Tercer Milenio

En colaboración con ITA

bio, bio, ¿qué ves?

A quien madruga, ¿le funciona mejor la inmunoterapia contra el cáncer?

Una investigación publicada en la revista ‘Nature’ sugiere que la inmunoterapia frente al cáncer podría ser más efectiva si se administra por la mañana.

A lo largo del día, nuestro cuerpo lleva a cabo distintos procesos que están regulados por los niveles de luz y oscuridad ambiental.
A lo largo del día, nuestro cuerpo lleva a cabo distintos procesos que están regulados por los niveles de luz y oscuridad ambiental.

El sistema inmunitario protege nuestro cuerpo frente a cualquier amenaza. Aunque puede ser más conocido por defendernos frente a agentes externos como virus o bacterias, es igual de importante su capacidad de actuar frente a amenazas internas. Una de las principales amenazas internas que debe neutralizar son los tumores. A esta capacidad de detectar y eliminar las células tumorales, evitando así el desarrollo del cáncer, se la llama inmunovigilancia.

Una de las formas de tratamiento del cáncer más prometedoras es la inmunoterapia, que consiste en aprovechar esta capacidad intrínseca del sistema inmunitario para destruir a los tumores. Quizá la terapia de células T con receptores quiméricos de antígenos, o CAR-T por sus siglas en inglés, sea la forma de inmunoterapia más conocida.

La terapia CAR-T, que ha demostrado ser muy eficaz frente a algunos tipos de cánceres de la sangre, consiste en extraer linfocitos T del paciente y ‘entrenarlos’ en el laboratorio para que reconozcan y destruyan las células tumorales. Otras técnicas de inmunoterapia se basan en potenciar la respuesta inmunitaria o recurren a anticuerpos monoclonales, por citar algunos ejemplos.

De acuerdo con un estudio reciente, podría existir una manera relativamente sencilla de aumentar el efecto de esta clase de tratamientos: administrarlos a primera hora del día.

Los ciclos de 24 horas que nos gobiernan

A lo largo del día, nuestro cuerpo lleva a cabo distintos procesos que están regulados por los niveles de luz y oscuridad ambiental. A este conjunto cíclico de cambios físicos, mentales y conductuales que abarcan 24 horas se le denomina ritmos circadianos. Los ritmos circadianos son responsables, por ejemplo, de los patrones de sueño, ya que, al disminuir la luz ambiental, el cuerpo genera melanina, sustancia que ayuda a conciliar el sueño. Investigaciones recientes sugieren que podríamos aprovecharnos de estos cambios de nuestro cuerpo para, por ejemplo, conseguir un mayor beneficio al practicar deporte.

La actividad del sistema inmunitario también parece estar influenciada por los ritmos circadianos, lo que implica que la respuesta del cuerpo a potenciales amenazas podría cambiar durante el día. Basándose en esto, un grupo de investigación ha decidido estudiar si la respuesta inmunitaria frente a los tumores cambia a lo largo del día. 

Sus resultados, publicados en la revista ‘Nature', revelan que el sistema inmunitario del ratón ataca con más eficiencia al melanoma, un tumor de la piel, durante las últimas horas de la tarde. Dado que los ratones son animales nocturnos, para ellos el final de la tarde es como para nosotros las primeras horas de la mañana. Por el contrario, hacia el final de la noche (lo que para nosotros sería ya casi la hora de irnos a dormir) su sistema inmune tiene más problemas para hacer frente a la amenaza. Esto sugiere que, en humanos, la inmunovigilancia sería más eficiente en las primeras horas del día.

Una puerta a la cronofarmacología

Si sabemos que el sistema inmunitario es más eficiente en momentos puntuales, podríamos aprovechar y darle una ayudita con fármacos. Administrar un medicamento en el momento más propicio de acuerdo a los ritmos circadianos recibe el futurista nombre de cronofarmacología.

Los investigadores responsables de este trabajo también observaron que, en su modelo de ratón, la inmunoterapia era más eficaz al ser administrada por la tarde. 

El siguiente paso es, por supuesto, llevar todos estos descubrimientos a los pacientes humanos. Los investigadores realizaron una pequeña prueba piloto con células de pacientes de melanoma y observaron también una fuerte influencia de los ritmos circadianos en la eficacia de la inmunoterapia. 

Este resultado preliminar es de lo más prometedor, ya que implicaría que podemos obtener un mayor rendimiento de fármacos de los que ya disponemos. No sería necesario pasar por todo el largo y costoso proceso necesario para desarrollar nuevos medicamentos. Esta es, sin duda, una investigación que merece la pena seguir muy de cerca en los próximos años.

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