Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Bio, bio, ¿Qué ves?

Si tienes una anemia inexplicable, ¿te está robando el hierro tu sistema inmunitario?

Los macrófagos, células del sistema inmunitario, podrían controlar la absorción del hierro en el intestino, lo que quizá podría estar detrás de algunos casos de anemia sin causa conocida.

Glóbulos rojos o hematíes, en el torrente sanguíneo
Glóbulos rojos o hematíes, en el torrente sanguíneo

Llevas unos días en los que todo te cuesta un mundo. Subir un tramo de escaleras se te antoja más complicado que escalar el Everest y todavía te estás recuperando de aquel día que tuviste que correr un par de metros para coger el autobús. Cada día que pasa el cansancio va en aumento, a veces te cuesta hasta respirar. De cuando en cuando sientes un ligero mareo, incluso estás más pálido que de costumbre. ¿Acaso te estás transformando en un vampiro?

Cuando el cansancio te impide seguir con tu día a día, decides concertar una cita con tu médico de cabecera. Tras contarle lo que te está pasando, en seguida te agenda un análisis de sangre y, a los pocos días, llega el diagnóstico. Nada de vampirismo, por ahora. Tienes anemia.

No le quites hierro al asunto

El hierro es un metal esencial para nuestro cuerpo. Dado que no podemos producirlo por nosotros mismos, tenemos que adquirirlo de otras formas. Esas formas incluyen el huevo, las lentejas, las espinacas, la carne roja… La dieta, en definitiva, es la vía de entrada del hierro a nuestro organismo.

Uno de los motivos por los que el hierro es tan importante es que forma parte de la hemoglobina. Esta proteína es la responsable de transportar el oxígeno en la sangre. Por eso la fatiga es el primer síntoma que aparece cuando nuestro nivel de hierro es insuficiente, pues el aporte de oxígeno no será el adecuado.

La cantidad de hierro que debe tomar una persona para evitar la anemia depende de muchos factores. La menstruación es uno de ellos, especialmente si se tienen sangrados abundantes, ya que se pierde mucho hierro en el proceso. En la infancia y la vejez también corremos un mayor riesgo de sufrir un déficit de hierro, así como en el embarazo.

La anemia no solo aparece a consecuencia de procesos normales en la vida como menstruar o envejecer. También puede deberse a una dieta inadecuada, principal causa de déficit de hierro en todo el mundo, o a alguna enfermedad. Por eso es muy importante que, en lugar de tomar algún tipo de suplemento de hierro por nuestra cuenta, acudamos a nuestro médico si comenzamos a sentir fatiga sin motivo aparente.

Absorción imposible

Aunque las causas más habituales de la anemia son las que acabamos de nombrar, en algunos casos los médicos son incapaces de dar con los motivos por los que no tenemos suficiente hierro. Estas anemias misteriosas tienen muy intrigada a la comunidad biomédica, que lleva tiempo en busca de respuestas. De acuerdo con una investigación reciente, el robo de este valioso metal podría haber sido perpetrado por agentes de nuestro propio cuerpo…

Antes de poner cara a estos 'ladrones', hablemos un momento de cómo nuestro cuerpo consigue quedarse con el hierro de los alimentos. En el tramo final de nuestro tracto digestivo se encuentra el intestino delgado, el órgano al que llegan los alimentos tras haber sido digeridos. Las células del intestino delgado cuentan con receptores para atrapar distintos nutrientes que después enviarán al torrente sanguíneo. Una vez en la sangre, se repartirán por el resto del cuerpo, allá donde sean necesarios. En lo que respecta al envío de hierro del intestino al resto del cuerpo, la responsable se llama transferrina. La transferrina es crucial para todo nuestro cuerpo, pero quizá nadie haya informado a los macrófagos al respecto.

Los macrófagos son un tipo de célula que forma parte del sistema inmunitario, el responsable de defendernos frente a amenazas externas e internas. De acuerdo con esta investigación, estas células podrían estar pluriempleadas, puesto que se ha visto que también pueden controlar la absorción de hierro. En algunas circunstancias, los macrófagos degradan la transferrina, bloqueando la absorción del metal.

Este mecanismo se acaba de describir por primera vez en un estudio con ratones y todavía no se tiene muy claro en qué circunstancias ocurre esto. Los investigadores observaron que los macrófagos degradaban la transferrina en situaciones concretas, por ejemplo, cuando los animales estaban saciados. Esto podría tener sentido para evitar un exceso de hierro en el organismo, lo que podría resultar tóxico. Por el contrario, no degradaban la transferrina cuando los ratones se enfrentaban a una infección. Dado que el hierro es necesario para una respuesta inmunitaria eficaz, al no degradar la transferrina los macrófagos podrían estar contribuyendo a acabar con el patógeno.

Ahora que se sabe del papel de los macrófagos en la absorción intestinal del hierro, se abre un nuevo mundo de posibles vías de estudio para los casos de anemia de causa desconocida. Los responsables de este trabajo de investigación creen que esos casos sin resolver podrían deberse a defectos en este mecanismo mediado por los macrófagos, causados quizá por trastornos como la enfermedad inflamatoria intestinal u otros. Quién sabe, puede que solo se trate de unas buenas células que se desviaron del camino correcto en un momento dado, pero todavía puedan reinsertarse en la sociedad.

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