Ansotanos en El Prado para ver 'su' Sorolla

Ansotanos que viajaron a Madrid, ante Los Jerónimos y la ampliación del Museo del Prado. elena gusano
Ansotanos en El Prado para ver 'su' Sorolla
E. G.

Desde que llegaron a España los cuadros de Joaquín Sorolla, -pintados por encargo del multimillonario norteamericano Milton Huntington para decorar la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York-, a Félix Ipás, alcalde de Ansó, le rondaba por la cabeza la idea de viajar con sus vecinos a Madrid para visitar la exposición en el Museo de El Prado. Y, en especial, la pintura "Aragón, la jota", un impresionante óleo de tres por tres metros donde los ansotanos, ataviados con su traje tradicional y bailando la jota, representan a Aragón.

Los vecinos del pequeño pueblo pirenaico ya han sido referencia cultural en otras ocasiones. Por ejemplo, Pérez Galdós eligió Ansó para ambientar su obra de teatro "Los Condenados" y el fotógrafo Ortiz Echagüe utilizó a los ansotanos como modelos de sus imágenes. El director de cine Florián Rey vistió a los protagonistas con el traje ansotano en su película "Orosia", drama ambientado en un pueblo indeterminado del Pirineo.

Ansó vuelve ahora a estar de actualidad ya que se ha empezado a rodar en las calles del pueblo "Que se mueran los feos", una película dirigida por Nacho García Velilla con la presencia de actores como Carmen Machi y Javier Cámara.

Pero, quizá, de todas las referencias culturales que incluyen a Ansó, el cuadro de Sorolla sea el que más enorgullece a sus habitantes.

Por eso, el pasado sábado 40 ansotanos -de los 500 habitantes que tiene el pueblo- realizaron una escapada fugaz de 500 kilómetros hasta Madrid para conocer en vivo la obra de Sorolla.

Viajar a la capital en pleno mes de julio supone para estos montañeses una aventura arriesgada. No por la distancia y el viaje, que eso no les asusta, ya que desde siempre han tenido que salir de su valle, sino más bien por el miedo al calor madrileño. Desde hace una semana los ansotanos no han parado de consultar las previsiones del tiempo.

El sábado partieron de Ansó a las 6 de la mañana para llegar a Madrid con el tiempo justo de buscar acomodo, tomar un bocado y llegar a las 16.00 al Museo de El Prado. Ya en la capital el grupo de 40 personas bajaron andando desde la Puerta del Sol al museo, pegados a la escasa sombra que proporcionan a esas horas los edificios, casi sin hablar. Al llegar al Paseo del Prado el verdor de los árboles les hizo sentirse mas cómodos.

Todos expectantes, algunos emocionados. Al fin y al cabo son los descendientes de aquellos ansotanos que Sorolla pintó a comienzos del siglo XIX. Saben las historias de los cuadros y quiénes eran los modelos, de qué Casa eran y cuál fue su vida.

El cuadro de "Aragón, la jota" les recibió en el segundo piso de la exposición. Nada más verlo quedaron extasiados. Había merecido la pena. La realidad superó todas las expectativas y los viajeros disfrutaron del movimiento, el color y la fuerza de esta pintura. Los ojos miraban atentos, como si quisieran llevarse en la memoria todos los detalles para no olvidarlo nunca. Sabían que estos 14 murales que recogen la diversidad cultural española de principios del XIX volverán a Nueva York en pocas semanas.

A la salida del Museo el calor de la tarde madrileña les esperaba de nuevo, pero ya no importaba. Todo fueron comentarios y sonrisas, cuando alguien dijo: "Mocés, á fe-nos una foto chuntos, que isto no se veye tos os días".