Tercer Milenio

Ciencia ciudadana

La ciencia ciudadana que protege la biodiversidad: cómo los bichos diagnostican la salud de los campos

A través de la recogida de datos en campo, los agricultores pueden entender qué practicas ayudan a proteger la biodiversidad agraria.

El Observatorio de Biodiversidad Agraria se encarga de obtener observaciones que ayudan a conocer la 'salud' de los campos.
El Observatorio de Biodiversidad Agraria se encarga de obtener observaciones que ayudan a conocer la 'salud' de los campos.
Fundación Global Nature

Nuestro campo, ese campo tan expuesto a sequías, lluvias copiosas, con agricultores y ganaderos bajo tanta presión, es un tesoro que alberga una fauna y flora de la cual dependemos mucho más de lo que imaginamos. La biodiversidad agraria se enfrenta al desafío de la intensificación y degradación del paisaje agrario y a los aprietos de un cambio climático que azotará más fuerte en España que en otros países de Europa. Las cifras son alarmantes, con dramáticas reducciones en el número de insectos o la pérdida de espacios naturales, entre otros daños. Y aquí la ciencia ciudadana puede tener un papel importante para dar un vuelco a esta tendencia.

En este contexto nació el Observatorio de la Biodiversidad Agraria (OBA), una propuesta de Fundación Global Nature, con financiación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, que nace con el propósito de que la ciudadanía, ya sean agricultores, aficionados o expertos, pueda ayudar a conocer el estado de la biodiversidad del mundo agrario y entender qué practicas nos ayudan a protegerla, a través de la recogida de datos en campo.

La agricultura y ganadería siempre ha tenido un papel fundamental como protectoras de la biodiversidad, y no es casualidad. Es importante entender que la biodiversidad que puebla un campo de cebada, una finca de almendros o un prado ayuda al agricultor. Pongamos un ejemplo: los polinizadores son necesarios para cerca del 70% de os cultivos. Si hubiéramos de ponerle precio, los beneficios de la polinización se estiman entre 178 a 436 mil millones de euros. Por ello, existe una necesidad de diagnosticar el estado de la biodiversidad en el medio agrario. Nuestra estrategia consiste en centrarnos en algunos grupos clave, polinizadores, fauna del suelo, flora y paisaje, que actúan como sensores. Estos bichos son sensibles a cómo se gestionan las parcelas, ya que nos hablan de la calidad del suelo, de control biológico y otros servicios ecosistémicos, pero también de la calidad de su entorno.

Para poder recoger observaciones de todo el país, contamos con métodos sencillos y baratos explicados en detalle, guías que ayudan a familiarizarse con los grupos de bichos más importantes y una aplicación desde la que cualquier usuario registrado puede aportar datos. Todo ello se puede encontrar en la página web.

Más de 50 parcelas en siete provincias españolas

Necesitamos una red de aliados para conseguir el objetivo del Observatorio de la Biodiversidad Agraria. Hasta la fecha, contamos con más de 50 parcelas en siete provincias españolas: Valencia, Alicante, Castellón, Toledo, Cáceres, Lérida y Madrid. Se trata de parcelas en contextos geográficos y climáticos muy diferentes, y de cultivos variados, incluyendo regadío y secano, frutales, pastos, cereales, huerta, olivar o almendros, entre otros.

En este camino, contamos con observadores tales como agricultores, estudiantes, sindicatos agrarios o cooperativas, pero también con colaboradores científicos como el Museo Nacional de Ciencias Naturales y otros investigadores y expertos que nos han ayudado.

Sumando observadores casuales y otros más dedicados, a partir del conjunto de los datos, se ha analizado qué tipo de prácticas ayudan a la producción y a la biodiversidad en varios contextos locales. Fruto de ello, se ha podido comparar entre manejos diferentes, intensidad de labranza y tratamientos fitosanitarios, el efecto de setos y otras infraestructuras ecológicas. Con prometedores resultados, queremos seguir muestreando en los años próximos, para poder estudiar las tendencias y los impactos en el medio agrario en un plazo mayor.

Pero, además de ser una herramienta de custodia, tiene un gran potencial para sensibilizar, tal y como ha ocurrido en centros educativos en Castilla la Mancha y Comunidad Valenciana. Como las dos sesiones de formación que se realizaron en el IES la Garrigosa (Meliana, Valencia) para los alumnos del grado en Técnico en Producción Agroecológica. Por otro lado, todo un proyecto educativo nuevo, basado en el OBA, se está desarrollando en institutos de Castilla la Mancha.

A día hoy, el OBA sigue creciendo, incorporando nuevos observadores. Participar es tan sencillo como darse de alta como usuario y salir a campo a observar. Te invitamos a hacerlo a través de nuestra web.

Guillermo Ramírez Técnico ambiental en la Fundación Global Nature, en proyectos de preservación de la biodiversidad agraria, adaptación al cambio climático y de reducción de huellas ambientales en el sector agroalimentario. Agricultor aficionado

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis

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