Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Del paisaje a la mesa: un enfoque necesario para el futuro de la agricultura y ganadería de montaña

Entender cómo funcionan los agroecosistemas de montaña requiere una perspectiva sistémica integradora, clave para entender su pasado, su situación actual y sus posibilidades de desarrollo futuro.

Paisaje agrícola-ganadero de montaña en proceso de abandono
Paisaje agrícola-ganadero de montaña en proceso de abandono
Alberto Bernués Jal / CITA

En las últimas décadas, la evolución de las zonas de montaña en Europa muestra una doble tendencia: intensificación y especialización de la producción en zonas con condiciones agroecológicas y de mercado favorables; y marginación y abandono, en las zonas más remotas y difíciles de trabajar. Ambas tendencias desencadenan la pérdida de bienes públicos de los agroecosistemas de montaña; por ejemplo, degradación del paisaje agrario, pérdida de biodiversidad, aumento de riesgos ambientales como los incendios forestales... En paralelo, las nuevas relaciones sociales, económicas y comerciales entre zonas urbanas y rurales han provocado en estas últimas pérdidas de población y un continuo deterioro económico y social.

Hasta la fecha se han aplicado dos estrategias principales para revertir esta situación, las políticas públicas (en particular el pilar 2 de la Política Agrícola Común) y las iniciativas de mercado, basadas en las características específicas de calidad de los productos de montaña (productos alimentarios de calidad ligada al territorio) y los servicios (turismo fundamentalmente). Sin embargo, estas soluciones no han sido suficientes para detener la degradación sociodemográfica y ambiental en las zonas rurales en general y en las montañas en particular. ¿Por qué? Entre las múltiples razones, por un lado, los subsidios que compensan los ingresos de los ganaderos y agricultores no incluyen objetivos ambientales concretos y, por tanto, la provisión de bienes públicos no es rentable ni atractiva para los productores. Por otro, la diferenciación de calidad basada en el origen y la calidad intrínseca de los productos es limitada y, por ello, también los mercados.

Desde el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón proponemos un enfoque ‘Del paisaje a la mesa’ (‘Landscape-to-Fork’) que supere el convencional ‘De la granja a la mesa’ (‘Farm-to-Fork’), para (re)conectar los agroecosistemas de montaña con los consumidores y los ciudadanos, basándonos en el concepto de servicios ecosistémicos (beneficios directos e indirectos que las personas obtienen de la naturaleza). Este marco amplía el concepto ‘de la granja a la mesa’, que se refiere a las etapas desde la producción hasta el consumo de alimentos y servicios, para integrar también la estructura y los procesos de los ecosistemas en las cadenas de valor y en el diseño de políticas agroambientales. Así, se amplía el análisis desde las explotaciones individuales a la suma de estas, poniendo el foco en cómo se integran e interaccionan en conjunto con el paisaje.

Proponemos una doble estrategia público-privada que, por un lado, evalúe el impacto de las políticas existentes en la resiliencia socioeconómica y ambiental de las zonas de montaña, teniendo en cuenta la gran diversidad ambiental y socioeconómica, y proponga nuevos instrumentos que mejoren la provisión de bienes públicos a la sociedad al tiempo que mejoran los medios de vida rurales. Y que, por otro lado, diseñe nuevas cadenas de valor para productos y servicios primarios de montaña que vinculan paisajes y ecosistemas de montaña multifuncionales con consumidores y ciudadanos. Así, se pondría en práctica el concepto de servicios de los ecosistemas en las condiciones del mundo real, vinculando los (agro)ecosistemas (paisajes de montaña multifuncionales), la agricultura y la silvicultura, las prácticas de manejo, las nuevas cadenas de valor, las expectativas sociales y las políticas públicas.

Este marco es especialmente adecuado para analizar, comunicar y demostrar el papel que la producción y el consumo de las producciones de montaña pueden desempeñar en la conservación de la naturaleza en estas zonas. Se trata de igual prioridad a los servicios de aprovisionamiento (principalmente bienes privados como carne, leche o madera, los que principalmente se consideran en el paradigma imperante) y los servicios de regulación (bienes públicos como la regulación del ciclo del agua), culturales (la conservación de tradiciones o el valor estético del paisaje) y biodiversidad (asociada a sistemas agrícolas sostenibles ligados al territorio). Esta aproximación permite aprovechar las sinergias entre las cadenas de valor de productos y servicios y la provisión a largo plazo de bienes públicos, y que se integren en instrumentos políticos innovadores y eficientes.

