"Mandar se me da muy bien según mis hijos"

Aitana Sánchez Gijón ha recurrido a su registro más implacable para interpretar a 'La jefa', el primer largometraje de Fran Torres.

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Aitana Sánchez-Gijón.
FERNANDO VILLAR

Sigue irradiando esa mezcla de dulzura y firmeza que la acompaña desde que debutó a los 16 años. Pero a sus 53, Aitana Sánchez Gijón ha recurrido a su registro más implacable para interpretar a 'La jefa', el primer largometraje de Fran Torres. «El guion apostaba más por el género, un thriller psicológico. Pero hablé con el director y le dije que me interesaba darle la vuelta y hacer que fuera una historia de personajes», explica la actriz.

- ¿Eso de intentar influir en los directores lo dan los años?

- Yo siempre hago una atenta lectura de lo que me están proponiendo y tomo notas. Además, este es el primer largometraje como director de Fran y para mí era importante saber que íbamos a estar en el mismo barco.

- ¿Y no será que es usted un poco 'jefa'?

- Bueno, je, je... Con el tiempo, los años y la experiencia la verdad es que no tengo pelos en la lengua. He aprendido a ser muy asertiva. Pero también porque he tenido que lidiar con proyectos deficientes, me he tenido que comer muchos marrones.

- ¿Y qué tal se le da mandar?

- Mis hijos te dirían que estupendamente, ja, ja, ja... Es verdad que soy bastante líder a la hora de tomar las riendas, muy proactiva. No me puedo quedar de brazos cruzados, soy de agarrar el timón. Pero me gustaría creer que así como mi personaje utiliza el poder en su propio beneficio de forma manipuladora, yo no soy así. La autoridad hay que ejercerla sumando, haciendo equipo, sabiendo escuchar.

- ¿La tiranía tiene sexo?

- No, no lo tiene. Lo que me gusta de esta historia es no tener que abundar en el hecho de que sea una mujer la que ejerce el poder. Son comportamientos humanos que nos definen de una manera global, universal.

- ¿Su papel le ha hecho reflexionar sobre la gestación subrogada?

- Sí, es un tema que me genera mucho conflicto porque en principio me produce bastante rechazo. Lo de utilizar la pobreza, usar a la mujer como una vasija... Todo ese discurso es el que me brota de primeras. Pero luego resulta que hay personas en mi entorno que han sido padres o madres de esta manera. De repente ahí veo amor, veo niños felices... Y ahí el juicio se me va.

- Hablando de hombres y mujeres que ostentan el poder, acaba de haber un mano a mano en Francia...

- Qué alivio, por Dios, qué alivioooo...

- Se refiere al resultado.

- Evidentemente. Es que la sombra de la ultraderecha va cogiendo cada vez más terreno. Y cuando veas las barbas de tu vecino pelar pon las tuyas a remojar. A mí me da mucho miedo. Y aquí ya hemos empezado, ya están compartiendo gobierno. A través del lenguaje quieren tergiversar realidades, como la violencia machista que ahora es violencia intrafamiliar, la xenofobia, la homofobia... Eso es el ir hacia el fascismo.

- Por eso a Macron muchos le han votado, aunque sea con la nariz tapada.

- Que le voten como quieran. Yo también he tenido que ir a votar muchas veces con la nariz tapada, pero eso es lo que tiene la democracia. No votas al mejor sino contra el peor.

- Suelen decir que con la edad se hace uno más conservador. ¿Es su caso?

- No. Igual voy perdiendo fuelle. Pero aunque no tengo certezas absolutas ni me siento poseedora de la razón, sí creo llevar una línea bastante coherente desde que empecé a tener conciencia de la sociedad en la que vivo.

- Una sociedad plagada de comisionistas...

- Madre mía, es terrorífico. Me parece lamentable. Aquí repartiéndose el pastel y en muchos casos a costa del sufrimiento ajeno.

- ¿A estas alturas está de vuelta de algo?

- Creo que estoy empezando a estar de vuelta de necesitar demostrar. Estoy empezando a sentirme bien con lo que soy. Ya lo he demostrado todo, ahora lo que me toca es ser y hacer.

- ¿Fantasea con la jubilación de aquí a unos años?

- No, no, no, de ninguna manera. Ni siquiera ahora con la gira de 'Malvivir', que me deja agotada, se me ocurre. Es que además vivo de esto y no te creas tú que... La máquina tiene que seguir funcionando. Hay que pagar muchas facturas, je, je...

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