SALUD

Cerca del 20% de las personas con ictus mueren o sufren secuelas irreparables

En Aragón se producen algo más de 2.000 casos al año, normalmente en personas de edad avanzada, aunque la enfermedad puede sobrevenir a cualquier edad, incluso en niños, aunque es infrecuente.

Cerca del veinte por ciento de las personas que sufren un ictus mueren o sufren secuelas irreparables, como pérdida del habla o de la movilidad, aunque el cuarenta por ciento se recupera sin complicaciones y el resto con secuelas que les permiten llevar una vida "más o menos autónoma".


Así lo ha explicado el médico del servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario, Carlos Tejero, durante la presentación del Día del Ictus, que se celebrará este jueves en Zaragoza bajo el lema "Un nombre, demasiadas caras", con una charla en el Hospital Miguel Servet organizada por la Asociación Ictus de Aragón (AIDA).


El ictus es una enfermedad cerebral ocasionada por una alteración en los vasos sanguíneos que constituye la primera causa de mortalidad en la mujer y la segunda en el hombre, y sus síntomas pueden ser muy diferentes ya que dependen de la región del cerebro afectada, como problemas en el habla o en la comprensión, pérdida de habilidades motoras o incluso de visión.


En Aragón se producen algo más de 2.000 casos al año, normalmente en personas de edad avanzada, aunque la enfermedad puede sobrevenir a cualquier edad, incluso en niños, aunque es infrecuente.


Tejero ha señalado que la carga de la enfermedad no es sólo por las vidas que se pierden sino por las personas a las que el ictus "les rompe su trayectoria vital", por lo que el objetivo no es sólo reducir la mortalidad sino también el número de pacientes que sufren cierto grado de dependencia tras la dolencia.


Sin embargo, los especialistas advierten de que la sociedad no está sensibilizada sobre la importancia de esta dolencia, fundamentalmente por desconocimiento.

De repente


El ictus sobreviene de repente, pero hay ciertos consejos generales para cuidar el sistema circulatorio que pueden ayudar a prevenirlo, como evitar la hipertensión y la obesidad, controlar el colesterol y la diabetes, hacer ejercicio, llevar una dieta adecuada y no fumar.


Aunque a pesar de ello, el doctor Tejero ha aclarado que el ictus también puede aparecer en personas "de vida sana".


Un siete por ciento de los pacientes que han sufrido un ictus tienen posibilidades de volver a sufrir un ataque en el año siguiente, ha indicado el jefe del servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario, Enrique Mostacero, quien ha lamentado que, a pesar de los esfuerzos, "va a ser el episodio final o antefinal de la vida de muchas personas".


Mostacero ha afirmado que una enfermedad tan prevalente conlleva mucho gasto sanitario, y que, a pesar de que el tratamiento del ictus en Aragón "no está mal respecto a la media nacional", existen asignaturas pendientes que hay que afrontar, como un aumento de medios para la rehabilitación y en enfermería.


Además, considera que en las zonas alejadas de las zonas urbanas el ictus tiene "características más dramáticas" porque la atención y el transporte muchas veces "no son los ideales" y no garantizan que el enfermo pueda acudir al centro donde vaya a recibir la mejor atención en el menor tiempo posible.


Por su parte, el presidente de AIDA, José Luis Pérez de Heredia ha explicado que desde su asociación se colabora con los médicos para ayudar a que los enfermos que salen del hospital sean "ciudadanos normales y no se queden en casa".