Las novias arrasan: la moda nupcial vuelve a vestirse de fiesta

Uno de los sectores más castigados por la pandemia poco a poco va recuperando su pulso marcando el ritmo de ese cambio que supuso la crisis sanitaria.

El Palacio de Santoña de Madrid acoge la pasarela de novias del Atelier Couture
El Palacio de Santoña de Madrid acoge la pasarela de novias del Atelier Couture
Luis Millán

Las novias arrasan y 2022 ha sido un ejemplo. Uno de los sectores más castigados por la pandemia poco a poco va recuperando su pulso, como demuestra la pasarela de moda de novia y fiesta Atelier Couture, en la que por primera vez desfila una firma de moda masculina.

El Palacio de Santoña, en pleno centro de Madrid, ha acogido la octava edición de Atelier Couture, que se ha inaugurado este martes con los desfiles de Esther Noriega, Juana Rique, Franco Quintáns María Baraza y Lorena Formoso, y continuará este miércoles con los de José Acosta, Amarca, Jordi Dalmau, Andrea Lalanza y De la Cierva & Nicolás.

Marcando el ritmo de ese cambio que ha supuesto "para todos" haber tenido que parar por la pandemia, la vallisoletana Esther Noriega ha presentado una colección con un nombre significativo: "Crisálida", con la que la creadora quiere reflejar la evolución de una mujer que se siente "segura de sí misma", ha explicado esta martes a Efe.

Noriega ha presentado una propuesta amplia en vestidos de invitada, con una novia con un enfoque "punk potente", diseños en mikados y crepé, donde el rojo, el verde, el fucsia y el negro son protagonistas, en los que los plisados vuelven a ser actualidad, piezas que tienen como complemento guantes de cuero con flecos hasta el codo.

"Apelo por prendas para diferentes públicos", apunta la diseñadora, que ha presentando cinco vestidos de novia "elegantes y sensuales, que insinúan pero no muestran".

Franco Quintáns se ha decantado esta edición también por la fiesta, aunque su hábitat natural es la moda nupcial. "Quería divertirme, meter flúor en las prendas", un tono impensable para un vestido de novia.

Bajo esa premisa ha presentado vestidos para mujeres "modernas y decididas", de las que toma como referencia a Rosalía y su 'Motomami', a Madonna, pero también con las referencias de grandes de la moda como Dior o Lacroix.

Lo que se traduce en pantalones de pata de elefante, pero también pitillo, vestidos 'baby doll' con un punto naif, abullonados hasta el extremo, "exagerados" -comenta el diseñador-, una manera de advertir que no todos los cuerpos son perfectos. "Piezas para ir de fiesta, no solo para una boda".

El exceso llega de la mano de Jordi Dalmau que presenta una colección donde todo cabe. "Ecléctica, donde incluyo las propuestas de mis clientas", lo que se traduce en vestidos de princesa con corte sirena, pero también hippies con un toque sofisticado.

"Quiero que una novia se sienta novia", según sus gustos, advierte el creador catalán, que la define como "sexi con un punto de picardía".

Una mujer que luce vertiginosas aberturas en faldas y escotes, "fáciles de llevar", una novia poco convencional a la que ilumina con colores como el azul, el negro, pistacho o rosa empolvado.

Con el volumen como protagonista, Dalmau cerrará mañana su desfile con un vestido de 25.000 merlas y 25 kilos de peso que ha tardado en confeccionar 400 horas. "El más es más ha llegado", asegura.

Después de vivir en Pekín y Estados Unidos, José Acosta ha regresado a su tierra, Tenerife, para crear moda nupcial masculina, después de haber desfilado para Armani, Zegna, Dolce&Gabbana o Pierre Cardin.

Ha empezado de cero en la sastrería, aunque sigue la tradición familiar de sus dos abuelas, con la intención de que el hombre también sea protagonista en su boda.

"Él tiene que ir a la altura de su pareja", y apuesta por un hombre contemporáneo por fuera, "aparentemente clásico", pero divertido por dentro, dice, mostrando el forro de una chaqueta con tucanes y flores exóticas, el "lado alegre después de un acto solemne". "Una americana reversible, lo que podría ser el segundo vestido para él durante la fiesta", añade.

Susana Vela, directora de la pasarela, asegura que su intención es apoyar la costura artesana que mantiene viva los oficios, además de ser un pilar para creadores jóvenes que "encuentran su plataforma al mundo".

Es el caso de Lucía de Gustín y la firma Perenne, jóvenes creadoras que apuestan por bordados y complementos artesanos, donde combinan el 3D con bordado en ganchillo en hilo de oro, o joyería experimental con cáscara de huevo.

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