Entrevista

Joaquín Reyes: "Un poco estomagante sí que soy"

"Lo más chanante que he oído es que los dinosaurios hacían un sonido parecido a las gallinas", dice el cómico manchego.

Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y Arturo Valls presentan la película Camera Café en el ciclo La Buena Estrella
Joaquín Reyes.
Toni Galan

Aunque su bigote no resulte muy convincente, él se declara orgulloso de llevarlo. «A mí todo lo que me tape la cara me favorece». Lo cierto es que el humor entre cazurro y posmoderno de Joaquín Reyes es inseparable de su vis cómica. A sus 47 años, este licenciado en Bellas Artes sigue evocando los tiempos de 'La hora chanante' y se considera parte de una propuesta colectiva, la de «intentar hacer un humor diferente». Pero hace tiempo que vuela solo. Su show actual se titula 'Festejen la broma' y es un monólogo. Lo representará en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao del 27 al 29 de mayo.

- ¿Alguna vez le ha caído mal su público?

- Alguna vez me ha pasado que no conectaba con él, sobre todo al principio. En estos casos huyes hacia delante. Intentas ver lo que necesita... Aunque Ignatius dice que si la actuación va a ser mala, que sea la peor, ja, ja, ja.

- ¿Contar chistes de pedos no es caer muy bajo?

- Qué va. La escatología forma parte de nuestro humor. Lo que pasa es que debes combinarlo con humor inteligente. Al final la receta tiene que quedar equilibrada.

- Se tira 100 minutos monologando. ¿Siempre habla por los codos?

- Siempre he sido muy charlatán. Y ahora he aprendido a escuchar, que también tiene su cosa.

- ¿Es un padre tan estricto como presume en su show?

- Tengo un chiquillo y una chiquilla adolescentes. Y soy partidario de marcarles límites. Pero alguna vez que les echaba bronquillas decían: 'Vaya, en casa del herrero cuchara de palo'. En mi familia nos reímos mucho de nosotros mismos.

- ¿Le sugiere alguna broma el regreso del rey emérito?

- Qué lástima, pobrecico. Si es que se aburría muchísimo en Abu Dabi, porque allí regatas no hay. La pregunta es por qué decidió irse. Es muy sintomático que saliera por patas. Que en sus últimos años fue corrupto es vox pópuli. Y eso ya es una mancha. Lo dice un manchego.

- La comedia es sorprender. ¿A usted qué le descoloca?

- ¿A mí? Los pies de foto del '¡Hola!'. Me encantan. Me parece que ahí hay comedia.

- Participó en un programa titulado 'Salvar Eurovisión'. ¿Qué le opina del 'Chanelazo'?

- Aquel programa lo hice con Raffaella Carrá, que en paz descanse. Grandísima. Fue el año que participó Chikilicuatre. Chanel me encantó. La letra de la canción es un disparate, no aguanta un análisis, está claro. Pero me molestan más las canciones de reguetón cantadas por hombres que cosifican a la mujer. A mí me gustaba más la propuesta de Rigoberta Bandini, pero Chanel es maravillosa, llena el escenario. Debería haber ganado.

- ¿Su humor ha chocado alguna vez con lo políticamente correcto?

- La sociedad avanza, el humor ha cambiado y hay bromas de hace veinte años que ya no hacemos. Tú como cómico tienes que estar de acuerdo con tu discurso. Y si crees que una broma se va a malinterpretar y no es tu intención hacer sufrir, no la hagas.

- Dicen que su humor tiene un poso melancólico.

- Soy un sentimental. Cada vez soy menos cínico y creo que eso se nota en lo que hago.

- ¿Qué es lo más chanante que ha aprendido últimamente?

- Que los dinosaurios no rugían, que hacían un sonido parecido a las gallinas. Imagino que los graznidos eran tremendos.

- ¿Hay algo en lo que siga siendo un gandul?

- Si tengo que hacer una mudanza se me abren las carnes. El sábado de la semana pasada ordené mi armario y luego me dio fiebre. Me tuve que encamar.

- ¿El cómico tiende a sentirse un extraterrestre?

- Yo creo que me río de lo mismo que todo el mundo. Pero sí, los cómicos tenemos un punto raro. Para empezar porque trabajamos haciendo reír.

- Suelen tener fama de sosos en la vida real.

- Hay cómicos sosos, hay cómicos serios, hay cómicos atormentados y también amargados. Pero a mí me gusta reírme y que me hagan reír. No necesito ser el centro de atención.

- Pues hay mucho cómico egocéntrico.

- Síííí... Los cómicos son insoportables. Yo intento no serlo. Pero estomagante sí que soy un poco.

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