Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Centenario de la visita de Einstein a Zaragoza

¿Qué ciencia contó Einstein en sus conferencias en Zaragoza?

Un público deseoso de acudir a la cita con el mito asistió a las conferencias impartidas en el actual Paraninfo.

Después de las conferencias. –¿Qué opina usted de la teoría de la relatividad de Einstein? –Francamente, don Zenón, no la entiendo... –Pero, ¡hombre de Dios! Si es más clara que la luz de las ‘Eléctricas Reunidas’, más clara que el agua del Canal... –Caray, don Zenón, pues vaya una claridad...
Después de las conferencias.–¿Qué opina usted de la teoría de la relatividad de Einstein?–Francamente, don Zenón, no la entiendo...–Pero, ¡hombre de Dios! Si es más clara que la luz de las ‘Eléctricas Reunidas’, más clara que el agua del Canal...–Caray, don Zenón, pues vaya una claridad...
Dibujado para Heraldo por Tatito

Celebramos el centenario de la visita de Albert Einstein a Zaragoza. ¿Qué ciencia vino a contar? Solo unas horas después de haber llegado a la ciudad el día 12 de marzo de 1923, se traslada a la Facultad de Medicina y Ciencias para impartir su primera conferencia, sobre su famosa teoría de la Relatividad Especial. Al día siguiente, en la segunda conferencia, sube de nivel al hablar de lo más puntero en el momento, pues aborda las consecuencias de la estructura del espacio-tiempo emergente de su teoría de la Relatividad General

Gran expectación

El icono de la ciencia del siglo XX, Albert Einstein, fue invitado a impartir dos conferencias en Zaragoza a comienzos de marzo del año 1923. Einstein acababa de ganar con un año de retraso el premio Nobel de Física. La grata noticia le sorprendió en Shangai durante su viaje de retorno de Japón a España. Él aprovechó su estancia en Zaragoza para hacerse la fotografía que la Fundación Nobel le había solicitado. Esa fotografía realizada por el reputado fotógrafo Gustav Freudental todavía figura en los archivos de dicha Fundación como la imagen del físico alemán.

La fama que precedía al genio despertó una gran expectación entre el público zaragozano deseoso de asistir a las conferencias que iba a impartir en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Universidad.

Las dos conferencias de Einstein en Zaragoza fueron pronunciadas en francés, idioma que Einstein no dominaba completamente. Sin embargo esa no fue la mayor dificultad que afrontó el publico asistente a las mismas. El alto nivel científico de las conferencias superaba con creces al nivel medio de la audiencia. Ahora bien, eso no constituyó ningún obstáculo para que una nutrida y entusiasta audiencia asistiera a la primera conferencia con admirable fervor, sin duda amplificado por los ecos de las crónicas periodísticas de sus estancias previas en Madrid y Barcelona. En esas fechas Einstein ya se había convertido en un celebridad mundial cuyo impacto desbordaba los restringidos ámbitos en los que habitualmente se desenvuelve la ciencia.

Según los cronistas de la época, entre los que se encuentra un destacado especialista en las teorías de relativistas como era el catedrático de Física Jerónimo Vecino, en su primera conferencia Einstein abordó la presentación de su famosa teoría de la Relatividad Especial. Esta teoría lo había hecho mundialmente famoso tanto entre la comunidad científica, debido a su ruptura con las teorías vigentes desde los tiempos de Galileo y Newton, como entre el gran público por las implicaciones filosóficas de la misma. En particular, el cambio del concepto del tiempo, que deja de ser considerado una magnitud absoluta e inmutable a la acción humana, lo vuelve más atractivo y concordante con nuestro subjetivo sentido del paso del tiempo. Einstein Ilustró ese sorprendente fenómeno relatando una convincente experiencia de rayos de luz viajando entre dos espejos situados en un tren en movimiento. La asombrada y nutrida audiencia asistió impertérrita al espectáculo memorable en su integridad debido a la imposibilidad de abandonar la sala por causa del bloqueo de sus puertas decretado por el rector de la institución académica, Ricardo Royo Villanova.

En la segunda conferencia el tema fue de mayor actualidad y complejidad, lo que justifica que la asistencia fuese mas reducida. En ella Einstein analizó las consecuencias de la estructura del espacio-tiempo emergente de su teoría de la Relatividad General, que constituye sin duda la mayor contribución de Einstein a la ciencia contemporánea. Esta teoría proporciona una descripción de la gravedad compatible con los principios de la teoría de la Relatividad. Las dificultades para transmitir al público la complejidad de esta teoría forzaron al ilustre científico alemán a solicitar el uso de una pizarra para apoyar sus argumentos con gráficos y fórmulas. Es una pena que la posterior decisión del rector de preservar dicha pizarra para la posteridad se viese alterada con el paso del tiempo por la misteriosa desaparición de la misma.

La teoría más bella

La teoría que Einstein esbozó en su presentación del segundo día de su estancia es la que por muchos es considerada la teoría mas bella jamás formulada. Einstein empleó ocho años de su vida en encontrarla, por eso no es extraño que la expusiese con pasión. La misma pasión que le invadió cuando los astrónomos británicos confirmaron que su teoría era la que regía el movimiento de los astros, superando a la teoría de su gran héroe, Isaac Newton.

Este último había descubierto que la gravedad que atrae a una manzana madura al suelo es la misma que mantiene los planetas girando en torno al Sol. Pero Einstein descubrió que su teoría no solo explica mejor el movimiento de los planetas, sino que también rige el funcionamiento de todo el universo.

En su charla final, Einstein no se conformó con relatar los descubrimientos realizados a lo largo de la última década. Para rematar el periplo que le llevó a impartir más de dos docenas de conferencias en Japón, Palestina y España y al que puso punto final precisamente en Zaragoza, Einstein se aventuró a desvelar sus últimos descubrimientos, realizados precisamente durante su gran travesía. Se trataba de una nueva teoría que unifica las dos fuerzas que mueven el mundo, el electromagnetismo y la gravitación. Esa teoría a cuya búsqueda dedicó con poco éxito el resto de su vida.

Con el fin de la estancia de Einstein en Zaragoza también se apagó el destello científico que iluminó la sociedad zaragozana durante unos días en 1923. Lamentablemente, el impacto de su visita no dejó más huella que unas fotografías y el recuerdo de las emociones sentidas por los que participaron de una forma u otra en el brillo de su estancia en Zaragoza.

Manuel Asorey Catedrático de Física Teórica. Universidad de Zaragoza.

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