biodiversidad

La población de linces se multiplica por quince en solo dos décadas

Los 1.400 ejemplares que campan por España y Portugal alejan al felino de la extinción y confirman el éxito de un rescate en que instituciones y naturalistas hicieron piña. 

Un ejemplar de lince ibérico
Un ejemplar de lince ibérico
Pixabay

La población de linces de la península ibérica se ha multiplicado por quince en solo dos décadas. Son ya prácticamente 1.400 los ejemplares de este felino autóctono que campan a sus anchas por las dehesas, marismas y cerros de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha y del sur de Portugal.

La cifra significa tres cosas y las tres positivas. Que por fin el lince comienza a escapar de las garras de la extinción, que si nada se tuerce en pocos años será una especie consolidada en su propio hábitat natural y que su recuperación es el fruto de una exitosa operación científica en la que inusualmente todos, instituciones y sociedad, han remado fuerte y en la misma dirección.

El censo anual de 'lynx pardinus' ha confirmado que las navidades pasadas vagaban por la península 1.365 ejemplares, entre ellos 277 hembras con capacidad reproductora, 1.156 por la mitad sur de España y 209 por el sureste portugués.

El resultado del recuento marca otro récord de linces en libertad desde que existen datos fiables, entre otras cosas gracias al nacimiento de 500 cachorros en doce meses. El pasado fue el tercer año consecutivo en el que la población de estos felinos salvajes aumentaba por encima del 20% anual. Casi un milagro si se tiene en cuenta que solo han transcurrido 20 años desde que, en 2002, se encendieron todas las alarmas cuando los técnicos constataron que toda la colonia de linces hispanos la componían 94 ejemplares cuyo hábitat había quedado reducido a sendos territorios mínimos en Doñana y en la sierra jienense de Andújar. Estaban, literalmente, a un paso de la extinción.

Fue el año en el que, primero con objetivos muy modestos, que ganaron en ambición con el tiempo, el Ministerio de Transición Ecológica, los gobiernos andaluz, extremeño, manchego y portugués, los naturalistas de WWF y la Unión Europea unieron fuerzas y recursos, olvidándose de colores políticos y ventajismos. El esfuerzo conjunto permitió crear cuatro centros de cría en cautividad y la puesta en marcha de una estrategia muy estudiada y controlada para asegurar que la reintroducción posterior de estos jóvenes ejemplares en la vida salvaje era un éxito. En esta paciente tarea, técnicos y responsables políticos contaron también con la colaboración de varios centenares de propietarios de fincas y de asociaciones de cazadores. La programa español de rescate del lince está considerado como un éxito mundial en recuperación de felinos.

El triunfo colectivo no está solo en la recuperación de la población de linces sino en que los ejemplares en libertad hayan vuelto a colonizar parte de sus hábitat tradicionales, compuestos, además de por los dos territorios donde se atrincheraron como último reducto, por las dos vertientes de Sierra Morena (la andaluza y la manchega), los Montes de Toledo, el valle extremeño de Matachel y el valle del Guadiana portugués. Andalucía, con 519 animales, tiene casi la mitad de los felinos libres, pero las dehesas de Castilla-La Mancha, con 473 ejemplares, se repueblan a una velocidad de vértigo, con un crecimiento del 45% solo en 2021. Hay documentados 13 núcleos poblacionales, doce en España y uno en el país vecino.

Luz al final del túnel

Pese a las buenas noticias, instituciones y naturalistas piden cautela. El lince ha abandonado la situación de riesgo crítico que vivió con el paso de siglo, pero sigue dentro de los parámetros del peligro de extinción. Los alentadores datos de 2021, sin embargo, confirman que ya se ve la luz al final del túnel. Un estudio de viabilidad poblacional recientemente dado a conocer por WWF calcula dónde se situará el punto de inflexión que permitirá garantizar con seguridad la pervivencia de esta especie.

Sus técnicos estiman que el "hecho histórico" se alcanzará en unos 18 años, cuando, gracias al éxito y la continuidad de los programas de recuperación, los actuales ejemplares se habrán multiplicado por dos y medio o tres. Habrá en España y Portugal entre 3.000 y 3.500 linces en libertad y al menos 750 de ellos serán hembras con capacidad reproductora. Si se confirman estos cálculos y se enfrentan los principales enemigos que ponen en riesgo a los felinos -los atropellos y la caza furtiva con bala, veneno o lazos-, sobre 2040 se alcanzará lo que se denomina oficialmente como Estado de Conservación Favorable (ECF) de la especie. Se podrá considerar fuera de peligro.

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