JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Cientos de miles de jóvenes dan la bienvenida al Papa en la plaza de Cibeles de Madrid

Cientos de miles de jóvenes se reunieron en la plaza de Cibeles de Madrid para dar la bienvenida oficial al Papa Benedicto XVI a la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, a la que asisten chicos de 193 países y a los que el Pontífice invitó «a descubrir a Dios y a amarlo aún más».

Plaza de Cibeles con miles de peregrinos
Miles de jóvenes saludan al Papa en su recorrido por las calles de Madrid
EFE

Cientos de miles de jóvenes se reunieron en la plaza de Cibeles de Madrid para dar la bienvenida oficial al Papa Benedicto XVI a la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, a la que asisten chicos de 193 países y a los que el Pontífice invitó «a descubrir a Dios y a amarlo aún más».


En un ambiente festivo y desafiando el fuerte calor reinante en la capital de España, los jóvenes acogieron al Papa como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y ondear de miles de banderas de sus países de origen. «Si, sí, sí, el Papa ya esta aquí» y «Esta es la juventud del Papa» fueron entonados a coros por los miles de muchachos.


Si en la JMJ de Colonia (Alemania) de 2005 el Papa llegó al encuentro con los jóvenes en un barco por el Rhin y en la de Sidney (Australia), de 2008, surcando la bahía, la entrada oficial a Madrid la hizo a pie, atravesando la monumental e histórica Puerta de Alcalá, en el corazón de la capital española.


La Puerta de Alcalá

Jóvenes de los cinco continentes, diez por cada uno, acompañaron al papa en la travesía de la puerta.


Después plantó un olivo, en referencia al lema de esta JMJ, «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe», y después siete caballos andaluces, de la familia de Alvaro Domecq, montados por otros tantos jinetes y mujeres a la grupa vestidas de flamencas, le dieron la bienvenida con una exhibición de doma de alta escuela española.


Subido al papamóvil se trasladó a la cercana plaza de Cibeles, en medio del delirio de los jóvenes católicos, donde el cardenal de Madrid, Antonio Maróa Rouco Varela, le dio la bienvenida a una ciudad «donde nadie es forastero, sino hermano».


Después la joven polaca Asia Milewska, le ofreció el pan y la sal, símbolo de acogida; el australiano Alex Baley le ofreció la guirnalda de flores típica de las islas del Pacífico.


La coreana Jin-In le ofreció una Balao con arroz, el hondureño Yester Licona un sarepe, regalo de amistad que identifica a los pueblos americanos y la guineana Brenda Garriga le ofreció granos de café envueltos el hojas de plátano, obsequio de bienvenida africano.


«Es una inmensa alegría encontrarme aquí con vosotros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, que hoy es también capital de los jóvenes del mundo y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos», les dijo el papa.


Benedicto XVI hizo votos para que el mensaje de esperanza de Cristo «resuene» por todos los rincones de Madrid «y tenga eco también en el corazón de los que no creen o se han alejado de la Iglesia».


El Obispo de Roma saludó en francés, inglés, italiano, alemán, portugués y polaco y exhortó a los jóvenes a buscar la Verdad, «que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres».


«!Que estas jornadas llenas de oración, enseñanza y encuentros, os ayuden a descubrirlo para amarlo más. Que Cristo os acompañe durante este tiempo intenso en el que todos juntos lo celebraremos y le rezaremos», afirmó.


El Obispo de Roma dijo también que Cristo es quien «da verdadero sentido a nuestra vida y afirmó que la Iglesia necesita a los jóvenes y que los jóvenes tienen necesidad de la Iglesia.