EDUCACIÓN

Adiós al libro de las notas

La LOE obliga a cambiar los documentos oficiales de evaluación y elimina los tradicionales libros donde se recogen las calificaciones de todos los cursos por un historial que se cumplimentará informáticamente

Se acabó lo de llegar a casa con el libro de calificaciones en el que se recopilan las notas, la evolución y las fotos de carné de los alumnos y que se entrega al terminar la ESO y el Bachillerato. La Ley Orgánica de Educación (LOE) obliga a cambiar los documentos oficiales de evaluación y sustituye el tradicional cuaderno azul por un historial adaptado a los nuevos tiempos. Este se cumplimentará de forma informática y no a mano o con un engorroso sistema de pegatinas, sobre las que los miembros del equipo directivo tienen que firmar, como se hace en la actualidad. "Resultaba muy costoso rellenar los libros uno a uno, sin poder utilizar las nuevas tecnologías. Con el nuevo sistema, se pierde un documento clásico, pero se gana en operatividad y también en calidad, porque aportará más información", explica Jesús Molledo, del servicio de Inspección, Evaluación y Ordenación de la dirección general de Política Educativa.


El Gobierno de Aragón ha publicado una resolución para explicar a los centros los procedimientos que deben seguir a partir de ahora para dar las calificaciones a los estudiantes. Desde el próximo curso, las notas finales y el expediente de los alumnos se reflejarán en un impreso denominado historial académico. "Se modifica el formato, pero los alumnos y las familias seguirán teniendo la misma información", comenta Molledo.


"Notarán más el cambio los colegios e institutos, para los que será una ventaja porque contarán con datos más pormenorizados sobre el estudiante", añade. Por ejemplo, se podrán ver los detalles de la procedencia del alumno (si este viene de otro centro, si ha cambiado a mitad de curso, expedientes...) y de su vida escolar.


Este documento se imprimirá sobre un papel oficial expedido por la Real Casa de la Moneda y tendrá un anagrama de la DGA y otro del Gobierno español, además de marcas de agua.


Se darán en tres fases


Hasta ahora, se daban dos libros: uno al terminar la Educación Secundaria Obligatoria (y antes de que se implantara la ESO se entregaba al final de la EGB) y otro cuando se acaba Bachillerato. Con el nuevo sistema, se dará en tres veces: al concluir el último curso de Primaria, de la ESO y de Bachillerato.


Junto a estos documentos, los centros contarán también con un informe individualizado del estudiante y con las actas de evaluación que recopilan sus resultados. Estos papeles serán necesarios para pasar de Educación Primaria a Secundaria, para poder ingresar en una Universidad y para cursar un módulo de FP.


Además de extinguir los libros de calificaciones, la Ley Orgánica de Educación (LOE) también ha obligado a cambiar la normativa de evaluación de los alumnos de Secundaria. Desde la implantación de la norma, desapareció el cero. Es decir, la calificación mínima que pueden poner los profesores es un 1, aunque los estudiantes no se hayan presentado al examen o lo hayan dejado en blanco. Junto al cero, desaparecieron también los decimales y con ellos, el afán de los alumnos por examinar las correcciones de los ejercicios para convertir un 4,9 en un 5.


Calificaciones numéricas


Ahora, en los boletines de notas solo hay números enteros, pero su traducción en buenos o malos resultados no variará. Tener en las pruebas 1, 2, 3 o 4 supone un suspenso; el 5 equivale al tradicional suficiente; el 6, a un bien; el 7 y 8, a un notable y el sobresaliente se alcanza con un 9 o un 10. El Ministerio de Educación considera que este sistema es más concreto y facilita el trabajo a la hora de realizar medias y comparar los resultados con otros centros. De hecho, una ley educativa anterior a la LOE (denominada LOGSE) ya estableció que se utilizaría este reglamento en Bachillerato y en los ciclos de FP.


La fórmula numérica también se ha impuesto en las Universidades, aunque por diferente motivo. La convergencia al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) establece que a los estudiantes se les califique con cifras enteras y se abandonen las notas denominadas descriptivas, como el suficiente, el notable y el sobresaliente, por ejemplo. De este modo, todas las Universidades europeas dispondrán del mismo sistema.