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Ciudad Jardín: el de siempre, 60 años después

Los vecinos de Ciudad Jardín, una de las barriadas más antiguas de Las Delicias, han visto cómo crecía a su alrededor la capital zaragozana sin que el 'boom' urbanístico contaminara su diseño originario. En contraposición, los adelantos han llegado siempre con mucho retraso. Sus vecinos piden que se atiendan sus reivindicaciones.

CARLOS MONCÍN
Ciudad Jardín: el de siempre, 60 años después
Ciudad Jardín y sus vecinos

Un gran 'barrio jardín'. Un pequeño reducto habitado, apartado de la ciudad en medio del campo. Y lo más importante, a un precio económico (sus viviendas se conocían como las 'casas baratas'). Así se proyectó Ciudad Jardín en sus orígenes. Y así se ejecutó a partir de 1934. "Pero llegó la Guerra Civil y, antes de que las viviendas se entregaran, la Falange las confiscó y fueron ocupadas por combatientes del bando nacional. Acabada la guerra, se vendieron a sobre cerrado", cuenta Francisco Nasarre de Letossa, de 53 años. Él nació en una de esas habitaciones, y ahora vive con sus hijos en otra de las 400 casas que conforman esta barriada de Las Delicias, en Zaragoza.

 

Entre las calles de Franco y López, la Milagrosa y las avenidas de San Juan Bosco y de Duquesa Villahermosa se levantan estas viviendas de una y dos alturas, rodeadas de pequeñas zonas verdes, "aunque cada vez quedan menos", alerta Jesús Fuentes, presidente de la asociación de vecinos de Ciudad Jardín. "Mi padre la llamaba la ciudad de barro, porque al estar rodeado de campos, era todo de tierra, y había que bajar andando desde la Gran Vía", dice Francisco.

 

Pilar de Madariaga, una madrileña de 78 años afincada en Zaragoza desde los 27, recuerda que la primera acera la echó ella a la altura de su casa. Su suegro compró la primera parcela de Ciudad Jardín, aunque nunca llegó a habitarla. Serían Pilar y su marido quienes la ocuparían años después. "Ahora me han ofrecido muchos millones por ella, pero no la vendería por nada", asegura.

 

No sería hasta los 70, cuando se empezó a edificar -poco a poco- alrededor de Ciudad Jardín. "Pero estas viviendas nunca se tocaron, y si se hizo, fue siempre respetando la estructura básica", asegura Jesús. El barrio está considerado Bien de Interés Cultural, que lo ha protegido del 'boom' inmobiliario.

 

Pero no todo es jauja y estar en familia a veces acarrea esfuerzos extraordinarios. Por ejemplo, Ciudad Jardín ha sido de las últimas zonas en recibir muchos de los adelantos de la civilización (aceras, alumbrado público, Ono, el gas...). "Y muchas veces lo hemos tenido que pagar entre todos, y como somos pocos, en el reparto siempre nos toca a más", se queja Francisco. Algo similar ocurrió con la parroquia de Montserrat, levantada en una de sus plazas. "Cogíamos cartones y botellas para venderlos y cubrir así los gastos de la iglesia", cuenta Pilar.

 

Ahora, tienen todos los servicios básicos cubiertos: colegios, comisaría, oficina de Extranjería, hospitales, centro de salud, etc. Pero lamentan que la Administración no haya atendido ninguna de sus peticiones, como que pongan zona de estacionamiento naranja. "Aquí no cuesta nada aparcar el coche, pero lo aprovechan quienes acuden al Clínico y vecinos de los alrededores. Se ha convertido en una ciudad-dormitorio para los vehículos, y luego nosotros no encontramos aparcamiento", incide Jesús.

 

Francisco ha vivido toda su vida en Ciudad Jardín. Mª Luisa Aldea, en cambio, vino ya mayor. "Me crié en San José, y cuando pudimos, compramos una casa aquí. Ahora estoy encantada, y a mis hijos les gustaría quedarse. Es una zona privilegiada, sí, pero muy olvidada".