Marco conceptual de los sistemas sociales-ecológicos complejos aplicado a las zonas de montaña europeas.
Marco conceptual de los sistemas sociales-ecológicos complejos aplicado a las zonas de montaña europeas.
Figura adaptada a partir de Martin-Collado y colaboradores (2019) por Joséphine Lachasse

Sistemas sociales-ecológicos acoplados

Son el elemento central del enfoque ‘Del paisaje a la mesa’, un concepto que integra disciplinas biológicas, económicas y sociales, considerando el contexto biofísico, socioeconómico y político en el que tiene lugar la producción primaria y la evolución de los agroecosistemas de montaña. Es un marco integrador que considera los procesos biofísicos, como la producción agrícola y forestal, los actores sociales –ganaderos, agricultores, silvicultores, consumidores– y las instituciones (normas, reglas). La consideración de las interacciones complejas y dinámicas entre estos componentes a diversas escalas (espaciales, temporales y organizativas) permite comprender mejor los problemas y encontrar soluciones efectivas.

Nuevas cadenas de valor

En un marco de análisis ‘Del paisaje a la mesa’, los productores primarios –ganaderos, agricultores y silvicultores– y sus regímenes y prácticas de manejo agrarias y forestales ocupan un lugar fundamental. La ganadería y la silvicultura pueden considerarse intermediarios que modifican el flujo natural de suministro de servicios de los ecosistemas a través de las prácticas de manejo implementadas. La explotación ganadera, agrícola o forestal conecta el agroecosistema con los consumidores y la sociedad en general. Por un lado, las explotaciones se benefician del aprovisionamiento de servicios ecosistémicos (por ejemplo, forrajes) y dependen de servicios como la regulación del clima, la fertilidad del suelo, la disponibilidad de agua, etc. para obtener alimentos y otros insumos. 

Por otro lado, el ganadero o silvicultor implementa diferentes regímenes y prácticas de manejo que pueden alterar la estructura y el funcionamiento del ecosistema. Su objetivo puede ser, por ejemplo, intensificar el sistema para aumentar la producción de carne, a expensas de la prestación de otros servicios ecosistémicos, al tiempo que aumenta su impacto negativo sobre el medio ambiente. O, alternativamente, los productores primarios pueden perseguir el aprovisionamiento de alimentos y otros servicios ecosistémicos como paisaje, biodiversidad... (agricultura multifuncional). La modificación de los regímenes de gestión y de las prácticas ganaderas, agrícolas y forestales en las explotaciones dependerá en gran medida de los estímulos públicos (medidas agroambientales o ecoesquemas) y privados (precios justos de mercado en cadenas de valor diferenciadas), pero también de circunstancias tan determinantes como disponibilidad de mano de obra, perspectivas de continuidad de la explotación o las percepciones y objetivos subjetivos de los productores y sus familias.

El último componente de este marco de análisis es el consumidor y, en general, la sociedad. Entre las principales tendencias de consumo futuro de alimentos en Europa encontramos el vínculo de la calidad con la forma en que se obtiene el producto, las preocupaciones sobre la salud y la seguridad, el creciente interés por las experiencias de consumo y las preocupaciones por los derechos de los animales y el medio ambiente.

En un mercado que se fragmenta, los productos primarios (incluidos los servicios turísticos) se diversifican en respuesta a demandas ‘éticas’ que cubren una creciente diversidad de estilos de vida de los consumidores. Esto abre una oportunidad para productores dispuestos a pasar de la producción ‘a granel’ estándar a productos diferenciados y de mayor valor agregado. Desde una perspectiva de cadena de valor, la industria debe tratar de comprender las demandas tangibles e intangibles de los consumidores con respecto a los productos alimentarios (y turísticos) y luego traducirlas en sistemas alternativos de producción, procesamiento y distribución para responder a estas demandas éticas. Además, estas nuevas cadenas de valor basadas en el concepto de servicios ecosistémicos pueden responder a las preocupaciones sociales sobre cómo se producen los alimentos y cómo funciona el sistema agroalimentario en su conjunto.

Por último, existen factores que influyen en el resto de los componentes del socio-ecosistema y las interrelaciones entre ellos. Por un lado, los decisores políticos son responsables de establecer el marco jurídico y las políticas en términos de desarrollo rural, esquemas ambientales, conservación de la biodiversidad, mercados, calidad alimentaria y normas de seguridad, entre otras. Por otro lado, otros factores generales como el cambio climático, los mercados de insumos y productos, las tendencias sociodemográficas, los estilos de vida y tendencias de los consumidores o las innovaciones tecnológicas determinan la forma en que funcionan los agroecosistemas, los sistemas de producción y la sociedad, ahora y en el futuro. 

Para la producción primaria en las zonas de montaña los retos sociodemográficos como la falta de sucesión agraria, el envejecimiento de la población rural en general y los ganaderos en particular, el desequilibrio de género o la dificultad de encontrar mano de obra especializada son fundamentales.

Alberto Bernués Jal y Daniel Martín-Collado Departamento de Ciencia Animal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y del Instituto Agroalimentario de Aragón IA2 (CITA-Unizar)

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