salud

Stresslaxing: cuando relajarte te estresa

También conocido como ‘Síndrome de la vida ocupada’ describe el sentimiento de estrés que produce tratar de relajarse.

Escuela de Yoga Zaragoza
Escuela de Yoga Zaragoza
C.I.

“Tengo que ir a yoga”, “No llego al gimnasio”, “tengo que…”. Cuidado con estas expresiones cada vez más comunes y, a priori, inofensivas porque si las dice demasiado a menudo podría padecer ‘Stresslaxing’ o el denominado Síndrome de la vida ocupada, un malestar cada vez más extendido en nuestra sociedad que, con la llegada de los propósitos del mes de enero, resulta más evidente todavía.

Precisamente en aquellos centros a los que vamos en busca de esta calma, gimnasios, centros deportivos, salones de masajes, etc., es donde más perciben esta realidad y, por ende, donde han tenido que adaptarse a este fenómeno. Así lo explican desde Vivagym Zaragoza, donde todo gira en torno a un único propósito: que los clientes desconecten. “Desde la luz o la música que ponemos, las emisiones en las pantallas, nuestros trabajadores. Estudiamos las conductas e intentamos que esto sea como un oasis, que la gente se olvide por un rato de lo que ocurre afuera”, explica Óscar Gimeno, Área Manager de la cadena.

Y no solo eso, también decidieron aumentar la intensidad en las clases, algo que “repercute a la hora de generar más adrenalina y disminuir los niveles de estrés”, añade. También, en pro de la socialización que a veces, con las prisas queda en un segundo plano, hace meses modificaron la política de reserva de espacios, por ejemplo del número de bicis, para propiciar el encuentro con personas diferentes: “Así puedes conocer a gente distinta cada día”.

En el centro de estética Sumakay Beauty, de Melisa Caponigro, poco después de la pandemia tuvieron que comenzar a espaciar más las citas de masajes y tratamientos faciales y corporales. ¿El motivo? Todo el mundo llegaba corriendo. “Cuando vienes a un lugar así necesitas prepararte para disfrutar del proceso. Sin embargo, eso pocas veces pasa”, reconoce. Y es que la búsqueda de bienestar parece haberse convertido más en una obligación que en una elección y un ejemplo de autocuidado.

Centro de estética Sumakay Beauty.
Centro de estética Sumakay Beauty.
C.I.

Vivir a contrarreloj, y pendientes de los relojes que envían notificaciones al segundo, ha pasado a ser parte de su día a día. Algo que se notó mucho tras la pandemia. “Durante esos meses todos nos prometimos parar, priorizarnos y vivir más tranquilos. Seis meses después habíamos vuelto a lo de antes. Volvimos a vivir en colapso”, apunta la esteticista.

Esta realidad se repite también en la escuela Yoga Zaragoza, donde Lydia Galdámez  comprueba día a día la urgencia constante. “Se nos ha enseñado que tenemos que estar ocupados y ser productivos todo el tiempo. De esta forma funcionamos en modo autómata por lo que relajarse implica aceptar adoptar otro ritmo de manera voluntaria, pero también podemos acumular tranquilidad, calma y relajación si somos capaces de crear estos estados”, explica la profesora, que asegura que el verdadero lujo hoy en día es disponer de tiempo para “parar y disfrutar de las pequeñas cosas”.

La enfermedad de la prisas

Pero, ¿qué es esto del ‘Stresslaxing’ y en qué consiste? Como explica la psicóloga zaragozana Gabriela Lardiés, del Colegio Profesional de Psicología de Aragón, es un término que describe “la ansiedad y angustia que provoca el hecho de ser incapaz de disfrutar de la relajación y del descanso que, en vez de ser algo saludable, se convierte en una obligación que vivimos con estrés e incluso culpa”. Porque parece que hasta el ocio tiene que estar vinculado a un objetivo concreto.

Y es que vivimos inmersos en una sociedad en la que hemos aceptado la hiperproductividad como signo de éxito y hemos convertido hasta las actividades de ocio y ejercicio en una auto explotación: “Nos sentimos culpables e inútiles si no hacemos algo productivo constantemente, todo tiene que tener un fin, un objetivo. El perfeccionismo ha sido reforzado como una cualidad positiva y sin embargo es uno de los mayores factores de vulnerabilidad psicológica existentes”. Una realidad que afecta cada vez a más personas, que “sufren, y mucho”.

“Es un mal endémico totalmente relacionado con esta sociedad que refuerza todo ello y que hasta el ocio se somete a esa exigencia que si una película o serie no cumple mis expectativas los primeros minutos cambio de forma compulsiva. Todo se traduce en una falta de tolerancia a la frustración e impaciencia. Hay que diferenciar presionar de motivarse”, reflexiona la experta.

¿Qué podemos hacer?

En su consulta, donde asegura que ha detectado que esta realidad se está cebando sobre todo con los más jóvenes, afirma que esta realidad se traduce en altos niveles de autoexigencia y perfeccionismo así como en la necesidad de control como gran factor de vulnerabilidad psicológica en estos momentos. “Esto aparece asociado a la ansiedad y la depresión, trastornos de alimentación y multitud de problemas”, indica Lardiés.

La psicóloga oscense lo tiene claro. Sobre todo, hacer hincapié en la importancia de aprender a gestionar nuestros auto diálogos, muchas veces llenos del famoso “Tengo que”, “Deberías” y todo tipo de críticas destructivas. “Muchas veces estas expresiones son responsables de cómo nos sentimos, aunque no lo sepamos”. La clave, explica la psicóloga, radica en alcanzar el equilibrio, para el cual el autocuidado es fundamental. “Necesitamos ser responsables con nuestras actividades diarias, pero también con nuestra salud mental”; concluye.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión