Baltasar Garzón: "El fascismo también se puede disfrazar de comunismo"

"Creo en la bondad, si tengo presente la figura de mi madre no puedo pensar mal del género humano", ha señalado el jurista.

Baltasar Garzón durante la presentación de su nuevo libro, 'La Indignación Activa'
Baltasar Garzón durante la presentación de su nuevo libro, 'La Indignación Activa'
Efe

Condenado en su día por el Tribunal Supremo y 'absuelto' recientemente por el Comité de Derechos Humanos de la ONU, Baltasar Garzón, a sus 66 años, sigue luchando por una reparación que le restituya como magistrado. Sus preocupaciones políticas las resume en 'Los disfraces del fascismo', un libro donde este jienense alerta sobre la capacidad de camuflaje de los totalitarismos. 

¿De todos los disfraces del fascismo, cuál es el más peligroso?

Aquel que lo pueda llevar a dominar políticamente un país, ya sea a través de la ultraderecha o de otro tipo de ideología que niegue la democracia.

Porque el fascismo también se puede disfrazar de izquierda...

Uno de los disfraces del fascismo es el terrorismo. También se puede ocultar bajo una supuesta ideología comunista, como Putin, a quien algunos llaman comunista pero para mí comparte una ideología fascista.

Solicitó la detención de Pinochet. ¿Solicitaría la de Putin?

Si tuviera jurisdicción, que no la tengo, por supuesto, no hay distinción. Pero yo nunca he sido justiciero, aunque periodísticamente se me titulara así. Claro que también se me llamaba juez estrella y cosas de esas.

¿La excesiva politización deslegitima la justicia?

-Sin lugar a dudas. Y este es uno de los disfraces del fascismo. Para participar de esa ideología no hace falta que uno se ponga una camisa negra. Existe un gran déficit en nuestra democracia y es que las decisiones judiciales se dictan, pero, qué narices, hay que explicarlas. Muchas veces ni se entienden.

A usted se le ha considerado un juez muy politizado.

Que me hayan intentado instrumentalizar, sí, pero la mejor demostración de que no he sido un juez politizado es que los golpes me han venido de izquierda, derecha, arriba, abajo, por detrás y por delante.

¿Cómo ha visto la gestión del regreso del rey emérito?

Rematadamente mal. Pero legalmente ni se tendría que haber ido. Tendría que haber dado una explicación y no la que nos daba en los discursos de Navidad. Yo me los he leído todos y te pones un poco colorado de vergüenza ajena.

A usted lo inhabilitaron por prevaricación, pero supongo que también se declara inocente.

¿De aquello? Claro. Absolutamente. A veces la justicia es injusta. Pero el organismo máximo de defensa de los derechos humanos de Naciones Unidas por unanimidad me ha dado la razón, ha dicho que la sentencia era parcial y arbitraria.

¿Fue duro dejar de ser juez?

Sí, fue duro. Es como si a ti te eliminan de ser periodista y crees que es una grave injusticia. No es igual que te despidan a que te traten de eliminar. Pero yo sé de qué va esto. A mí a lo mejor muchos querían ajustarme alguna cuenta que otra.

Tras vérselas con casos de corrupción y crímenes de lesa humanidad, debe de tener un concepto pésimo del ser humano.

Procuro ver la bondad. Si tengo presente la figura de mi madre no puedo pensar mal del género humano. Ella es una mujer de principios y convicciones. Por eso le dedico el libro.

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