La fortuna blindada de 400 millones de euros de Isabel II

Los Windsor encabezan la lista de las fortunas reales europeas con numerosas joyas, palacios y tierras.

Fallece Isabel II
Fallece Isabel II
Heraldo.es

En febrero del año pasado, la fortuna de Isabel II llegó incluso al Parlamento de mano de los conservadores. Aunque siempre había sido una incógnita, no era algo que les molestase a los británicos; de hecho, era casi motivo de orgullo nacional que los Windsor encabezasen la lista de las fortunas reales europeas. El diario 'Sunday Times' estimó que la monarca acumuló durante sus 70 años de reinado alrededor de 400 millones de euros.

Lo mismo ocurría con el presupuesto de Buckingham Palace: 101 millones anuales, aunque aumentó a 108 millones este año. Pero todo cambió cuando se supo que la reina Isabel II se hacía cargo de los 12 millones de libras esterlinas (algo más de 14 millones de euros), para que su hijo favorito, el Príncipe Andrés, pagase el acuerdo extrajudicial, que le libraría del juicio, por los abusos sexuales enmarcados en el Caso Epstein. Entonces sí saltaron las alarmas y los tabloides británicos comenzaron a especular sobre ello, al considerar este gasto como tóxico, y bajo la sospecha de que hubiese salido de las arcas públicas.

El escándalo acabó por revelar cómo la monarca británica había blindado su fortuna a los ojos de todos. El diario 'The Guardian' publicó unos documentos encontrados en los National Archives (el organismo gubernamental en el que se guardan todos los escritos importantes del país) que demostraron que Isabel II habría presionado al Gobierno del primer ministro Edward Heath a través de su abogado Matthew Farrer, entonces socio del prestigioso bufete de abogados Farrer & Co, para cambiar una ley de transparencia y así poder evitar dar explicaciones sobre la compra personal de acciones.

Los hechos ocurrieron en 1973, aunque la ley fue finalmente aprobada en 1976 después de que la retomara el laborista Harold Wilson, con quien la Reina tenía una excelente relación. Entonces, el Gobierno insertó una cláusula en la legislación otorgándose a sí mismo la facultad de eximir a las empresas en las que participarán los jefes de Estado de las nuevas medidas de transparencia y supuestamente se creó una corporación fantasma a través de la cual se ocultaron sus participaciones e inversiones privadas. Se cree que la exención ayudó a ocultar la fortuna privada de la Reina, cuyo monto exacto se desconoce hasta al menos 2011, aunque según fuentes como 'Bloomberg' o 'Forbes' podría rondar los 100.000 millones de euros.

Un acuerdo sellado en 1993 con el Gobierno conservador de John Major le permitió a la reina Isabel II no pagar derechos de sucesión sobre la fortuna recibida por su madre, cuya cantidad tampoco fue revelada, aunque se barajaron cifras en torno a los 50 millones de libras (alrededor de 58 millones de euros).

En el Reino Unido, el derecho de sucesión ronda el 40% para importes superiores a los 350.000 euros. Aunque el monarca sí pagaba impuestos desde 1993, está exenta de los de sucesión, con el fin de que la fortuna de la familia real no se vea menguada con el paso del tiempo.

La mayor terrateniente

Ni la propia Reina, dicen, era consciente de la magnitud de sus propiedades. En su condición de jefa de Estado de 14 países, la reina Isabel II fue la mayor terrateniente "legal" del planeta con un total de casi 27 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente un sexto de la superficie terrestre no cubierta por los mares, según apuntó el autor irlandés Kevin Cahill, en su libro 'Who owns the world?' (¿Quién posee el mundo?).

Un portavoz del Crown State, enorme corporación de la Corona británica con una amplísima cartera de propiedades que incluye muchas de las áreas urbanas del Reino Unido, bosques, tierras agrícolas, costas y municipios, explicó al autor que todo lo que gestiona es propiedad en último término de la reina ya que "el feudo franco" es en sí un "arrendamiento". De ahí el rey se embolsa un 25% de los millonarios beneficios generados de todos los terrenos públicos cuyo valor se ha vuelto incalculable desde la instalación de parques eólicos.

Se cree que tal fortuna podría estar oculta en paraísos fiscales, si se tiene en cuenta de los 24 centros financieros 'offshore', catorce tienen al monarca británico como jefe de Estado. Y es que el soberano no tiene poder para liquidar activos del Estado de la Corona, pero sí para recibir una parte de los beneficios. Crown State también se encarga de cobrar el alquiler de palacios o residencias reales propiedad de la Casa Real británica, en los que viven algunos de sus familiares.

Tanto a sus hijos como a sus nietos les ha regalado palacios, cuyas reformas han tenido que costear ellos mismos. Los últimos, Frogmore Cottage, en el castillo de Windsor, regalo de bodas para los duques de Sussex; o la finca Anmer Hall, dentro de los terrenos de Sandringham, en Norfolk, que les regaló a los Cambridge cuando se casaron en 2011. De las 300 piezas que guardaba en su joyero personal, dicen que dejó escrito en su testamento quiénes serán las benefactoras y que Meghan Markle y su hija, Lilibeth Diana, bisnieta de la reina Isabel II, están excluidas.

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