FORMA DE VIDA

Amish, un pueblo anclado en el pasado que ha duplicado su población

La anacrónica comunidad de protestantes pacifistas, emigrada a EEUU desde Alemania, Suiza y Alsacia en el siglo XVIII, alcanza en 2008 las 231.000, frente a las 125.000 censadas en 1992.

Retirados del mundo contemporáneo, se desplazan en carros tirados por caballos, prohíben la televisión, las computadoras y la electricidad. Sin embargo, el anacrónico pueblo amish está en permanente crecimiento demográfico en la moderna sociedad estadounidense, donde han duplicado su población en 16 años.


La población de esta comunidad de protestantes pacifistas, emigrada del sur de Alemania, Suiza y Alsacia a finales del siglo XVIII, aumentó a 231.000 en 2008 frente a las 125.000 censadas en 1992, lo que representa un incremento de 84%, según un estudio difundido esta semana.


Originalmente instalada en los estados de Pensilvania, Ohio e Indiana, la comunidad amish se extiende actualmente por 28 estados y en la provincia canadiense de Ontario, indica un trabajo del Centro de estudios anabaptistas del Elizabeth Town College (Pensilvania).


Desde 1992, en busca de terrenos agrícolas más baratos y para alejarse de la urbanización, los amish se instalaron en siete nuevos estados como Arkansas, Colorado, Maine, Misisipí y Virginia Occidental. Una decena de estados han visto así aumentar considerablemente su población amish, como Virginia (+400%), Kentucky (200%) o Montana (150%).


Según el autor del estudio, el profesor Donald Kraybill, este crecimiento «explosivo» se debe en primer lugar a que tradicionalmente la comunidad se compone de familias grandes (con un promedio de cinco hijos).


También se explica por una fuerte tasa de 'retención' de las generaciones jóvenes: cuatro de cada cinco jóvenes -que a los 18 años tienen la oportunidad de ver el mundo exterior y elegir su camino- deciden seguir siendo amish.


«Las dos principales causas de este crecimiento son, por un lado, el alto nivel de fertilidad pero también la fuerte tasa de retención de los jóvenes. Esto funciona porque los jóvenes encuentran satisfacción en el estilo de vida de los amish. Les da un fuerte sentido de identidad, la noción de pertenecer a un grupo y una significación religiosa», indicó Kraybill, autor del libro 'Los Amish: un enigma para el mundo moderno'.


La comunidad amish se enriquece también, en una proporción modesta, con nuevos conversos. Kraybill estima que hay más de un centenar actualmente.


La instalación de los amish en el seno de nuevas comunidades no siempre es fácil: «a menudo, cuando llegan a un nuevo estado encuentran dificultades porque los habitantes locales no comprenden sus prácticas», explicó Kraybill.


Así, la circulación de los carros negros impulsados por caballos, sin luces, o la costumbre de que los abuelos vivan en una vivienda adyacente a la casa principal, o incluso el uso entre los más conservadores de cabinas exteriores para los baños provocan a veces conflictos de permisos de construcción o de reglas de circulación.


Famosos por la película 'Único testigo' (Witness) en 1984 con Harrison Ford, los amish respetan el 'Ordnung', un código de conducta centrado en los valores evangélicos que fija las prácticas permitidas y las prohibidas.


Los hombres, siempre vestidos de negro, usan un sombrero ancho y tirantes, mientras que la vestimenta de las mujeres y niñas recuerda los trajes del campo europeo del siglo XVII: los cabellos recogidos bajo una pequeña cofia blanca, vestido largo y delantal blanco.


En los últimos años, acosados por la urbanización que rechazan y por el alza del precio de los terrenos agrícolas, buscan nuevos horizontes. «De hecho, buscan terrenos más baratos y un cierto aislamiento rural», afirma Kraybill. Según él, la población amish aumentará aún más, tal vez incluso se duplicará nuevamente, en los próximos 18 años.