaba como gerente comercial en ese establecimiento", asegura.

Durante esa temporada de comercial, María Jesús mantuvo su residencia en La Almunia y trabajó con gasolineras de esta localidad zaragozana, Pamplona, Ricla, La Muela, Tárrega, etcétera.

Llegó el día en que quiso volver a Zaragoza. Aterrizó entonces en un restaurante de Grancasa, donde estuvo más de cinco años. "Es del único lugar de trabajo donde terminé mal, incluso con demanda judicial por impago de nómina. La Justicia me dio la razón", explica. En abril de 2008 empezó en un restaurante de Plaza, de donde la echaron a causa de la crisis. Eso fue hace año y medio. Dentro de nada se le acaba la prestación de desempleo.

"Con la ayuda del paro no puedo pagar un alquiler y sobrevivir, así que a mis 36 años he tenido que volver a casa de mis padres. Sé que no puedo quejarme, pero moralmente te afecta", reconoce.

María Jesús asegura que ha recibido mucha ayuda del programa de inserción en el empleo de la Cámara de Comercio de Zaragoza. Actualmente, no para de hacer entrevistas, y también tira de amigos y conocidos, pero no sale nada. "Lo peor es cuando te hacen una entrevista y no te dicen ni que sí ni que no. La incertidumbre te quema mucho", lamenta.